No te quiere viva/ Por mis ovarios, bohemias  - LJA Aguascalientes
24/04/2025

quien vive de contar muertas no te quiere viva

Leonor Silvestri

 

Estefanía Silvestre y María Belén García son oficialmente las primeras dos víctimas de feminicidio en Aguascalientes en el 2021. En torno a sus asesinatos han surgido nuevas violencias que las revictimizan a ellas, a sus familias, y que colocan a las mujeres en los mismos estigmas, discriminaciones y violencias de siempre.

Nada nuevo, en realidad.

Un vicefiscal que cataloga de crimen pasional el feminicidio de Estefanía, un perito o reportero de nota roja filtran las fotografías del cuerpo y el rostro María Belén; la Fiscalía difunde información que funciona para activar la sinestesia cerebral o retórica, se unen dos sensaciones de forma desproporcionada: ves una fotografía y escuchas los gritos y sientes terror, hueles la sangre, el semen y el miedo, sientes cómo te arrastran del cabello por la terracería y las piedras del camino te raspan y se encarnan en tus piernas y torso y brazos. Desesperas por la falta el oxígeno, no puedes gritar y todo se vuelve negro. 

O te espantas o te burlas. En redes sociales el escarnio es de lo peor. Se traduce a una violencia misógina que no le importa erradicar a los organismos que se visten de naranja los días 25 de cada mes.

También en redes proliferó 1) culpar a las víctimas, señalarlas de putas, de delincuentes, de viciosas, cuando para morir asesinada, víctima de feminicidio, no importa ninguna de esas características más que ser mujer. 2) restarle calidad de víctima a Estefanía y María Belén y depositarla en los dolientes usuarios de redes sociales que con lamentos vanos, clasistas y discriminadores piden a gritos likes por mostrar su dolor.

Con la información difundida, estas serían las causales para clasificar como feminicidios estos dos asesinatos, según el Código Penal de Aguascalientes:


  1. Exista o haya existido entre el activo y la víctima una relación de parentesco por consanguinidad o afinidad, de matrimonio, concubinato, noviazgo, amistad o cualquier otra relación de hecho;
  2. A la víctima se le hayan infligido lesiones, mutilaciones o signos de haber sufrido tortura, previas o posteriores a la privación de la vida; 
  3. El cuerpo de la víctima sea expuesto, depositado o arrojado en lugar público;
  4. La víctima se hubiere encontrado en estado de gravidez.

Después de dos años de despreciar la violencia que viven las mujeres, el gobierno de López Obrador difunde el texto La violencia feminicida en México: aproximaciones y tendencias, lo que parece ser un intento por buscar una solución entre las múltiples soluciones en materia preventiva para Erradicar la Violencia de Género, locución que podemos encontrar en leyes, reformas, incisos, aparatos inservibles para describir, otra vez y exclusivamente eso, describir, el sobreanalizado fenómeno de la violencia de género.

El texto ofrece más datos y números que ya nadie lee, ya nadie atiende, ya nadie le pone nombres a las cifras: En 2019 se registraron en México 971 presuntas víctimas de feminicidio y 2,862 presuntas víctimas de homicidios dolosos de mujeres, es decir, solamente en 25.3% de los casos de asesinatos se abrió una carpeta de investigación considerando las razones de género, como feminicidios, esto sin considerar los suicidios. 

O una definición que nadie atiende: Los feminicidios son la manifestación más extrema de los actos sistemáticos de violencia contra las mujeres y las niñas por el hecho de ser mujeres. Una constante de estos asesinatos es la brutalidad y la impunidad que los acompañan. Estos crímenes constituyen la negación del derecho a la vida y de la integridad de las mujeres.

Pretensiones institucionales que poco o nada se llevarán a cabo: sustentar e impulsar el diseño de políticas públicas para la erradicación de la violencia feminicida, así como para orientar y evaluar las medidas y acciones actualmente en marcha. 

