El movimiento anarquista mexicano tiene sus orígenes en la segunda mitad del siglo XIX, pero se fortaleció con el movimiento anti porfirista y posteriormente con la Revolución Mexicana. El grupo que lideró las ideas anarco comunista fue el de los hermanos Flores Magón y el Partido Liberal Mexicano, que difundieron a través de su periódico Regeneración los ideales del anarquismo mundial y mexicano, con fuertes cercanías con el movimiento revolucionario de Emiliano Zapata.
La formación de la Casa del Obrero Mundial en la Ciudad de México en 1914 fue el antecedente de las organizaciones obrero sindicalistas mexicanas que fueron tomando forma y fuerza a partir de ese año.
En Aguascalientes, los movimientos obreros tomaron forma en los trabajadores del Ferrocarril Mexicano, que para entonces sabemos era una empresa fundamental en la vida económica y social del estado. Muchas ideologías circulaban entre los obreros del ferrocarril, entre ellas el anarquismo, liderado por los carpinteros, además del socialismo, el comunismo y hasta el catolicismo social.
Dichos grupos de obreros estaban organizados con el objetivo de incidir en mejoras de las condiciones laborales, pero también con el objetivo de generar a través de la lectura, sea en voz alta para el gremio o de manera individual, consciencia de sí y su trabajo.
El movimiento de carpinteros denominado Unión de Carpinteros y Similares estaba afiliado a la Gran Liga de Carpinteros de los Estados Unidos Mexicanos, que desde 1907 tenía presencia en toda la República. Este grupo al interior de las organizaciones ferrocarrileras de Aguascalientes, fue el que a lo largo de los años destacó como principal promotor de la lectura, la organización, las artes para la educación obrera y la difusión de las ideas a través de sus órganos impresos.
Este grupo de carpinteros y asociados obreros del ferrocarril en Aguascalientes se denominaron “Grupo Cultura Racional” y que al menos desde 1916, iniciaron una serie de publicaciones periódicas, además de folletines y obras de teatro que denotan el nivel de lectura y conocimiento que tenían los líderes obreros, entre los que destacaron Alfonso Guerrero y Miguel Ruiz Esparza.
Para Vicente Ribes Iborra, el único que ha investigado sobre las publicaciones anarquistas en Aguascalientes, el Grupo Cultura Racional eran “un núcleo de obreros cultos y bienintencionados en su mayor parte que aspiraban a hacer partícipes a sus compañeros de ideologías racionalistas que ellos profesaban […] se encaminaban a rescatar a los obreros de la ignorancia en que se hallaban y convertirlos en seres ideológicamente maduros, en librepensadores” (Ribes Iborra, 1980).
Sin embargo, el tipo de publicaciones que hicieran a lo largo de más de diez años demuestra que eran mucho más que sólo un grupo bienintencionado. Estaban lo suficientemente bien organizados para tener su propia imprenta, su propio sello editorial por muchos años, una proeza nada sencilla entre el final de la revolución armada y el sindicalismo mexicano.
Fue tal la importancia de esta editorial obrera anarquista aguascalentense que, además de dar dos nombres a su editorial, primero “Grupo Cultura Racional” y después “Ni dios ni amo”, publicaron más de dos periódicos, obras de teatro y folletos varios de autores anarquistas europeos y latinoamericanos, cercanos en publicaciones a otras organizaciones obreras anarquistas de Europa y América Latina.
Entre las publicaciones periódicas que tuvieron a lo largo de su tiempo de vida de al menos diez años están: Grito Rojo (1918), Horizonte libertario (1922-1926), El anticristo: por el ideal que proclama el Grupo Cultura Racional (1926). La obra de teatro Tierra y libertad: drama revolucionario en cuatro actos y en prosa de Ricardo Flores Magón (1922) y folletines como: El absurdo político del francés Georges Mathias Paraf-Javal, publicado originalmente en francés en 1902 y retomada de la traducción española de 1904, impresa en Aguascalientes en 1920; y, El porvenir de la sociedad humana (1916) de Ángel María Dieppa, un anarcosindicalista puertorriqueño.
En 1925 inauguraron una colección con el nombre de Editorial “Ni dios ni amo”, con la intención de publicar una serie de textos cortos “que […] sea de vivo interés llevar a la clase proletaria, por desarrollarse en ellos ideas y propósitos concebidos en la observación de las múltiples cuestiones que agitan al mundo obrero en sus ardientes luchas por una sociedad mejor”. Iniciaron con la publicación de Organización, agitación y revolución del anarquista español Ricardo Mella. Esta publicación fue muy popular en España y América Latina, siendo reproducida desde 1900 en Chile y posteriormente en Uruguay, para ser impresa por el Grupo Cultura Racional de Aguascalientes en 1925.
En el prólogo a esta publicación, el grupo editorial “Ni dios ni amo” estableció sus objetivos e ideales, llamando a los proletarios a la lectura y prepararse “para la lucha en contra de los tres nefastos poderes: Estado, Capital y Religión”. Definen además su programa de manera enérgica: “Estudiemos, organicemos revolucionariamente a fin de estar en condición de destruir todo lo malo que nos esclaviza, emprendamos la guerra contra todos los altares y los tronos, contra el fantasma divino y sus míseros misterios, contra la propiedad privada, contra los explotadores de la miseria humana, contra todo gobierno llámese como se llame: imperialista, republicano, demócrata o “proletario” Guerra contra todas las dictaduras y contra todos los farsantes” Para concluir: “Salud y anarquía”.
La producción editorial del Grupo Cultura Racional fue muy activa, se publicaron muchos más libros de los antes mencionados y mantuvieron con anarquistas de México, América Latina y Estados Unidos contacto constante. Organizaban puestas en escena, conferencias y actividades encaminadas a la colecta de recursos para apoyar a grupos de obreros en huelgas. Promovieron y apoyaron la organización de mujeres obreras, los discursos de mujeres anarquistas y ese espíritu de lucha finalmente quedó en las organizaciones obreras de Aguascalientes de las siguientes décadas.