El síndrome de Benito Juárez/ Análisis de lo cotidiano - LJA Aguascalientes
24/11/2024

El Síndrome de Benito Juárez lo presentan aquellas personas que son de origen humilde, preferentemente si poseen un rostro con marcados rasgos indígenas y tiene muy arraigada la convicción de que son pueblo y muy orgullosos de sus antepasados prehispánicos. Y por ello, solo por ello, creen tener derecho a ser dirigentes populares o líderes políticos. Recientemente los precandidatos o candidatos a puestos de elección popular han sido muy discutidos por ser personas populares pero no políticamente preparados para desempeñarse como eficientes legisladores. Algunos de estos aspirantes defienden su derecho a ganarse la representación popular por ser humildes y conocidos, solo que olvidan que el Benemérito fue un hombre estudioso, laborioso, que ascendió con base en superación personal, con logros y caídas de las cuales se levantó en base a trabajo y academia. Juárez leía historia, filosofía y política en inglés y francés. Antes de llegar a la presidencia de la República escaló diversos puestos en los cuales se ganó prestigio. Fue reconocido en Estados Unidos, Cuba y todo Latinoamérica donde todavía es recordado en diversos monumentos y citas bibliográficas. Algunos personajes de la política lo han tomado como figura de identificación, como lo hiciera el presidente Gustavo Díaz Ordaz de antecedentes indígenas y oaxaqueños aunque nacido y radicado en Puebla. Durante su presidencia llenó al país con estatuas, bustos, escuelas, parques y calles con el nombre del Benemérito. Convirtiendo a su admirado ídolo en héroe nacional por antonomasia y por decreto. Algunos integrantes del mundo del espectáculo han incursionado ya en la política. Jorge Negrete y Mario Moreno Cantinflas fueron líderes creadores y defensores de la Asociación Nacional de Actores que con ellos vivió sus mejores momentos, logrando conquistas como la jubilación y el asilo llamado Casa del Actor. La primera diputada federal por el PRI egresada de las filas del cine fue María Elena Marqués en 1970, actriz de cine, teatro, televisión, cantante y dueña de una gran cultura. Filmó dos películas en Hollywood gracias a su dominio del inglés. Posteriormente también fue diputado uno de los locutores más conocidos del radio y la televisión León Michel quien fundó la Asociación Nacional de Locutores y fue un excelente defensor del sindicalismo. 

Por otra parte han existido elementos de la farándula que no han dado precisamente lustre a su función pública como la cantante y actriz Irma Serrano, la Tigresa, quien fue diputada y senadora por Chiapas y lejos de beneficiar a su estado se dedicó a provocar escándalos. El expresidente municipal de Cuernavaca y actual gobernador de Morelos, el futbolista Cuauhtémoc Blanco es el funcionario peor evaluado y se ha hecho notar por su incultura y desconocimiento de la historia y la política. La lista ha crecido, ya son varios actores, actrices, cantantes y otros artistas que han llenado de vergüenza y burla los puestos públicos. Y ello volvió a la discusión ahora que reaparecen en los carteles políticos como aspirantes a representaciones populares. No han faltado los defensores que alegan que no es necesario tener preparación, academia ni cultura para hacer un buen papel como político. La historia los desmiente. No se trata del derecho a ser electo, se trata del derecho que tenemos los ciudadanos a ser representados por personas dignas, cultas, honestas y con un equipaje intelectual que nos garantice que harán una función de alta calidad, no un espectáculo de carpa.


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