El negocio redondo de las grandes farmacéuticas - LJA Aguascalientes
15/11/2024

París.- Graves fricciones entre las autoridades europeas y los directivos de Pfizer/BioNtech, Moderna y Oxford/AstraZeneca, empresas que no cumplen con sus compromisos contractuales de abasto de vacunas y perjudican las campañas de inmunización iniciadas en los 27 países de la Unión Europea (UE).

Roces diplomáticos entre Bruselas y Gran Bretaña, nación acusada de beneficiarse de un trato preferencial de Oxford/AstraZeneca y de disponer de vacunas producidas en su territorio pero destinadas a la UE. Contrataque de Bruselas, que lanza un proceso de control de exportación de vacunas fabricadas en la UE para garantizar su distribución exclusiva en la zona comunitaria e impedir su envío al Reino Unido.

Ácidas críticas contra los gobiernos de la UE y la Comisión Europea, que negoció en su nombre con las empresas farmacéuticas por la escasez de vacunas, que contrasta con las sumas gastadas para comprarlas por anticipado.

Indignación creciente ante la omnipotencia de esa industria que pretende dictar su ley a un mundo trastornado por la pandemia de covid-19, imponiendo precios y ritmos de producción.

Llamados cada vez más perentorios para liberar las patentes de la vacuna contra el covid-19 y convertirla cuanto antes en bien público universal.

Más que nadie Hervé Chneiweiss está consciente de las tensiones que causa la crisis del coronavirus en Europa y de la situación aun más apremiante que genera en países de ingresos medios y bajos.

Entrevistado en videoconferencia, el neurobiólogo que dirige un laboratorio de neurociencia del Centro Nacional para la Investigación Científica, de Francia, y preside el Comité de Ética del Instituto Nacional de Salud e Investigación Médica (INSERM), institución gala de referencia en Europa, y el Comité de Internacional de Bioética (CIB) de la UNESCO, explica:

“El pasado 6 de abril el CIB y la Comisión Mundial de Ética del Conocimiento Científico y la Tecnología, de la UNESCO, advirtieron sobre los peligros del repliegue nacionalista sanitario. Lo hicieron en un documento que sentó las bases de una reflexión y de una respuesta bioéticas a escala mundial para enfrentar el desafío de esta pandemia, insistiendo en la urgencia de trascender las fronteras políticas y geográficas y de rebasar diferencias culturales e intereses nacionales de corto alcance.”

–La iniciativa dista de haber prosperado.


–Lo sé. Sin embargo antes de analizar la candente problemática de producción y distribución de vacunas, me parece imprescindible celebrar la fantástica proeza científica y técnica que acaba de realizarse –precisa Chneiweiss.

Y recalca: “En menos de un año, con grandes esfuerzos y también algo de suerte, la comunidad científica internacional logró concebir y elaborar vacunas totalmente nuevas, dos basadas en ARN mensajero, las de Pfizer/BioNtech y de Moderna, y dos basadas en adenovirus, las de Oxford/AstraZeneca y Sputnik V, del Instituto Gamaleya.”

 

Investigación universitaria

–En muchos países estas innovaciones derivadas de la ciencia genómica despiertan reticencia. Mucha gente teme ser objeto de manipulación genética.

–Urge acabar de una vez por todas con esa noticia falsa. La información biológica que circula en el organismo humano lo hace en una sola dirección. Es el ADN que permite producir el ARN y es el ARN que permite producir proteínas. No hay retrotranscripción. No hay marcha atrás. No hay posibilidad alguna de alteración del ADN con las vacunas a base de ARN mensajero o de adenovirus.

–La rapidez extrema con la que se crearon estas vacunas, que usted señala como una proeza, es otro motivo de desconfianza…

–Lo sé. Falta mucha pedagogía. Es capital recordar que tanto las vacunas a base de ARN mensajero como las de vectores virales no surgieron de la noche a la mañana. Hace más de una década que BioNtech y Moderna experimentan ese protocolo para buscar estrategias contra el cáncer, el virus del Ébola o la esclerosis múltiple, entre otras enfermedades. Sus trabajos parten de la investigación fundamental que se lleva a cabo en el campo genético desde hace muchos años, y con todo el rigor científico requerido, en los laboratorios de las grandes universidades.

–¿Estas vacunas “revolucionarias” son fruto de la investigación pública?

–Hoy día más de 90% de la investigación fundamental y de la investigación traslacional (la que se aplica a las primeras fases del desarrollo de un medicamento) se realiza en los laboratorios académicos. Los mayores descubrimientos científicos se dan en estos laboratorios y también en institutos públicos de investigación fundamental.

“En los últimos 20 años las grandes multinacionales farmacéuticas prácticamente abandonaron la investigación fundamental para convertirse en grupos financieros que producen y comercializan medicamentos creados por otros y deben repartir dividendos entre sus accionistas. La vacuna de Pfizer fue concebida por dos brillantes académicos que crearon BioNtech en Alemania y la de AstraZeneca nació en la Universidad de Oxford.

“Todo empezó en 1980 en Estados Unidos con la promulgación de la ley Bayh-Dole que abrió la caja de Pandora al incitar a los investigadores de las universidades estadunidenses a patentar y comercializar sus descubrimientos. Fue como decirles a los académicos: ‘Dejen de encerrarse en sus ensoñaciones científicas y hagan negocios’. El modelo se impuso en 1982 en Francia así como en el resto de Europa.”

“En los hechos ese sistema de patentes desató una dinámica que beneficia exclusivamente a la industria farmacéutica. Primero el investigador patenta el descubrimiento que acaba de hacer en el laboratorio de su universidad. Luego crea una pequeña empresa, una startup –a menudo albergada en la misma universidad– para desarrollar su proyecto que, lógicamente, va a necesitar financiamiento. Le toca entonces recurrir a fondos de capital riesgo o capital emprendedor. Si el proyecto es prometedor, el medicamento deberá ser sometido a amplias fases de ensayos clínicos que resultan muy costosas. Y es cuando intervienen los grandes grupos farmacéuticos.

–Por lo que cuenta, estos parecen estar al acecho de las investigaciones de las startups y de sus resultados.

–Es exactamente lo que ocurre. Les siguen la pista de muy de cerca, en particular gracias a las revistas científicas especializadas en las que las startups publican el avance de sus trabajos.

“Las multinacionales tienen dos opciones. Pueden costear los ensayos del medicamento y en caso de éxito se quedan con él, mientras la startup cobra regalías. En caso de fracaso quiebra la startup y el grupo pierde su apuesta. Centenares de startup desaparecen cada año, pero las que se imponen suelen ser muy rentables. La otra opción consiste simplemente en comprar las startups con todas sus patentes y todas sus moléculas. Estas adquisiciones alcanzan a veces cifras astronómicas”.

–Que tienen repercusiones después en el precio del medicamento…

–Obviamente. En síntesis así es como los grupos suizos Novartis y Roche, el estadunidense Pfizer, el anglosueco AstraZeneca, el francés Sanofi, para citar sólo algunos, lograron controlar el mercado mundial de medicamentos. Contrario a lo que afirman para justificar el alto costo de sus productos, no generan innovaciones, ya que desmantelaron gran parte de sus departamentos de investigación. Su dominio del mercado se basa esencialmente en la compra-venta de pequeñas y medianas empresas de biotecnología.


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