Estrategas/ Bajo presión - LJA Aguascalientes
22/11/2024

La elección del 2021, ya todos lo sabemos, es la elección más grande en la historia del país, el número de cargos en disputa, la infraestructura que tendrá que instalarse a lo largo del territorio nacional, la cantidad de partidos políticos participando, los aspirantes y candidatos… suma de la que difícilmente se puede dimensionar en su totalidad. Con esa información se intenta dar seguimiento a lo que está ocurriendo para poder participar de la mejor manera, y entre más se observa es mayor la necesidad de dividir el escenario nacional en pequeños fragmentos, entender este proceso electoral como la suma de millones de decisiones que se toman desde lo local.

Sin embargo, esa visión, entender que el 2021 son miles de comicios en los que participan fuerzas diferentes con las mismas reglas en territorios distintos, no parece estar en quienes diseñan las campañas, al menos no para Aguascalientes; siguiendo los intercambios y entrevistas de los estrategas de campaña, invariablemente se minimiza al electorado local, con el pretexto de que “gente buena” está en el escudo de armas, se justifican que traten a la ciudadanía como inocentes, menores de edad.

No falta quien antes de dar un consejo sobre cómo realizar una campaña, intente dar el charolazo de su experiencia, indicando que participó en elecciones de a de veras, en entidades federativas con millones de habitantes, donde todos son más desconfiados y el porcentaje de votos que representan para el país sí es relevante.

Tampoco quien se asume como un militar avezado en la estrategia que contempla los mapas distritales haciendo cálculos, cuando lo más cerca que ha estado del movimiento de tropa alguna es un juego de mesa, a esos les encanta decir que la campaña se gana en el territorio, mano estrechada es igual a voto ganado.

Ni el cínico prófugo del marketing que a las ideas antepone el producto, son los creativos que piden fotografías con guantes de box a los aspirantes o piden que le blanqueen los dientes al candidato, con la mirada puesta en cómo se va a ver el espectacular antes de lo que se va a decir.

Está también el analista científico que no se tienta el corazón ante las necesidades sociales porque sabe descifrar las encuestas, se basa en que los números no mienten y calcula detenidamente encuesta tras encuesta, en su frialdad omite que hay peras y manzanas, mezcla encuestas con sondeos, en su arrogancia apuesta a que puede ganarle al algoritmo para terminar peleándose en Facebook, como cualquier hijo de vecino por un like.

El licenciado, por supuesto, que se las sabe de todas todas en materia electoral y promete con base en los cálculos de la última enmienda de los institutos electorales, ese que más allá de que las acciones afirmativas, las reglas para la paridad, equidad, las cuotas LGBTIQ+ y discapacidad estén elaboradas para cumplir con los derechos de las personas, lo acomoda a la interpretación de sus prejuicios y de los tribunales, ¿la elección?, eso ya pasó, lo importante es ganarla ante un magistrado, sin importar en qué instancia.

El viejo marino que navega todavía en el océano de las ideologías y sólo mueve las velas de izquierda a derecha de acuerdo a lo que olfatee en sus libros antiguos, ese lobo de mar que presume qué cicatriz le dejó a Moby Dick o que el arpón que lleva la ballena se lo impuso en los tiempos en que era posible un partido aplanadora y considerar a las doñitas, esas líderes en mandil, la base de su fuerza social.

Estrategas hay por montones, capitanes por montones, lo que no alcanzo a distinguir es líderes que entiendan que no se puede reducir un proceso electoral a la construcción de una narrativa, a la preferencia por una marca o dejar el peso de todo sobre los hombros de un personaje.


Ahí están todos esos estrategas que no alcanzan a ver que votar se trata de movimientos y causas, de personas eligiendo, que se olvidan que lo más importante no son los candidatos o partidos sino los electores … y, por supuesto, también estamos nosotros, los que podemos opinar porque nuestra boca no paga renta.

Coda. En House of Cards, Francis Underwood indica: The nature of promises is that they remain immune to changing circumstances, creo que tiene razón, sólo que las elecciones ya no se tratan de promesas.

 

@aldan


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Director editorial de La Jornada Aguascalientes
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