Habilidades del docente universitario del siglo XXI - LJA Aguascalientes
21/11/2024

Durante la semana del 8 al 12 de febrero se celebró “La Tercera Asamblea Ordinaria del Sistema Estatal para el Fortalecimiento de la Educación Media y Superior” en Aguascalientes. Hay que reconocer la iniciativa del Instituto de Educación de Aguascalientes (IEA) por la integración de este sistema con el que se pretende impulsar la pertinencia educativa en el Estado. En lo personal, agradezco al director de Educación Media Superior y Superior, Mtro Gustavo Martínez, por haberme invitado a participar en el panel: “El rol y liderazgo del docente”, junto con la mtra. Marthelena Guerrero, el dr. Jorge Guillén, y como moderadora, la mtra. Cristina Niño de la Selva. Todos son excelentes profesionales de la educación y me sentí muy a gusto compartiendo espacio y opiniones acerca del docente.

Hablar sobre los profesores es tan interesante y tiene tantos matices que el tiempo de casi dos horas no fue suficiente para ninguno de los cuatros. Se cuestionó sobre el papel del docente del siglo XXI; sus nuevas funciones y responsabilidades; el perfil del educando; el entorno digital en el que desempeña su trabajo; cómo dignificar la labor del maestro y muchas otras cuestiones, todas lo suficientemente importantes como para haber dedicado una semana entera a ellas. Es por ello que aprovecho este espacio para profundizar un poco más en el tema. 

Es evidente que la sociedad actual tiene diferencias notorias con respecto a la de hace algunos años debidas en su mayor parte al gran avance tecnológico que se ha tenido. La educación, como un bien social que es, también ha sufrido modificaciones que aún no acaba de digerir y que, para variar, la mantienen a la zaga de dicho desarrollo.

El docente no puede desvincularse de estos cambios y se ha visto obligado a salir de su zona de confort para navegar entre el desarrollo tecnológico, los nuevos contenidos y metodologías y el perfil de un educando al que no le resulta nada fácil motivar. Por si fuera poco, el sector productivo y social le ha encargado que lo prepare en las llamadas, habilidades blandas (habilidades interpersonales, trabajo en equipo, empatía, tolerancia a la frustración etc.) porque los estudiantes actuales tienen muchas cualidades, pero necesitan desarrollar otras que le serán de gran ayuda en el mundo laboral y en su desempeño social. Todos sabemos que un estudiante bien instruido encontrará trabajo con facilidad, pero las habilidades blandas le servirán para mantenerlo. 

Hace 10 años era inconcebible que un profesor de universidad se preocupara por desarrollar las habilidades blandas en su clase, pero hoy es consciente de la importancia que tienen y de que debe y puede hacerlo sin que ello afecte la materia que imparte. Por tanto, al profesor le toca también la tarea de ayudar al educando a transitar por el nuevo contexto educativo, al tiempo que él mismo se construye para adaptarse a un perfil diferente de alumno y a unas circunstancias tecnológicas y de conocimiento, también nuevas.

Para lograrlo necesitan estar muy comprometidos con su profesión, ser inspiradores y poseer unas competencias básicas, que les permitan desenvolverse y poder ayudar a sus educandos. En mi opinión, las más importantes serían: 1. Conocimiento profundo de la disciplina que deben impartir, manteniéndose permanentemente actualizados. 2. Una amplia cultura general. Que les guste leer, que aprecien el arte, la música y otras manifestaciones culturales y que se preocupen por cuestiones sociales y del medio ambiente, entre otras. 3. Preparación pedagógica, ya que la mayoría ha descubierto el fascinante mundo de la enseñanza de una manera circunstancial, pero necesitan ese apoyo metodológico. 4. Ser excelentes comunicadores, que les permitan transmitir la información, motivar, lograr un ambiente de respeto en el aula y tener mucha empatía con sus alumnos, a los que ahora tendrá que atender de manera personalizada. 5. Adquirir las competencias tecnológicas, si no las tiene, o seguir ampliándolas si ya las domina, para que las utilicen didácticamente en el aula. 6. Conocer y comprender al alumno del siglo XXI, para que pueda existir un diálogo de entendimiento. 7. Desarrollar las competencias de creatividad e innovación y aquí la principal fuente serán sus propios alumnos, además del estudio, la lectura y la investigación. 

Pueden existir otras muchas competencias, pero creo que estas siete, bien dominadas, serían suficientes para poder llevar a cabo su tarea con estos jóvenes que han nacido y viven inmersos en un ambiente tecnológico y que esperan un aprendizaje divertido, rápido, sencillo, práctico y sin complicaciones. Alumnos a los que no les gusta leer y se aburren con facilidad ante una clase magistral. Que tienen cierta tendencia a tirar la toalla ante las dificultades y abandonan los estudios con relativa facilidad, sobre todo por su afán de triunfar rápidamente con actividades en redes sociales. Son algo irreverentes y no les impresiona la autoridad, por tanto necesitan razones para aceptarla sin rebelarse.

Por su parte, los cambios tecnológicos y este perfil de estudiante están presionando al sistema educativo para que haga un replanteamiento de los contenidos de un currículum que debiera ser flexible; para que se desarrollen metodologías que favorezcan el aprendizaje activo; para que el docente sea capacitado ad hoc con los tiempos, que no pierda su actualización y pueda marchar al ritmo que seguramente le exigirán sus alumnos y el propio desarrollo tecnológico. Son épocas de cambio e incertidumbre y hay que obrar en consecuencia. 

 


@PetraLlamas 

https://www.maestrapetrallamas.com/


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