On the idle hill of summer, sleepy with the sound of streams, far i hear the steady drummer drumming like a noise in dreams. Far and near an low and laughet, the roads of earth go by, dear to friends and food for powder, soldiers marching, all to die.
The Shropshire Lad
Un personaje de excelsa importancia en el siglo XX, el cual destacó en su historia, por ser un fiel apasionado de la literatura y del bien hablar. Cuando era joven oficial del ejército que tenía una breve estancia en la India en el año 1897, Winston Churchill escribió diversos textos hablando de la importancia de la oratoria y de la trascendencia de la educación en las nuevas generaciones, así mismo, resaltaba en todo momento la referencia de que en la medida de que el género humano se apegue a la virtud, podrá buscar la verdad y construir su progreso. Se dice que todo el tiempo estaba pensando, que tenía 100 ideas nuevas cada día. Su carisma imponía, pero también motivaba a todas las personas que le rodeaban.
“De todos los talentos otorgados a los hombres, nada es tan valioso como el don de la oratoria#. Dio discursos inspiradores y muy famosos en el año 1940 durante el comienzo de la II Guerra Mundial” Toye (2018).
Algunos autores como Werner y Robert Green le consideran como un clásico de las reseñas de oratoria, atribuyen su capacidad comunicativa al esfuerzo, método y persistencia que imprimió a cada uno de sus discursos, tenía diversas áreas de oportunidad, físicamente no era impoluto, carecía de una buena gesticulación y del mismo modo no tenía una voz fortalecida. Sin embargo, su apego al estudio, le permitió establecer una memoria hábil y veloz. En cada momento de crisis el discurso de este gran líder cobijó a una nación y a una gran parte del mundo. Rendirse jamás fue una opción, entendía perfectamente que la rodilla solo se dobla ante el eterno, jamás ante un mortal.
“Winston Churchill no fue únicamente un gran líder político y militar, también fue un cultivado historiador y un prolífico escritor galardonado con el Premio Nobel de Literatura en el año 1953, sus palabras cambiaron al mundo” John Maynard Keynes.
Las inquietudes sobre la educación lo llevaron a prepararse arduamente en la oratoria, tenía identificado su papel en el ámbito político, su manejo expresivo y su retórica fueron de gran ayuda en su carrera parlamentaria. Su preparación fue ardua y su trascendencia en el ámbito histórico fue considerada heroísmo, por la fuerza y consistencia de sus palabras, derivadas del tiempo invertido en educación.
Sus discursos le hicieron una muy renombrada imagen ante la audiencia política, dándole un lugar en la historia de oradores que han dejado huella en la historia. El discurso que pronunció el 18 de junio de 1940 es de sus mejores discursos y el propósito de inspirar a la gente y aumentar su confianza durante la Segunda Guerra Mundial, justo cuando el mundo enfrentaba a una de sus mayores amenazas, Winston desafió a parte del gabinete, contradijo a personas como Chamberlain, y tomó decisiones como una persona valiente, actuó como un león.
Durante ese tiempo, Hitler y el imperio nazi eran una amenaza para Europa, y Winston Churchill en su discurso habló de los problemas que los europeos tienen que hacer frente si vinieran de Hitler, de manera posterior sería menester del gobierno y de los líderes idealistas forjar niños bajo el auspicio de la educación y bajo las reminiscencias de la instrucción formativa de ciudadanos comprometidos con la causa común. Sus palabras tenían tal nivel que inspiraron en una tesitura de desafió a uno de los nazis de mayor trascendencia, Josep Goebbels, se dice que el autor de la propaganda política encontró la motivación perfecta para poder tener un antagonismo con alguien de la proporción del líder inglés.
Para enfrentar a la ignorancia, es fundamental tener el valor para hacerlo, Churchill en su libro Crisis de la primera guerra mundial mencionó “Valor es lo que se necesita para levantarse y hablar, pero también es lo que se requiere para sentarse y escuchar” Toye (2018). Se dice que Stalin únicamente hablaba con él por el gran respeto y admiración que le tenía. Winston utilizó emblemas como la “V” de la victoria, manejaba una semiótica inefable, seguía los consejos de Aleister Crowley. El eco de su discurso todavía enarbola la grandeza del ser humano ante una crisis.
Refirió que, en la proporción justa de la estulticia, es como una nación puede acceder a mejores condiciones. Estimado lector este espacio no es suficiente para abordar el discurso completo de una persona que marcó la historia del mundo, a continuación, le extiendo un fragmento excelso de uno de sus más grandes discursos;
“Diré a esta Cámara, tal como le dije a aquellos que se han unido a este Gobierno: no tengo nada que ofrecer, sino sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor. Tenemos ante nosotros una prueba de la naturaleza más penosa. Tenemos ante nosotros muchos, muchos largos meses de lucha y sufrimiento. Me preguntáis: ¿Cuál es vuestra política? Os lo diré: hacer la guerra por mar, tierra y aire con toda nuestra potencia y con toda la fuerza que Dios nos pueda dar, hacer la guerra contra una tiranía monstruosa, nunca superada en el oscuro y triste catálogo del crimen humano. Esa es nuestra política. Preguntaréis: ¿Cuál es nuestro objetivo? Puedo responderos con una palabra: victoria, victoria a toda costa, victoria a pesar del terror, victoria por largo y duro que sea el camino, porque sin victoria no hay supervivencia. Que quede claro: no habrá supervivencia para el imperio británico, no habrá supervivencia, no habrá supervivencia para todo lo que el imperio británico ha defendido, no habrá supervivencia para el estímulo y el impulso de todas las generaciones, para que la humanidad avance hacia sus metas” Churchill.
In silentio mei verba, la palabra es poder.