I’m not proud, I was wrong and the truth is hard to take
I felt sure we had enough but our love went overboard
Lifeboat lies lost at sea I’ve been trying to reach your shore
Waves of doubt keep drowning me…
Lessons in love – Level 42
La semana pasada, en el Congreso local de Aguascalientes, se aprobó una iniciativa impulsada por facciones conservadoras con la que se ha pretendido “proteger la vida desde la concepción hasta la muerte natural”, y que –en términos prácticos- se traduce como una posible antesala jurídica, tanto para criminalizar la interrupción del embarazo, como para cancelar la vía legal hacia la eutanasia. Esta votación colectó los números apenas necesarios (18 de 27 diputados), y estuvo contaminada desde fechas anteriores por el amago y la extorsión electoral que estas facciones conservadoras dirigieron al cuerpo legislativo.
La aprobación de la iniciativa importa poco en sí misma; ya que es previsible que la Suprema Corte de Justicia de la Nación declare inconstitucionalidad (otra vez) en la labor del congreso local, además de que esa aprobación no puede contravenir lo que está garantizado en la Norma Oficial Mexicana 046. Sin embargo, el mecanismo y el contexto de la aprobación sí importan, ya que revelan el estado actual de los grupos de presión en la localidad, y de la composición ideológica de carácter regresivo con la que se dan estos procesos legislativos.
Durante la sesión legislativa en la que se votó la reforma, destacó penosamente la participación de un integrante de la cámara. Ni la persona, ni su trayectoria, ni su filiación partidista ameritan ser recordados, pero sí el contenido de su rústica alocución, ya que –en su carácter de representante popular- es comprensible que esa perorata sea también representativa de las taras que todavía persisten en una parte de la sociedad que ha sido damnificada del fracaso educativo, de difusión del pensamiento crítico, y de concientización del diálogo empático como mecanismos de coexistencia social.
El discurso del representante legislativo (ocho minutos llenos de los clichés y los lugares comunes propios de quien no ha tenido ni la voluntad, ni el alcance, ni el cultivo para entender las opresiones estructurales basadas en el género) destaca más que por su vulgaridad, porque su contenido se encuentra en las expresiones de las personas que todavía no han empatizado con la necesidad social de las maternidades deseadas. Así, este señor ofreció su participación (como profesor que es) como “lecciones” que dictó a “las feministas”. Dedicamos esta columna a cotejar tales perlas.
Primera lección. Mediante una paráfrasis al popular “filósofo de Güemes”, se hace una analogía con la que equipara a un embrión con una falange de la mano dentro del recto de otra persona; esta rústica escatología la utiliza para decir que la mujer no tiene potestad ni sobre el embrión ni sobre el proceso de gestación. Podemos dar por vista esta “lección”, luego de que la distinción entre existencia humana y existencia potencial ha sido históricamente discutida y discernida con bastante suficiencia. Ya si se tienen dudas sobre esto, Google es vuestro amigo.
Segunda lección. Arguye que el aborto no es libre porque “alguien no eligió”, en referencia a los embriones de los embarazos no deseados, y recurre al patetismo de referirse a estos embriones como “los seres más inocentes de una sociedad”. Del mismo modo, y sin entrar al engorro bizantino para definir ontológicamente la existencia, los embriones no son seres humanos, ni están en la dimensión del ejercicio electivo, por una simple razón: carecen del desarrollo neurológico que les permite experimentar la conciencia y la existencia. Es decir, no son, no existen como humanos.
Tercera lección. Es una queja sobre lo que llama “Las Estructuras Verticales”, y que podemos entender como las dinámicas del voto corporativo del sistema político mexicano, en las que existe el chantaje electoral de un grupo sobre un partido, con la finalidad de presionar para que la clase política obedezca a los intereses de grupo, a cambio de no castigar en las urnas a esa fuerza partidista. Es decir, justo lo que hicieron públicamente las facciones conservadoras sobre los legisladores locales, y que fue obedecido sin chistar por el folclórico personaje en comento.