Palabras clave que no dicen nada: ESTABLECER, REALIZAR, ANALIZAR, FIJÓ, EXHORTÓ, IDENTIFICAR, CONDENAR, ASEGURAR, GARANTIZAR, OBLIGACIÓN, PODERES, PROTECCIÓN, REFORMA, LEY, PENAL, PLATAFORMA.

“Aplicando los estándares más elevados de derechos humanos y con perspectiva de género”, ¿dónde? ¿Quién habla hoy de los derechos humanos de las mujeres con hechos en las manos? ¿Quién deja a un lado un ridículo y simple discurso en favor de las mujeres si con eso pierde todo el beneficio de nombrarse feminista? ¿Quién sabe qué es perspectiva de género cuando lo único que ahora se pide son cuotas de género para no hacer nada por las mujeres del estado, como las diputadas del Congreso de la Paridad, como las servidoras públicas?

Todas quieren romper el techo de cristal para subir, pero ninguna jala y protege a las otras, a las que vienen detrás. ¿Qué grado de complicidad y responsabilidad tienen las mujeres en el poder, junto con sus compañeros hombres, en todos los Poderes, en cada feminicidio que se pudo prevenir, en cada violencia que se sigue cometiendo?:

“[…] la mayoría podían haberse evitado: cuando, frente a actos de violencia previa a su muerte, las mujeres pidieron ayuda y no hubo una respuesta; cuando lejos de ser escuchadas fueron revictimizadas; cuando acudieron a servicios médicos, en ocasiones de urgencia, para ser atendidas por lesiones físicas o de naturaleza sexual, y su situación no fue notificada a los servicios de procuración de justicia y por tanto no se dictaron medidas cautelares para protegerlas de sus agresores; cuando decidieron acudir a denunciar violencia a esos mismos servicios luego de ser abusadas física o sexualmente y las autoridades no les brindaron protección; cuando desaparecieron y las autoridades no actuaron con la diligencia debida y perdieron horas valiosas para rescatarlas de los agresores y las revictimizaron actuando con prejuicios y estereotipos de género […]”.

Tal vez esperan que les demos las gracias por legislar los 40 o 50 años que pasarán en prisión los feminicidas, si es que el aparato de justicia hace bien su trabajo, si es que no hay impunidad. Aunque se sigan asesinando mujeres, aunque las familias sufran, las madres lloren, la sociedad se descomponga, la justicia es traducida por un puñado de ineptos en 50 años de prisión.

“Los asesinatos de mujeres suelen cometerse con crueldad, utilizando medios que pueden prolongar el dolor, producir sufrimiento y lesiones vejatorias y degradantes mediante el sometimiento y el uso de la fuerza”. 

Escuchas al vicefiscal decir ‘Estefanía’ y sientes el dolor de un golpe, la hoja fría con el que te cortan pedazos de músculos, que se desgarra tu piel, el calor de tu sangre, como sientes que deja de latir tu corazón que un momento antes palpitaba fuertísimo de miedo, cómo te arrancan más que tu vida.

El texto gubernamental vuelve a explicar patrones de vejaciones y armas y modus operandi de los asesinatos, porcentajes de mujeres estranguladas, ahorcadas o sofocadas, ahogadas, quemadas o golpeadas. Repite lo que insiste la ONU desde el 2013 y que nadie ha atendido: “la violencia contra la mujer es ‘un problema de salud global de proporciones epidémicas’” que debe obligar al Sector Salud a responder ante estas violencias, lo cual, por supuesto, no sucede hasta los ataques. No hay profilaxis para esta epidemia.

¿Quién es el responsable de decirle a la cara a las familias de Estefanía Silvestre y María Belén García y a las mujeres que el Cedaw recomienda al Estado mexicano “Adoptar medidas para mejorar los servicios de apoyo para las mujeres y las niñas que son víctimas de la violencia”?

 

@negramagallanes


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Tania Magallanes

Jefa de Redacción de LJA. Arma su columna Tres guineas. Fervorosa de lo mundano. Feminista.

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