- Mientras el gobierno minimiza la violencia intrafamiliar durante el encierro, los homicidios de niñas y niños a manos de sus familiares crecieron 26% en todo el país, tras la llegada de Covid-19.
A mediados de octubre pasado, una madre confesó haberle dado veneno a su hijo de un año y tres meses. Tras ser cuestionada por la policía, la joven de 16 años dijo que lo hizo porque llevaban tres días sin comer. Las autoridades acudieron al lugar de los hechos luego de que vecinos hicieran una llamada de auxilio al 911.
El homicidio de Jesús no es el único que ha ocurrido en México durante la pandemia. La prensa ha registrado que al menos 54 niñas y niños han sido asesinados por algún familiar.
De acuerdo a un análisis de los registros de prensa realizado por EMEEQUIS, esto supone un aumento del 26% de los homicidios respecto a 2019, año en que se localizaron 43 crímenes contra menores de 15 años.
Así es posible encontrar casos como el del padre que asesinó a cuchilladas a su pequeña de un año y dos meses en Sonora, aquel del padrastro que mató a palazos a una pequeña de cuatro años en el Estado de México, el del tío que le disparó a su sobrina de 10 años en Puebla y el del adolescente que acuchilló a sus dos primos en la Ciudad de México.
Estas historias apenas dan luz sobre un grave problema de salud pública: el maltrato infantil que, como lo reveló esta revista digital en su investigación #MatarAUnHijo, es la causa detrás de que cada dos días un niño sea asesinado a manos de un familiar, en sus hogares o directamente por maltrato.
Pese a esto, el gobierno mexicano se ha rehusado a reconocer que los hogares son los lugares más inseguros para niñas y niños, un viejo problema que no ha sido atendido ni con ampliación de presupuesto ni con políticas públicas de prevención y atención que, con el tiempo, se ha acrecentado con la Covid-19.
GOBIERNO MINIMIZA LA VIOLENCIA
A los tres meses de haber llegado la pandemia de forma oficial al país, el presidente Andrés Manuel López Obrador fue cuestionado sobre el peligro para mujeres y niños, principales víctimas de violencia intrafamiliar, en el contexto del aislamiento ordenado por las autoridades como la principal medida de mitigación del virus SARS-CoV-2.
El primer mandatario negó que la pandemia y esta medida hayan traído un incremento en la violencia dentro de los hogares. “La familia en México es excepcional, es el núcleo humano más fraterno, esto no se da en otras partes, lo digo con todo respeto. Si queremos medir violencia familiar en México con los mismos parámetros de otras partes del mundo no aplica del todo”, dijo sobre el tema.
Además, López Obrador minimizó el aumento de llamadas de auxilio al 911 por violencia dentro del hogar, que se estaba presentando desde entonces, diciendo que el 90% de esos pedidos de auxilio eran falsos.
Sin embargo, entre enero y noviembre de este año ha habido un aumento del 4.4% de presuntos delitos de violencia familiar respecto al mismo periodo de 2019. De acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, el año pasado hubo 194 mil 189 carpetas de investigación, mientras que en lo que va del año se han contabilizado 202 mil 640.
Al analizar los datos de llamadas al 911 relacionadas con incidentes de violencia familiar, es posible observar que hay 637 mil 298 pedidos de auxilio hasta el 30 de noviembre, las cuales tuvieron su mayor pico en marzo, justo cuando se decreta la cuarentena en el país.
Las llamadas al 911 tuvieron su pico en marzo, cuando comenzó la cuarentena.
PADRES, MADRES Y PADRASTROS SIGUEN MATANDO
De acuerdo con el análisis de notas de prensa, los principales agresores de niñas, niños y adolescentes son sus madres (15), padrastros (14) y padres (9).
Sin embargo los familiares más allegados no son los únicos que han aparecido como agresores, se han detectado al menos cinco casos en los que las víctimas murieron a manos de sus tíos, cinco de sus abuelos, dos de sus primos, dos de sus hermanos… En una ocasión se reportó la colusión de padre, madre y padrastro y en otra el menor murió dentro de su hogar sin que se haya podido identificar el parentesco del agresor.
