APRO/Beatriz Pereyra
A cambio de 400 boletos por partido, un palco y 70 millones de pesos prorrateados en 10 años, el gobernador de Sinaloa, Quirino Ordaz Coppel, cedió el uso del estadio de futbol, que costó 700 millones de pesos, al club Mazatlán FC, propiedad de Grupo Salinas-TV Azteca, del empresario Ricardo Salinas Pliego, el segundo hombre más rico de México.
Mediante un contrato firmado el 22 de julio último –cinco días después del inicio del Torneo Guardianes 2020 y siete semanas después de que la directiva del club tomó posesión del flamante inmueble–, el gobierno de Sinaloa cedió a la empresa Atlético Morelia, SA de CV, el derecho exclusivo para administrar, usar, explotar y comercializar el estadio, no sólo para la realización de partidos de futbol, sino para celebrar conciertos, eventos masivos, culturales, artísticos y de cualquier otra índole.
“Para efectos meramente aclaratorios, cabe señalar que todos y cualesquiera ingresos que se generen como fruto y resultado de las actividades y acciones de administración, explotación, mantenimiento, mejoramiento y comercialización, incluyendo, sin limitación, la comercialización y explotación del nombre o naming del estadio serán para el beneficio exclusivo del Mazatlán FC, sin que el gobierno del estado o algún tercero tenga derecho a recibir cualquier clase de participación, retribución o compensación económica respecto de éstos”, se indica en la cláusula séptima.
Según el documento, este derecho es una decisión “expresa e irrevocable” del gobierno estatal.
Aunado a los 700 millones de pesos que costó edificar el inmueble, que descansa sobre un terreno de 10 hectáreas y está ubicado en Avenida Múnich, Fraccionamiento Pradera Dorada, en la ciudad de Mazatlán, cuando las partes firmaron el contrato el estadio tenía una capacidad para 20 mil 60 espectadores, pero el gobierno del estado incluyó unas cláusulas en las que “declara y garantiza que la capacidad final será para hasta 25 mil espectadores” y que, a más tardar, cuatro meses después del acuerdo también instalaría pantallas gigantes, sistema de sonido, internet inalámbrico, sistema de alumbrado, sala de prensa equipada, circuito cerrado de cámaras de vigilancia y localización, cableado de fibra óptica, así como los elevadores.
Hay más: el contrato también establece que, 15 días hábiles después de la firma, la empresa que administra al Mazatlán FC “tomará posesión legal y material de un terreno que el gobierno pondrá a su disposición, previa aprobación del equipo”, que estará en las inmediaciones del estadio y deberá tener las condiciones requeridas para “implementar y estructurar, a través de la construcción de un Centro de Formación de Fuerzas Básicas, su metodología de trabajo que permita promover el desarrollo de futbolistas profesionales”.
Asimismo, el club de futbol propiedad del Grupo Salinas-TV Azteca, a través de Benjamín Salinas Sada, hijo de Salinas Pliego, se beneficiará con el otorgamiento de todo tipo de contratos de exclusividad, como la venta de bebidas –incluyendo las alcohólicas– y alimentos, artículos de cualquier tipo, venta y explotación de espacios publicitarios, la instalación de locales o zonas de venta en el interior y en el exterior del estadio, y podrá bautizarlo con el nombre de un patrocinador.
Un contrato “virtuoso”
El estadio, al cual los fanáticos han apodado Kraken, está dividido en cuatro secciones: graderío bajo, con capacidad para 10 mil 353 espectadores; palcos, para mil 107 personas; graderío superior, para 8 mil 600 fanáticos, y la zona del palco presidencial, palco para la directiva y la cabina de transmisiones. Estas cifras corresponden a la capacidad al momento de la firma del contrato.
El estadio cuenta además con 499 cajones de estacionamiento, 184 en el sótano y 315 en el exterior.
¿Qué recibirán los sinaloenses a cambio de que el equipo de futbol de Benjamín y Ricardo Salinas juegue en el estadio por el cual el gobierno federal pagó 400 millones de pesos y el estatal 300 millones sólo para edificarlo?: La promesa de que los niños y jóvenes con talento para el futbol sean reclutados y que más personas se interesen en este deporte.
“El equipo se compromete a establecer escuelas de futbol de categorías infantiles y juveniles en la ciudad de Mazatlán para fomentar el talento local, el desarrollo, apoyo al futbol profesional en todas sus categorías para incentivar la práctica deportiva e impulsar a los jugadores que tengan potencial para llegar al futbol profesional a través de clínicas, programas, visorías y capacitación.
“Las escuelas deberán iniciar a más tardar dentro de los 60 días hábiles siguientes a la firma del contrato y deberán realizar esfuerzos comerciales para que funcionen durante los 10 años que dura el contrato”.
