APRO/Columba Vertiz
Existe un sinnúmero de películas comerciales e independientes que no se estrenaron en los cines en 2020 por el covid-19. Atrasaron su lanzamiento para este 2021 aún incierto. Así, distribuidores y exhibidores en México atraviesan una crisis económica “severa”, y sus ingresos dependen de la venta de boletos.
Alfonso López, titular de la distribuidora Alfhaville Cinema, aborda el tema de manera franca y directa vía correo electrónico:
“Hemos tenido que dar de baja a un par de colaboradores. Debimos cambiar de oficinas a unas más pequeñas. Se han acumulado deudas y retrasado pagos. Como la mayoría de las empresas, nos hemos visto obligados a disminuir nuestras percepciones en un importante porcentaje a fin de mantenernos en operación.”
Otro distribuidor, Geminiano Pineda, responsable de Cine Caníbal (creada en 2011), va también al grano al señalar por escrito que debió recortar muchos gastos, “depender de nuestros ahorros como empresa y promover nuestra plataforma CasaCanibal.com para ver películas en casa”.
En su balance de 2020, la Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica (Canacine) subraya que las salas de cine recibieron, del 1 de enero al 13 diciembre del año pasado, 62 millones de asistentes, mientras que en el mismo periodo de 2019 hubo 335 millones. Es decir, en 2020 ocurrió un descenso de 81.5% de público.
Hasta el corte del pasado 13 de diciembre la taquilla general del año pasado registró ingresos por 3 mil 584 millones de pesos, 80% menos que en 2019, cuando ese año la recaudación fue de 18 mil 186 millones de pesos. En 2020 el cine mexicano alcanzó 417 millones de pesos en la taquilla y en 2019 logró mil 707 millones.
López inició en la industria en los años ochenta con la exhibidora estatal COTSA, y su carrera como distribuidor en Cine del Mundo, que prosiguió en Quimera Films, Nuvision y Quality Films. En 2004 fundó Alfhaville
Cinema, con la cual ha estrenado 182 películas. En total ha participado en el lanzamiento al mercado cinematográfico nacional con más de 720 producciones, tanto nacionales como extranjeras.
Informa que Alfhaville Cinema dejó de distribuir ocho filmes en 2020: Clases de historia (México, 2018) de Marcelino Islas, Ocho de cada diez (México, 2018) de Sergio Umansky, El diablo entre las piernas (México, 2019) de Arturo Ripstein, Adam (Alemania, Islandia, Estados Unidos y México, 2018) de María Solrun, La audición (Alemania, 2019) de Ina Wiese, Vivir su vida (Francia, 1962) de Jean-Luc Godard, La chica del cabello rosa y una patineta al hombro (Bélgica, 2019) de Laurent Micheli, y Amor amargo (Francia e Italia, 2018) de Julien Paolini.
Lamenta que “en esta temporada a ninguno le urge comprar películas, haya festivales presenciales o en línea”:
“¿Para qué vas a adquirir si nadie puede asegurar que los cines van a permanecer funcionando regularmente? Es muy mala temporada para los agentes de ventas internacionales. Todos quieren vender, pero no hay compradores. No tiene sentido invertir en derechos de comercialización de filmes cuando no posees la menor idea de cuándo las podrás estrenar. Hay una gran cantidad de producciones de 2018, de 2019, y las que se alcanzaron a concluir en el mismo 2020 que están en el limbo comercial.”
–¿Se invierte mucho al distribuir una película? –se le pregunta a López.
–Todo depende del tamaño del filme, de la cantidad de copias que pretendas lanzar al mercado, del tamaño de campaña publicitaria que hayas planeado, de lo que pagaste de derechos de comercialización. Tras la pandemia, seguramente todos los distribuidores seremos más cautos con nuestros lanzamientos. Con la situación y las restricciones actuales, todos jugaremos a perder lo menos posible. Viene un largo periodo de reacomodo. De exploración de las nuevas condiciones de exhibición. Todo dependerá de cómo responda el público, ya que los cines vuelvan a operar normalmente.
–¿Es o no viable estrenar las cintas en plataformas digitales?
–El problema no es que sea viable. El problema es que un estreno en plataformas no te garantiza la recuperación de la inversión. No te da visibilidad ante el público, no hay presencia social. Es lanzar un título más a la jungla trituradora de las cientos o miles de películas que pululan en las plataformas y en la televisión de paga.
“Esta situación aplica para todos los largometrajes que no son los mega blockbusters que los estudios han guardado. Pero es tal la importancia de figurar en la cartelera comercial de los cines (theatrical), que las majors están renuentes a soltarlos.”
Impacto en cines como fuente de empleo: Es una industria de la que dependen 50 mil familias de manera directa y 150 mil empleos indirectos
Ramón Ramírez, director de relaciones públicas de Cinépolis y la Fundación Cinépolis y Responsabilidad Social, platica por videoconferencia que la empresa opera en 18 países, “por lo cual nos hemos dado cuenta de la forma que cada nación ha tratado de contener esta enfermedad, pero en todas la constante es muy clara: el control del aforo, el uso de cubrebocas, el gel antibacterial, los tapetes sanitizantes, usar los termómetros, el aire acondicionado, la desinfección en salas y el contacto con las autoridades”.
Detalla que en Cinépolis se purifica profundamente antes de la primera proyección, luego entre función y función, y las puertas se mantienen abiertas los 15 primeros minutos y los últimos 15 minutos de la exhibición, en fin. Al momento argumenta:
“La gente se imagina que por estar en un espacio cerrado, sin ventanas y sin ventilación natural, ahí va a estar el virus flotando, y no es así. El SARS-CoV-2 es un virus pesado, no flota. La infección se da principalmente por la emisión de gotículas de saliva que se emiten al hablar, según un estudio de Australia: Quantitative assessment of the risk of airborne: Prospective and retrospective applications, de la doctora Morawska. Por eso el uso del cubrebocas es muy importante. Los repuntes no se dan en las salas de cine, sino en las reuniones sociales, están bajando la guardia en otros lugares.”
Asegura que a la renovación del aire le pusieron una atención muy especial y existe un director que se especializó en todos los estudios que se han publicado sobre la transmisión del covid-19.
Externa que cerrar de la noche a la mañana es todo un reto:
“Implica ver el inventario, de qué es lo que ya no va a servir. Regalamos a los cinépolitos (trabajadores) salchichas, todo lo que se merma. Cerrar los cines es renegociar con los arrendatarios, porque aproximadamente 80% de los cines no son propios, rentamos el inmueble. Para volver a abrir se capacitó a los cinépolitos con el protocolo de la nueva normalidad que lo conforman más de 100 puntos nuevos. Más poner barreras de acrílico y señalización. Hay que pagar rentas, luz y agua, etcétera, sin importar que asista una persona o 10 o 100. Tenemos 477 conjuntos abiertos, que son 3 mil 978 salas.”
A Cinemex se le envió un cuestionario con su agente de prensa y no hubo respuesta. Y Tábata Vilar Villa, directora general de Canacine, desentraña:
“Toda América Latina, Canadá y Estados Unidos tuvimos pérdidas absolutamente similares por la dependencia al producto estadunidense, pero en Asia, donde hay más desarrollo de producto local y la gente se encuentra más conectada con su cine, las pérdidas no fueron grandes como las nuestras.
“Ese es el gran desafío, no depender tanto de Hollywood. La industria de exhibición mexicana es la cuarta más importante del mundo en número de boletos vendidos. Entonces es una pena que se ponga en riesgo por esta dependencia con Estados Unidos. Ahora más que nunca se requiere de proyectos locales y lograr conectarlos con el público.”