- Entrevista a Claudina Domingo acerca de La noche en el espejo
Jorge Luis Borges decía que soñar es esencial, “puede ser la única cosa real que exista.” Los sueños han estado ahí, a lo largo de la vida de la humanidad, como augurios, como poesía, como ejercicios de autoconocimiento. De la materia de los sueños se ha escrito muchísimo a lo largo de los años, pues a la humanidad nos fascinan esas imágenes que se nos presentan en cuanto cerramos los ojos.
Los sueños son la materia orgánica que alimenta a la primera novela de la escritora mexicana Claudina Domingo La noche en el espejo, publicada por la editorial Sexto Piso. Una novela en la que desconocemos casi todo de la protagonista, una mujer que de pronto es joven o vieja, una mujer que vaga por una ciudad que de pronto es una Ciudad de México en donde lo prehispánico cobra vida, y que más adelante “vive” en una ciudad que se asemeja a Abu Dabi. Una mujer, en fin, que vive en un periplo onírico permanente. Una mujer que indaga en su identidad, pero al mismo tiempo se pregunta por la naturaleza del tiempo.
La noche en el espejo es la primera novela de la escritora Claudina Domingo, quien ha publicado los libros de poesía Tránsito, por la que se hizo acreedora al Premio de Poesía Carlos Pellicer en 2012, Ya sabes que no veo de noche en 2016 con el cual ganó el Premio Gilberto Owen. Además, ha publicado el libro de cuentos Las enemigas en 2017.
Conversamos con la autora sobre La noche en el espejo y nos comentó que: “La noche en espejo es una novela que aborda el mundo onírico, pero no quería solamente consignar escenas, quería consignar algo más, y cuando empecé a escribir la novela me di cuenta de que tenía un personaje, una mujer, que está absolutamente perdida, absolutamente extraviada, y me interesó mucho hablar de la falta de identidad. Por supuesto, pensé que el libro podría ser pensado como una reinterpretación de Alicia en el país de las maravillas, y por supuesto la escena en donde la oruga le pregunta a Alicia quién eres tú y Alicia no lo sabe, no puede responder. Esa escena para mí es como el núcleo, que el personaje de la novela nunca sabe quién es ella”.
Javier Moro Hernández (JMH): El personaje de tu novela vaga por varios niveles de conciencia, se convierte, se transforma en distintos personajes. Además, nos mantiene en un grado de acción constante.
Claudina Domingo (CD): Una de las dificultades a las que me enfrenté en el proceso de escritura fue responder a la pregunta de a qué iba a ser leal: A la idea narrativa de una novela o a la lógica del sueño. Decidí ser leal a la lógica del sueño, que es una lógica absolutamente peregrina y extraviada. Mi personaje de pronto tiene momentos de análisis y piensa y se identifica consigo misma, pero esta identificación se le cae al siguiente capítulo, o descubre que ni siquiera sabe quién es. En ese sentido, la novela tenía que ser dinámica, porque el sueño te exige que tomes decisiones, siempre está en acción. Incluso si te quedas inmóvil, es una elección que tomas en el sueño. Ella constantemente es demandada por múltiples personajes secundarios para tomar decisiones y seguir en movimiento.
JMH: El sueño como un elemento central de la narración siempre nos ha fascinado, pero también un elemento de dificultad de aprehender, de atraparlo, los sueños son una materia muy volátil.
CD: Hay un estado de confusión, hay situaciones, elementos que se le presentan al personaje, que todo el tiempo está intentando reconocerse, por ese el título de La noche en el espejo, pues tiene que ver con ese intento de reconocimiento que está buscando todo el tiempo, ella quiere saber quién es, y justamente en pandemia hemos tenido oportunidad de estar más cercanos a nuestros procesos interiores, a nuestra vida interior, pero para mí siempre fue muy clara, muy transparente esta demanda del sueño, esta exigencia de reconsiderar lo que uno vive a través de estas otras personas, estas otras identidades que uno puede ser durante los sueños.
JMH: Hay elementos que se mantienen a lo largo de la novela, a lo largo de los sueños del personaje: los animales, la pintura, el arte, la luz como un elemento central. Quería preguntarte sobre estos elementos, sobre estos rasgos.