La mayoría de las y los niños que han muerto a manos de un familiar este 2020 tienen como causa de muerte principal los golpes –a veces en combinaciones terroríficas: golpes y violación, golpes y desnutrición severa–. Después están aquellos que han sido asesinados con un arma blanca, ahorcados o asfixiados; por un disparo de arma de fuego, como consecuencia de una violación, por envenenamiento, atropellados o arrojados desde las alturas y, en algunos casos, la causa de muerte no ha quedado especificada.
Como ya lo habíamos expuesto en #MatarAUnHijo, el maltrato infantil no tiene género. Niñas (26) y niños (28) son asesinados casi a la par, salvo por algunos matices en la causa de muerte: por ejemplo, las niñas son más propensas a ser agredidas sexualmente.
La edad sigue siendo un factor de riesgo, entre más pequeños, más vulnerables al homicidio a manos de un familiar. De acuerdo con estos registros, el 61% de las víctimas tenía menos de seis años, algunos incluso meses de nacidos, como el caso del joven de 17 años que violó a su bebé de 11 meses para después golpearla y causarle la muerte en Coyotepec, Estado de México.
O el de la madre que ahorcó a su bebé en Oaxaca, o el de aquel padre que molía a golpes constantemente a su hijo de 8 meses, hasta que un día el pequeño ya no reaccionó.
ORGANIZACIONES PIDEN ATENDER LA CRISIS DE VIOLENCIA
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) señaló que la pandemia de Covid-19 tiene impactos a corto, mediano y largo plazo en la niñez, uno de ellos es el aumento de las violencias en su contra.
El organismo internacional indicó que la emergencia sanitaria ha elevado los niveles de estrés, la inseguridad económica y alimentaria, el desempleo en las familias, los cuales, en suma con las restricciones de movimiento, contribuyen al incremento en los niveles de violencia doméstica, dejando a las y los niños en una situación de mayor vulnerabilidad, porque no tienen acceso a ayuda fuera del hogar.
En contraste a lo que dice el presidente de la República, este organismo reconoce que el hogar es el lugar más peligroso para una mujer y sus hijos, por lo que, cuando las mujeres son víctimas de violencia en sus casas, invariablemente se extiende a los más pequeños, ya sea emocionalmente, o bien, física, psicológica o sexual.
En este sentido, por medio de su guía Protección de la Niñez ante la Violencia, UNICEF insta al gobierno mexicano a atender la violencia que deriva del aislamiento, ofreciendo a la población apoyo para la atención de estos casos, así como pensar a mediano y largo plazo, fortaleciendo el tejido social y promoviendo comunidades libres de violencia.
Pese a este llamado, que se suma a los que ya han realizado organizaciones como la Red por los Derechos de la Infancia (Redim), entre otras, el gobierno mexicano ha apostado por una reducción al presupuesto destinado a la atención de la infancia en el país, que impacta directamente en educación, salud y desarrollo social.
Programas como el de estancias infantiles han quedado sin efecto –poniendo una carga extra a las familias–. Se había previsto la eliminación de Escuelas de Tiempo Completo en el Proyecto de Presupuesto 2021, sin embargo, la Secretaría de Educación Pública echó para atrás este plan.
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El Centro de Estudios de las Finanzas Públicas, en una nota del 29 de octubre de 2020, evidenció que el presupuesto para 2021 que está encaminado a la atención de niñas y niños tuvo un aumento de apenas .1% respecto al de 2020, pese a los retos que se enfrentarán el próximo año. En suma, reveló que este aumento es en realidad un espejismo, pues comparándolo con el presupuesto de 2018, en realidad, la infancia pierde.
Para el próximo año se prevé un presupuesto de 791 mil 631 millones de pesos repartido entre diversas dependencias, principalmente entre la SEP, gobiernos estatales, la Secretaría de Salud, el IMSS y el ISSSTE.
Sin embargo, para la Secretaría de Gobernación, de la cual se desprende el Sistema Nacional de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA), encargado de vigilar la protección de los derechos de este sector, tiene apenas 62 millones de pesos para operar. Un gasto 36% inferior a lo que recibió el año pasado.
Mientras el presupuesto llega a cuenta gotas, las políticas públicas son inexistentes y la pandemia de Covid-19 ha puesto en último lugar el regreso a clases. La violencia contra niñas y niños crece, propiciando que padres, madres y padrastros sigan matando a sus hijos, como en el caso de Jesús, el bebé que fue envenenado en la colonia Agua Azul, del municipio de Nezahualcóyotl, en el Estado de México.
@alecrail