En la actualidad, ya nada es privado y, gracias a la pandemia muchos se han vuelto hacia el comercio informal. Ahora hay microempresas y emprendedores por todas partes, los encontramos en la calle y en redes sociales.
El día de ayer transité por una calle que hacía meses no recorría, pude notar que aumentaron de ninguno a 5 puestos ambulantes de comida. Lo mismo sucede en las redes sociales encontramos anuncios de negocios de todos los giros, unos más especializados que otros, pero finalmente, micronegocios.
Con los avances de la tecnología y la oferta sobre expuesta tenemos la mayor parte de las cosas que deseamos o necesitamos con un solo clic. La comida para perros, los helados, la ropa, las bebidas todo está en las redes sociales y se lleva a domicilio, cada una de esas “tiendas virtuales” están en nuestra casa mientras vemos sus productos y nos atrevemos a probarlos.
Uno de los problemas con la oferta en redes sociales es la propiedad intelectual, pues algunos emprendedores, no muy éticos, se piratean parcialmente o completamente las ideas de otros.
Por increíble que parezca algunos microempresarios no saben que hay que registrar su marca, productos y servicios además de que esto se hace en diferentes instancias. Existe pues, el desconocimiento y también la confianza de que no les robaran la idea, concepto o bien, hasta el logotipo.
La propiedad intelectual, según la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), “se refiere a las creaciones del intelecto: desde las obras de arte hasta las invenciones, los programas informáticos y otros signos comerciales”, por lo que podemos proteger lo que creemos (así sea un servicio) regional, nacional o internacionalmente.
En un grupo de mujeres emprendedoras en el que participo, la semana pasada varias empresarias comenzaron a quejarse de que habían encontrado sus diseños en otras páginas y a nombre de otra persona, pedían que se respetara el diseño y concepto por lo que una abogada le sugirió que, lo registrara para poder tomar acciones legales ante los ladrones de propiedad intelectual cibernéticos.
Imaginemos que Disney o Apple no hubieran tenido un registro en la OMPI de sus productos y servicios, claro está que existe la piratería, pero por lo menos se puede tomar acción legal ante un caso de plagio.
Cuando Apple hizo su registro de propiedad intelectual del Iphone tuvo que especificar todos los materiales, procesos, diseños y posibles versiones de este de manera pública, pero esto no significa que por ello se pueda piratear sino todo lo contrario, es la muestra de que ese modelo de teléfono y posibles diseños similares le pertenecen a Apple y nadie más lo puede crear.
Ahora bien, la propiedad intelectual no es para siempre por lo que cada determinado tiempo se tiene que estar renovando, siempre hay que estar alerta de que el tiempo no se nos pase.
¿Es costoso? Podría ser, pero el retorno de inversión es lo que nos garantiza que vale la pena que lo hagamos.
Lo más recomendable es no sacar ningún producto o servicio al público sin antes haberlo registrado y podemos incluir el esquema de negocio también, para que estemos bien protegidos y nadie nos copie.
El plagio en redes, aunado con la publicidad engañosa, lo vemos todo el tiempo; salones de belleza que muestran cortes o tinturas tomadas de Pinterest, con marca de agua de los negocios originales y con la superposición del logotipo de quien lo suplanta, lo mismo ocurre con muchos otros servicios.
Así que, además de invertir en registrar nuestra marca y productos también es necesario el poner nuestra marca de agua en las fotografías o diseños que utilicemos, pero, de manera que si la eliminan el producto se vea incompleto. Si son listos para robarse conceptos es importante entonces ser astutos para proteger de lo que vivimos.
No vamos a entrar en cuestiones de ética, pues siempre encontraremos alguien que juegue chueco, pero por lo menos sabemos que tenemos el sustento de poder apelar a nuestro favor y hasta tener una remuneración económica por el plagio.
No importa si lo que su creatividad llevó a producto es una figura de chocolate que se rompe con un martillo, lo importante es que, si ve después 20 ofertas similares, casi iguales y su publicidad en boca de otro usted pueda apelar legalmente para que le paguen por su idea o mantenga la exclusividad, como a usted le convenga más.
Muchos productos o servicios se ven afectados y hasta cierran por la piratería así que piense en protegerse ante cualquier escenario que se presente cuando emprende.
En su emprendimiento actual o en el próximo no olvide registrar su empresa, logotipo, marca en el Instituto Mexicano de Propiedad Intelectual para que registre siguiendo las instrucciones no sin antes consultar si lo que usted prospecto no existe o hay algo similar.
Recuerde, apoye su economía y la social no tomando ideas ajenas prestadas, registre sus emprendimientos y sea cauteloso con lo que oferta en redes sociales, sin registro o marca de agua en sus publicidades, pues también da pie a que sus imágenes sean usadas en negocios ajenos.
Laus Deo