De conformidad con lo establecido por el Código de Derecho Canónico, “queda vacante una sede episcopal por fallecimiento del Obispo, renuncia aceptada por el Romano Pontífice, traslado y privación intimada al Obispo”. La diócesis de Aguascalientes se encuentra en esta situación, al haber sobrevenido hace poco más de un mes, el pasado 14 de diciembre, la primera de las tres posibilidades consideradas por la legislación eclesiástica, con el fallecimiento del obispo José María de la Torre Martín, y así permanecerá hasta la toma de posesión del nuevo pastor diocesano.
La ocasión anterior en que ocurrió esta misma situación tuvo lugar en abril de 2007, cuando murió el obispo Ramón Godínez Flores, a cuyas exequias corresponde la imagen, que muestra el momento en que el féretro con los restos del eclesiástico eran llevados a su emplazamiento final en la capilla de Lourdes, en el costado sur de la catedral.
Por otra parte, de los siete obispos que ha tenido la diócesis de Aguascalientes, sólo dos han culminado su episcopado por renuncia: Salvador Quezada Limón (1951-1984) y Rafael Muñoz Núñez (1998-2007). En estos últimos casos, el estatus de la diócesis también ha cambiado al de sede vacante, una vez que el Papa aceptó las renuncias de los prelados, que permanecieron en el cargo en calidad de administradores apostólicos, hasta la toma de posesión de sus sucesores. (La información jurídica se encuentra en https://bit.ly/3sVZ960).
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