Luis Enrique Santiago y Victor Manuel Peña
Una de las recomendaciones básicas para evitar contagios del covid-19 durante la actual pandemia global es “quedarse en casa”. En términos laborales esa recomendación tiene mayores posibilidades de llevarse a cabo por un grupo de empleos muy específico, aquellos que pueden realizar ‘home office’ o ‘teletrabajo’. Dos conceptos que hasta hace poco no eran tan conocidos, pero ahora los escuchamos frecuentemente. Ambos hacen referencia a empleos que pueden utilizar las tecnologías de la información y la comunicación (TICs) para desarrollar sus actividades laborales desde casa. Entre ese grupo de empleos se encuentran, por ejemplo, profesores, abogados, contadores, ingenieros, publicistas, informáticos, diseñadores y algunos artistas. Este grupo de empleos pueden echar mano de las TICs para desarrollar su actividad laboral porque la naturaleza del trabajo que realizan es fundamentalmente ‘intelectual’, de ahí que también sean conocidos como ‘empleos intensivos en conocimiento’. En cambio, otros tipos de empleos que requieren forzosamente la interacción directa con sus clientes (vendedores, personal de atención, estilistas, meseros, comerciantes) o necesitan realizar actividades manuales que tienen que llevarse a cabo en lugares específicos (pintores, albañiles, operarios) no les es funcional el uso de dichas tecnologías. En México, como en otras partes del mundo, los empleos ‘intensivos en conocimiento’ no se distribuyen por igual en el territorio. Existen lugares que concentran mayores o menores proporciones, lo cual podría ser explicado por diversas razones: nivel educativo de la población, orientación productiva de la ciudad o localización geográfica.
La lógica diría que los municipios o ciudades que tienen mayor concentración de empleos ‘intensivos en conocimiento’ serían aquellos con menores niveles de contagios de covid-19 en el país, ya que serían aquellos con la mayor proporción de empleos con posibilidades de quedarse en casa. Con esta última idea en mente, el semestre pasado en la Licenciatura en Urbanismo de la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA) realizamos un ejercicio exploratorio para conocer si existía relación entre los niveles de concentración de empleos ‘intensivos en conocimiento’ y los niveles de prevalencia de casos positivos de covid-19 entre los municipios de México. Aquí resaltaremos dos resultados que nos parecen interesantes. Primero, la proporción de empleos que pueden desarrollar ‘home office’ en el país son reducidas, apenas un poco más de 7%. Esto significa que 93% del empleo formal en el país tiene que realizar actividades laborales que requieren un contacto directo con sus clientes o llevar a cabo actividades manuales, lo cual básicamente les impide quedarse en casa. Segundo, existe una relación positiva entre la proporción de empleos ‘intensivo en conocimiento’ y los niveles de casos positivos de covid-19 entre los municipios del país. Es decir, contrario a lo esperado, la presencia de empleos que pueden realizar ‘home office’ o ‘teletrabajo’ están relacionados positivamente con altos niveles de contagio de covid-19.
¿Por qué ocurre lo anterior? Pensamos en tres posibles hipótesis para explicar nuestros resultados. Una primera posibilidad es que los individuos ocupados en empleos ‘intensivos en conocimiento’ tienen un limitado acceso a las TICs para realizar ‘home office’, lo cual no les permite realizar adecuadamente sus actividades laborales desde casa y los obliga a tener cierta movilidad, incrementando su riesgo de contagios. La segunda posibilidad, es que a pesar de desarrollar una jornada laboral desde casa el resto del día hay posibilidades de salir y es donde ocurren los contagios. Una tercera posibilidad es que se trata de un virus altamente contagioso, el cual podemos adquirir en los lugares menos imaginados.
Los anteriores resultados, a pesar de su carácter exploratorio, permiten darnos cuenta de la complejidad que implica llevar a cabo la recomendación de “quedarse en casa” en términos laborales. Los empleos ‘intensivos en conocimiento’, si bien son una interesante oportunidad para mantener la distancia física durante esta pandemia gracias a las posibilidades tecnológicas que ofrecen, también deben de estar acompañados de estrategias integrales que permitan aprovechar realmente su potencial. Entre tales estrategias pensamos en elementos como el acceso a las herramientas básicas de trabajo y la toma de conciencia individual para llevar a cabo las recomendaciones de higiene y distanciamiento social. Sin duda, es necesario continuar profundizando en el estudio de todos estos nuevos fenómenos sociales que ha traído consigo el covid-19, tarea que estamos realizando dentro de las universidades e institutos de investigación. Finalmente, el estudio completo del que se deriva esta nota, ganador del primer lugar del Seminario de Análisis Regional y Estudios Espaciales organizado por la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México) a finales de 2020, puede ser consultado en el siguiente enlace: https://www.facebook.com/saree.unam/.