Cuarta lección. El personajazo alude que hay suficientes métodos anticonceptivos, por lo que la mujer no debe hacer “marchas desnuda pidiendo legalizar la muerte de uno que no tiene la culpa de tu descontrolada calentura”. Un párrafo es insuficiente para desmenuzar esta joya de la estulticia y la ignorancia. Nada tiene que ver la maternidad deseada con la “calentura”; y la educación en salud sexual y reproductiva, así como el acceso a ésta, son un privilegio en amplios sectores poblacionales en nuestro país. “Argumento” tan chato, ignorante, y moralino, como quien lo dice.
Quinta lección. Dice que las mujeres que buscan los mecanismos para la interrupción legal del embarazo deberían –en vez de eso- realizarse una histerectomía; es decir, la extirpación del cuello uterino, del útero, de los ovarios, o de las trompas. Aquí, ni elegancia, ni sutileza. No se ha entendido que las mujeres deben tener la potestad y el derecho para elegir el momento y las circunstancias en las que quieran la maternidad. El no querer ser madre hoy, no debe implicar que mañana se impida con un mecanismo tan agresivo como la histerectomía.
Sexta lección. En este “argumento” se le hizo un engorro con el que dio testimonio de su incapacidad para entender a la existencia como un fenómeno contingente. Entonces, para disimular que no entendía sobre la contingencia, comenzó a ensayar frases sobre la genealogía de las personas (no de todas, sólo la suya propia, la de su esposa y la de sus suegros, tampoco dábamos para tanto) y terminó con el chabacano remate de “ni una persona menos”, en referencia a que no le gusta que las mujeres decidan sobre el embarazo no deseado.
Séptima lección. Hizo una analogía en la que quiso equiparar el mensaje de la canción de El violador eres tú, del Colectivo Las Tesis, pero poniendo la interrupción del embarazo en lugar de violación, y en lugar de la víctima de abuso sexual a un hipotético feto diciendo “la culpa no era mía”. Es comprensible que este rústico pensamiento prevalezca entre las personas que se conmovieron con los patéticos videos provida en los que un feto de 35 semanas dice “épale, mi piernita”, antes de ser sacado con fórceps. La realidad es otra.
Octava lección. Con supina ignorancia sobre el principio de progresividad en los derechos humanos, y con una miopía total ante el reconocimiento jurídico que tiene la mujer como potestad sobre sus derechos sexuales y reproductivos (tema que avanza en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, y en gran parte del mundo libre), esta “lección” augura que los altos tribunales darán la razón a esta reforma legal regresiva, como si a la misma legislatura local no le hubieran ya dado “palo” jurídico en la corte con otros temas, como el PIN Parental.
Novena lección. El partido al que pertenece este orador fue famoso por su postura para reformar la ley y permitir la pena de muerte en México. Ante esta disonancia cognitiva, resolvió aleccionar que no existía ninguna contradicción entre penalizar el aborto y pedir muerte a criminales, dado que “los delincuentes ya no son humanos, sino monstruos”, e insistió en que los pobres bebés son los miembros más inocentes de una sociedad. Curiosa gente que deshumaniza a las personas que existen, pero humaniza a las que no. Así, terminó diciendo “Sí a la vida”.
Esas fueron sus “lecciones” dictadas desde la tribuna legislativa ante un tema que pone a nuestra entidad en el atraso. La democracia es una grave responsabilidad ciudadana. Si la sociedad no se toma en serio a la democracia, corremos el riesgo de empoderar a personajes que ni entienden, ni quieren entender; y que trabajan no por la ciudadanía, sino por el cálculo político electoral que les permita enquistarse en el poder. Los representantes sociales son una muestra estadística de la sociedad. Si esta mentalidad es lo que estadísticamente nos representa, estamos muy perdidos.
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