Acababa de enviar mi colaboración de El banquete de los pordioseros el pasado jueves 11 de febrero a la dirección editorial de este diario cuando me enteré de la muerte de Chick Corea, ya era tarde para poder cambiar el plan original, y por otro lado, de ninguna manera iba a dejar de lado el aniversario luctuoso del gran músico mexicano Jorge Reyes, así que decidí dejar para la siguiente ocasión, –justo la que generosamente estás ahora leyendo–, mi deseo de compartir contigo mi gusto, fascinación incluso, por el legado musical de Armando Anthony Chick Corea.
Debo aclarar que no pretendo hacer aquí un recuento de su carrera, si acaso un vistazo rápido, ya sabes, esas cosas las podemos consultar en los libros y los más perezosos las pueden encontrar en internet aunque no siempre la información disponible en la red es puntual o cierta, debemos tener nuestras reservas y con el fin de tener un mejor conocimiento sobre algo, en este caso de un músico, es mejor siempre recurrir a los libros, el libro, como la ejecución en vivo de la música, es y será siempre insustituible, la diosa tecnología tendrá que hacer una reverencia y reconocer su incapacidad y limitantes ante estos portentos de la humanidad. En todo caso lo que pretendo es proponerte un punto de vista personal sobre la música de este gran compositor de Nueva Inglaterra y la experiencia de su música.
La primera vez que escuché su música fue justamente en donde trabajo ahora, en aquellos años, te hablo más o menos de 1976, tal vez 1977, era Radio Casa de la Cultura que transmitía con las siglas de XENM, ahora XHNM en los 1320 khz de amplitud modulada, ahora Alternativa 98.1 fm. Esa era la estación de radio que siempre escuchaba mi papá y ahí fue que por vez primera escuché a Chick Corea, de hecho esta frecuencia radiofónica fue muy significativa en la definición de mis gustos musicales.
Te mentiría si te dijera qué fue lo primero que escuché de él, pero sí recuerdo con claridad que fue amor a primera escucha, de hecho fue mi puerta de acceso al jazz, después de Chick Corea vinieron muchas otras cosas, sobre todo Miles Davis. Lo que sí recuerdo con claridad es que fue en uno de los programas que hacía David García en donde lo escuché, David se refería siempre a él como “el consentido” y ya trabajando yo en este lugar, recuerdo con mucha claridad a David parado de espaldas al estante en donde estaban todas las cintas de jazz que estaban todas acomodadas por género musical y eran de carrete abierto, -así se trabajaba en aquellos años-, lo recuerdo diciendo que haría una meticulosa selección para su programa de jazz. De espaldas buscaba con su mano una cinta y la que tomaba era lo que programaría ese día, muy frecuentemente la cinta era de alguna de las grabaciones de Chick Corea, más frecuentemente de lo que podía ofrecer la casualidad.
Poco a poco fui conociendo más su música y no tardó en convertirse en uno de mis favoritos, Chick Corea, Miles Davis y Keith Jarret yo creo que fueron mis tres primeras referencias sólidas en lo que a jazz se refiere, pero definitivamente todo inició con Chick Corea.
Su carrera musical se extiende desde mediados de los años 60, específicamente desde 1966 con su producción Tones for Joan’s bones, y justamente ahí inicia una de las carreras más fértiles en la música en la segunda mitad del siglo XX. Su producción discográfica es prácticamente inagotable y sin duda se trata de uno de los músicos con mayor cantidad de discos, entre producciones en estudio y grabaciones en conciertos hablamos, sin ánimos de exagerar, de un centenar de trabajos discográficos. Yo creo que Chick Corea, Grateful Dead y quizás Frank Zappa son las expresiones artísticas con mayor producción musical.
Entre sus colaboraciones más notables, hay que mencionar, por supuesto, a Miles Davis, Herbie Hancock, Gary Burton, Boby McFerrin, Lionel Hampton, célebres son sus trabajos con el pianista Friedrich Gulda, que como Chick Corea, oscilaba con la misma solvencia entre el jazz y la gran música de concierto. Inolvidable sin duda es su mancuerna con el pianista cubano Gonzalo Rubalcaba y así una cantidad sin fin de célebres nombres en el jazz y la música académica con quienes colaboró Corea.
Estuvo en varias agrupaciones entre las que destacan, por supuesto, Return to Forever, un verdadero dream team del jazz, en la batería estaba Lenny White, en el bajo Stanley Clark, Al Di Meola en la guitarra, Flora Purim en la voz, Chick Corea, por supuesto en el piano e instrumentos de teclado aunque en una primera edición de Return to forever había participado el guitarrista Bill Connors, Joe Farrel en los alientos y una generosa cantidad de músicos que participaron en esta entidad musical.
Otros de los grupos importantes en los que participó Corea son la Elektric band y su consecuencia acústica, Akoustic Band, Origin, Circle y, por supuesto, toda su producción solista que es muy abundante. Especialmente importante, al menos así me lo parece, es su participación como colaborador en la grabación de Miles Davis Bitches Brew de 1970, uno de los discos más importantes e influyentes en el siglo XX.
Chick Corea. Junto a Herbie Hancock y Keith Jarret representan una generación de pianistas que su propuesta musical es un punto de convergencia entre diferentes lenguajes musicales que posiblemente, en algún momento, pudieran haber sido antagónicos. Descanse en paz Armando Anthony Chick Corea.