APRO/J. Jesús Esquivel
Al ser ungido nuevo presidente de Estados Unidos, Joe Biden proclamó “unir”, “restaurar”, “curar”, “construir” y “ganar” todo lo que desunió, lastimó, destruyó y se perdió con Donald Trump; y entre todo ello, lanzó un primer gesto humanitario para México y los mexicanos.
El martes 20 los estadounidenses y ciudadanos de otras naciones celebraron la juramentación de Biden como presidente y también festejaron el fin de la era de Trump con la anulación de su doctrina de insurrección, aislacionista, racista, autócrata y terrorista.
“Debemos confrontar crecimientos del extremismo político, de la supremacía blanca, terrorismo doméstico y para rebasar estos retos tenemos que restaurar el alma y seguridad del futuro de Estados Unidos que requiere más que palabras y lo elusivo de una democracia: unidad, unidad”, sentenció Biden en su primer mensaje como presidente.
El fin de la era Trump y la intimidación que ejercían sus actos provocó un respiro de alivio al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.
“Los puentes abren paso a la cooperación y al entendimiento”, fue la reacción en Twitter del canciller mexicano Marcelo Ebrard, respecto a las primeras obras de Biden como mandatario y que tienen efecto directo sobre millones de mexicanos.
Órdenes ejecutivas
Entre otras cosas y a cinco horas de haber asumido el poder, Biden firmó 17 órdenes ejecutivas y envió al Capitolio un proyecto de ley para descriminalizar a millones de migrantes mexicanos que viven en Estados Unidos.
El muro fronterizo que Trump ordenó construir sobre la frontera sur de su país y que ofendió al nacionalismo y soberanía de México se congela.
En su decreto sobre la edificación de la muralla fronteriza, que según Trump pagaría México, Biden consideró al proyecto un desperdicio de dinero y suspendió de inmediato el presupuesto para ello.
“Es una pérdida de dinero y desvía la atención de las amenazas genuinas a nuestra seguridad nacional; mi gobierno está comprometido a garantizar un sistema migratorio amplio y comprensivo que opere consistentemente con los valores de la nación”, dice el decreto.
En su libro ¡Oye Trump!, López Obrador la llamó “la muralla fronteriza del oprobio”; ya como presidente nunca le reclamó al hoy exmandatario. Para Biden es un ejercicio equivocado del uso del erario de su país y por eso se suspende.
En un memorando dirigido al Departamento de Seguridad Interior, Biden prohíbe la deportación de Estados Unidos de los más de 1 millón de inmigrantes beneficiados por la llamada Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA).
“DACA refleja un juicio de que estos inmigrantes no deben ser una prioridad para ser removidos con base en cuestiones humanitarias y otras consideraciones, su autorización de empleo les permite a ellos y a sus familias contribuir a nuestra economía”, dictó Biden.
De estos, más de 1 millón de inmigrantes indocumentados beneficiados por la DACA y llevados a Estados Unidos como inmigrantes indocumentados siendo menores de edad por sus padres, familiares u otras personas, unos 650 mil o 700 mil son mexicanos.
A destacar en los primeros actos de Biden como presidente y con incumbencia directa hacia México –y por lo que Ebrard reaccionó de inmediato– está el proyecto de ley que se entregó al Congreso federal estadounidense la tarde del miércoles 20.
Cumpliendo su promesa electoral, Biden presentó para su análisis, debate y eventual votación en las cámaras de Representantes y de Senadores de su país el Acta de Ciudadanía de Estados Unidos 2021, que pretende reformar las leyes de inmigración.
“Establece un nuevo sistema de responsabilidad en el manejo de nuestra frontera (sur), mantiene seguras a nuestras familias y comunidades, y ejerce una mejor administración de la migración a través del hemisferio”, se lee como introducción en el proyecto de ley.
Contra las drogas
Con la falacia de la invulnerabilidad del muro de Trump, Estados Unidos ni detuvo el flujo de inmigrantes indocumentados ni mucho menos el trasiego de drogas, generado por la imparable demanda y la incontenible adicción de sus ciudadanos a cualquier tipo de enervantes.
Más consciente de esta realidad de su país, Biden en su boceto de reforma a las leyes migratorias, regresa al pragmatismo de la tecnología para hacer más expeditos los procesos en la zona limítrofe con México, las inspecciones en los puntos transfronterizos.
Aumenta el presupuesto para infraestructura en los puertos de entrada terrestres, aéreos, marítimos y ferroviarios para mejorar la detección y confiscación de narcóticos sin interrumpir el ingreso legal, ordenado y raudo de personas y de los solicitantes de asilo.
“Autoriza y provee presupuesto para el Departamento de Seguridad Interior, el de Salud y Servicios Humanos, y a organizaciones no gubernamentales para desarrollar directrices y protocolos del cuidado a individuos, familias y niños bajo custodia del Buró de Aduanas y Protección Fronteriza”, propone Biden.
Para el combate al trasiego de drogas ilícitas y a los cárteles del narcotráfico y organizaciones del crimen organizado involucrados, todos, también en el tráfico humano, Biden otorga mayores facultades y poder a las agencias federales de su gobierno.
El FBI, la DEA y el Departamento de Seguridad Interior (DHS) tendrían un rol más significativo que el que tienen ahora en la frontera sur.
“Amplía las investigaciones, recolección de información de inteligencia (espionaje internacional) y análisis en concordancia con el Acta de Designación de Narcotraficantes Extranjeros Significativos”, sostiene.
En términos concretos el proyecto del presidente es que la DEA, el FBI, DHS y el Departamento del Tesoro designen –sin consideración o evaluación con países extranjeros– amenazas de seguridad a ciudadanos de otras naciones involucradas en el narcotráfico.
“El proyecto de ley requiere al FBI, a la DEA y al DHS en coordinación con el Departamento de Estado mejorar y ampliar sus actividades trasnacionales en contra de pandillas, cárteles del narcotráfico y redes criminales”, enfatiza el plan del presidente Biden.
El mandatario también generaría acciones que implicarían decisiones a tomar por parte del gobierno de López Obrador con base en que, por amenazas y presiones de Trump, en México se desplegó a la Guardia Nacional en las fronteras sur y norte para detener el flujo migratorio de centroamericanos.
Con Biden Estados Unidos entregaría a El Salvador, Guatemala y Honduras 4 mil millones de ayuda para abordar las causas del flujo migratorio, a fin de financiar programas para reducir la corrupción, la violencia y la pobreza extrema en esos países.
Revive las políticas de asilo quitando la responsabilidad al gobierno mexicano de hacerse cargo de los peticionarios centroamericanos quedándose en México los meses y hasta años que tomaría la resolución a sus pedidos bajo las razones y circunstancias que lo justifiquen.
“El proyecto restaura el balance y equidad a nuestro sistema de inmigración al darle a los jueces y adjudicadores la discreción de revisar casos y otorgar ayuda a los individuos que los merezcan”, plantea Biden a los demócratas y republicanos del Capitolio.