La pandemia detonó la sobreexplotación de las ofertas en línea, era algo que iba en aumento, pero indiscutiblemente el teletrabajo y la necesidad provocó esto que ahora estamos viviendo.
Hoy en día tenemos ofertas de clases gratuitas, a bajo, mediano y alto costo, para todas las necesidades y gustos, pero con tanta oferta es difícil el poder diferenciar lo que es bueno y prometedor de lo realmente funcional.
Desde hace un buen tiempo todos somos fotógrafos y videastas así que el emprender un curso de “lo que sea” es muy sencillo si tenemos entusiasmo, un teléfono y una red social.
El problema con la saturación de oportunidades educativas en línea es también un abaratamiento de la educación, hablemos, por ejemplo, de los doctorados. Podríamos pensar que un doctorado es una cosa sería, sin embargo, existen ofertas de universidades pequeñas que ofrecen doctorados en año y medio, en línea y con una colegiatura no mayor a los 1,500 pesos sin que puedan, por su valor curricular, ser candidatos a becas de posgrado de programas federales.
Y así encontramos también maestrías, licenciaturas, bachillerato y poco falta para encontrar también la oferta educativa para secundaría, sin referirme, naturalmente a la situación actual.
Pero no es únicamente la “educación formal” lo que nos satura, sino todo lo que tiene que ver con estar en forma, actividades recreativas, ventas y mercadotecnia.
Surgieron los últimos meses un sinnúmero de plataformas que ofertan cursos de y sobre todo que nos podamos imaginar y sin importar el costo nos aseguran que… seremos los mejores sobre el tema o actividad que elijamos pues podremos tener clase con el maestro de maestros.
Muchos de nosotros hemos caído y, en algún momento hemos pagado 4 mil pesos o más por un curso que, al ofrecernos las perlas de la virgen, estábamos seguros que podríamos tener el material por el que pagamos y al final… si tenemos un material (si bien nos fue) de una producción de muy buena calidad, pero con poco contenido. Le ejemplifico, Martin Scorsese, hay una masterclass en línea de él, uno pensaría que podríamos tener acceso a un curso muy especializado y educativo de cine y, no es así, algunos momentos en los videos a los que se tiene acceso no pasan nada y el contenido educativo podría reducirse, quizá a la mitad aunque creo que no por quitar la paja habría un descuento.
Y, esto nos lleva al acceso a los cursos en línea de redes sociales, aunque la fotografía, el video y mercadotecnia tiene su chiste y hay que estudiar ahora hay uno y mil cursos para manejo de redes sociales y estrategia de ventas. La mayor parte de estos cursos no son impartidos por expertos sino por personas que encontraron una oportunidad de negocio.
Entonces, abrimos nuestras redes sociales y las encontramos llenas de publicidad de todo, inclusive los grupos vecinales también se han convertido en grupos de ventas.
El comercio informal es lo que sostiene a muchos en estos tiempos de pandemia y por lo mismo se abarata la oferta. Por ejemplo, una clase de danza en modo presencial costaba 500 pesos mensuales, ahora se oferta por 50 pesos semanales, en línea, con el mismo conocimiento y gastos operativos. Y como el caso de la danza está el de muchas verdaderas agencias de mercadotecnia que tienen que competir con precios de manejo de redes por 150 pesos semanales con imágenes de archivo o marca de agua en las creaciones publicitarias para sus clientes.
Todos necesitamos una forma de subsistir, pero eso no significa que tengamos que perder la inversión de nuestra experiencia, pero también es difícil el sobrevivir ante el bombardeo de ofertas en línea a bajo costo.
Pero no solo estamos sobresaturados de ofertas, sino de contenidos, elegir es difícil cuando estamos expuestos a tanta información y a los algoritmos que pareciera que nos conocen más que nosotros mismos.
Siempre ha sido buena la oferta y la demanda, pero en estos tiempos de pandemia es importantísimo el tener un sello de calidad que distinga no sólo por la materia prima y creatividad sino también calidad y ética.
Por lo demás, quizá también valga la pena el reducir nuestro consumo de redes sociales o desintoxicarnos de vez en cuando pues mire, bien vale la pena, pues así, con la mente más vacía, podremos tener un criterio más centrado para poder elegir.
Si consume las ofertas de la publicidad de las redes sociales protéjase, mire bien si los lugares están recomendados y qué calificación tiene pues, recuerde que su dinero vale e indiscutiblemente la experiencia también es importante en el proceso de compra-venta. Lo mismo sucede en la educación, investigue bien, no se deje llevar por el precio.
Consuma lo local, apoye a la economía social y al mismo tiempo a la calidad para que todos ganemos y perdamos lo menos posible.
Laus Deo
@paulanajber