Los 400 boletos de “la zona general”, que representan 1.6% del aforo total del estadio, serán destinados “a propiciar la asistencia de deportistas locales, niños y jóvenes de bajos recursos, así como para personas vulnerables”. El equipo proporcionará al gobierno este el boletaje y será el responsable de repartirlo.
El confinamiento por la pandemia del covid-19 no evitó que el equipo de futbol de los Salinas vendiera los abonos para el Torneo Guardianes 2021 que arrancó el viernes 8.
Sin contar con el permiso de la Liga MX, sin importar que el semáforo estuviera en color naranja, según el mapa disponible en la página de la Secretaría de Salud del gobierno federal, y sin que la Secretaría de Salud del estado de Sinaloa hubiera dado su autorización, el Mazatlán FC anunció que jugaría con un aforo de 40% su partido ante el Necaxa, correspondiente a la jornada 1 de dicho torneo.
De hecho, con base en lo que informó la Secretaría de Salud estatal, tanto el Mazatlán FC como la Liga MX despacharon comunicados donde dijeron que Sinaloa sigue en amarillo, lo cual no concuerda con el mapa.
La venta de abonos se inició desde los últimos días de diciembre y a partir de los primeros días de enero los compradores podían descargarlos en la aplicación de la empresa boletomóvil.
Este es el único equipo de la Liga MX que acepta fanáticos en su estadio. A pesar de las disposiciones del gobierno federal de que sólo con semáforo amarillo se debe permitir el ingreso a eventos deportivos, es prerrogativa de los gobiernos estatales autorizar la venta de boletos para el ingreso del público a los escenarios deportivos.
Un palco para Quirino
Durante el Torneo Guardianes 2020, tanto el Mazatlán FC como el Necaxa vendieron boletos para algunos juegos como locales. Ni en este ni en el pasado torneo el gobierno de Sinaloa obsequió boletos a la población.
En el caso del estado de Sinaloa, las autoridades de salud permitieron que los cuatro equipos de beisbol de la Liga Mexicana del Pacífico –Algodoneros de Guasave, Cañeros de Los Mochis, Tomateros de Culiacán y Venados de Mazatlán– jugaran a puerta abierta la temporada 2019-20, que actualmente se encuentra en su fase de playoffs.
Asimismo, el gobierno del estado autorizó la realización de la Serie del Caribe, que tendrá lugar en Mazatlán del 31 de enero al 6 de febrero y en la cual participarán equipos de República Dominicana, Venezuela, Panamá, Puerto Rico y Colombia.
¿Qué gana el gobernador priista Quirino Ordaz Coppel –un declarado fanático del futbol, al igual que sus hijos, e hincha de las Águilas del América– por haber utilizado los recursos públicos del estado de Sinaloa para construir un estadio de futbol exprofeso para partidos de Primera División?: Un palco que incluye dos pases de estacionamiento.
Según el convenio, la idea de construir con recursos públicos un estadio de estas características tiene como finalidad “generar un atractivo turístico y ofrecer a los aficionados espectáculos de nivel internacional para desarrollar los valores deportivos locales en el futbol”.
En el contrato se indica que Mazatlán FC invertirá durante los 10 años de la vigencia del mismo acuerdo, 70 millones de pesos a razón de por lo menos 10% anual hasta completar la cantidad.
El dinero se aplicará en el mejoramiento y operación del estadio, en el terreno para acondicionar el Centro de Formación de Fuerzas Básicas y en el desarrollo de las escuelas de futbol en la ciudad y en el estado, de lo cual deberá informar y acreditar anualmente ante la Secretaría de Obras Públicas.
“La infraestructura y el equipamiento realizado con la inversión permanecerá en el terreno en el que se edifique y pasará a formar parte de la propiedad del gobierno a la conclusión del presente contrato”.
En el documento se estipula que los gastos habituales para el mantenimiento interior y exterior de todas las áreas del estadio no entran en ese monto y el equipo se hará cargo de ellos.
Asimismo, el Mazatlán FC deberá pagar los impuestos federales, estatales y municipales, así como los recibos del consumo de energía eléctrica, derecho por consumo de agua potable y uso de la red de alcantarillado.
La seguridad interior durante los actos deportivos, artísticos y culturales la contratará la empresa Atlético Morelia, SA de CV, “pero el gobierno estatal asume la responsabilidad de brindar sin costo los servicios de seguridad pública que se requieran” y la administración del estadio deberá obtener, también de manera gratuita, “el apoyo de la autoridad municipal, a efecto de que le otorguen servicios de seguridad pública suficientes y acordes a los eventos que organice”.