“El mundo empezó sin el hombre, y acabará sin él”, Levi Strauss.
Vivimos en un mundo globalizado en el que la vida se ha tornado en una dinámica verdaderamente acelerada, el dinamismo bajo el que el ser humano está sujeto deja muchas cosas a la reflexión desde la perspectiva filosófica, hasta las interpretaciones existencialistas. Cada individuo en su actuar personal tiene cierto tipo de tendencias, aunado a eso, las sociedades tienen comportamientos enfocados a las tesituras de los entornos que les rodean.
La globalización es un fenómeno que ha existido bajo distintas particularidades, es palpable y analizable en todo el decurso y digresión del tiempo; desde los egipcios y los imperios romanos ha existido este fenómeno que consiste en generar una relación y una interactividad basada en intereses mutuos, no obstante, el tipo de interacción que se puede obtener, radica en gran medida en la influencia que tiene cada ente sobre los elementos que le rodean.
La educación es parte instructora de toda sociedad, tiene la función de preparar a los futuros ciudadanos y del mismo modo, plasmar las costumbres y tradiciones que se comparten dentro de un mismo territorio. La educación se ve representada de manera individual y de igual manera en la colectividad de cada nación. Bajo los esquemas mundiales en los que el ser humano actúa, se pueden analizar los grandes equilibrios que se han alcanzado gracias al acceso a la información y al libre mercado, sin embargo, también se han generado grandes distancias entre las personas que tienen acceso y las que han sido marginadas sistemáticamente; los puntos de equilibrio que existen están en un campo de complejidad elevado.
La globalización y la educación tienen una alianza de facto que permite tener mejores condiciones para el desarrollo de la humanidad, por lo tanto, es menester considerar el dualismo que caracteriza a las acciones humanas, las cuales siempre conllevan ínfulas y soliloquios, se extiende más allá de los conceptos del bien común y la justicia social.
Las guerras, los imperios, las batallas, los sacrificios, las súplicas al eterno y también la búsqueda existencial que ayuda a que la vida tenga sentido.
Algo sucede y es latente, pero en cierto sentido es una situación que resulta cómoda para la gran mayoría, desde la dinámica económica hasta la democracia, desde la intención malversada de la acción comunicativa manipulada por los medios, hasta la necesidad de pertenecer a una realidad en línea y ser ajeno a un mundo que se derrite y diluye en nuestras manos que están ocupadas en el dispositivo celular viendo más noticias de una pandemia que no ha logrado sacudir a la conciencia colectiva.
La globalización representa una consecuencia del comportamiento humano, el cual tiene el constante interés en adquirir más y en rebasar los límites que se ha impuesto, de tal modo que este fenómeno forma una parte fundamental en el sistema en el que nos encontramos los humanos. Existen diversas posturas sobre si la globalización es un fenómeno que coadyuva al desarrollo, o si es el culpable de que exista un desequilibrio tan marcado en la sociedad. Se tiene como una característica a la tecnología, la cual, con sus diversas herramientas, facilita la comunicación de todas las personas que pueden tener acceso a un teléfono móvil.
“Así como el individuo no está solo en el grupo, ni nadie es la sociedad solo entre los demás, el hombre no está solo en el universo”, Levi Strauss.
La velocidad de las circunstancias cada vez es mayor, implica mayores complejidades, pero al mismo tiempo otorga y extiende la posibilidad de tener mayores alcances en ámbitos como la salud, la economía y la interacción social.
La globalización es un fenómeno que nos conecta con lo que está sucediendo en el mundo, impacta en todos y cada uno de los seres humanos de manera directa e indirecta. Bajo la perspectiva de la sociología se refiere un ritmo verdaderamente implícito, el cual se ve reflejado en el comportamiento dogmático. El sociólogo Max Weber hacía mención de que la sicología era un elemento mediante el cual las tendencias mundiales propias de la globalización hacían una interacción bajo distintas tesituras.
“La lengua es una razón humana que tiene sus razones y que el hombre no conoce”, Levi Strauss.
La historia de la humanidad y la digresión del tiempo, han manifestado una evolución en el modo en el que interactúan los seres humanos; desde los egipcios y cómo después de la referencia bíblica de la torre de Babel, las distintas culturas toman una esencia sobre las distintas lenguas, a posteriori la cultura persa, la griega y posteriormente la romana, toman esencias democráticas y sistemas de gobierno que llevan al ser humano a expandirse y a globalizarse. El contexto fue muy similar hasta los últimos alcances de Roma, para de ahí pasar a la Edad Media, en donde los aspectos teológicos conllevaron a un hermetismo, no obstante, la religión trascendió y el descubrimiento de América del mismo modo, la esencia de la expansión había llevado a la especie a desafiar a los océanos. En el Renacimiento se cimientan los estudios del arte y la literatura comienza a romper dogmas con la aparición de la imprenta, con esto pasamos de manera directa a la era de la ilustración sobre cómo en 1789 la revolución francesa da un cambio radical en el mundo para enarbolar los preceptos de libertad, igualdad y fraternidad. El estado moderno ha tenido tres etapas, las cuales comprenden a las guerras, al nuevo orden mundial y al neoliberalismo. Hasta aquí me despido estimado lector, la siguiente semana continuaré con este texto.
In silentio mei verba, la palabra es poder.