CD: El primer capítulo fue tal cual un sueño, que me permitió tomar la decisión de escribir el libro, de escribir el sueño, y que me permitió tomar la decisión de escribir la novela tal cual: Es así como yo puedo escribir esta novela que me representa, porque para mí es una novela muy importante, sé que de pronto puede parecer un poco dificultosa, pero para mí era una necesidad creativa imperiosa, eso me llevó a pensar que no debería existir una línea narrativa directa, secuencial, clara, pero me pregunté cómo podría mantener un arco narrativo en esta novela, y decidí apegarme al personaje, no despegarse del personaje, porque el personaje de alguna forma es la novela, el personaje es el libro, y esta indefinición que ella tiene con respecto a su identidad es la indefinición que también tiene el libro con respecto de su identidad en términos literarios.
JMH: Es muy interesante escucharte hablar de indefinición, pues en tu novela son la indefinición y la confusión los elementos centrales. Estamos muy educados en el arco narrativo tradicional, y en esta novela juegas con todo lo contrario.
CD: Fue un reto creativo, pero sentía que tampoco podía evadir ese reto, porque cómo hablas de una vida onírica sin hablar del extravío, sin representar el extravío, sin representar el elemento de la confusión y de la identidad, y de las metáforas y de los ambientes en los que ella está. Era un reto representarlo sin que la novela se cayera, y en un sentido literario también pensé en Las Mil y una Noches, pensé en mi personaje como una especie de Sherezade, que va contando lo que ve, lo que sueña.
JMH: Es una novela esencialmente simbólica: Está la luz, como platicábamos, están las casas, las escaleras, el arte, como elementos que aparecen y desaparecen a lo largo de la novela, pero que representan esa búsqueda de identidad, esa búsqueda de refugio, esa búsqueda de un lugar.
CD: Pensé que los capítulos son espejos empañados de otros capítulos, ya que en algunos encuentras cosas que se parecen a las que están en otros capítulos, y yo vi las cosas que iban apareciendo y me di cuenta de que esos eran los símbolos que representan a este personaje. Por supuesto está la serpiente que es un tótem que aparece y reaparece varias veces, y en algunos casos el personaje es una especie de serpiente, y en otros casos se topa con esta serpiente de Lugones que la conmina a ciertas cosas. Están las ciudades, porque se mueve en un ambiente citadino, y algunas son muy parecidas a la Ciudad de México, y otras están trastocadas, y aparecen algunos otros animales, como la gata que siempre es la misma, y que yo la imagino como mi gatita, y hay reminiscencias a un mundo árabe raro, que está representada en la universidad con los minaretes, las torres.
JMH: Aparece la Ciudad de México trastocada, pero ahora que mencionas el tema de los espejos, creo que podríamos decir que el personaje justamente se encuentra al otro lado del espejo y por eso mismo, todo se ve así, trastocado, distinto.
CD: Entendí que la novela era una oportunidad, que solo existe en el sueño, que solo existe en lo surreal y en lo onírico para recuperar, de alguna manera, los símbolos que nos rodean, como los prehispánicos, y reinterpretarlos. Siempre quise poner el principio de la paradoja, el principio del humor negro, el principio de la ironía, porque sin ellos la novela no se hubiera sostenido.
JMH: La ironía y el sentido del humor permiten a los lectores vernos reflejados.
CD: Si uno se pone a pensar todas las convenciones sociales, culturales, nosotros las reproducimos porque nacimos y vivimos en esta sociedad, incluso las cosas que son distintas en otras sociedades que comparten este mismo presente nos pueden parecer graciosas, chistosas y pueden ser objeto de burla por parte de nosotros. Quería reflejar esta paradoja, y de esta puesta en crítica a las convenciones sociales, es que al final de cuentas, todas estas convenciones sociales son frágiles, si se les ve desde otro punto de vista. En algún capítulo aparece una chica que está con su bebe, pero ella ni siquiera sabe que es su hijo, ella se refiere al bebe como un elemento extraño para su vida, como si fuera su amigo. Y eso es buscar cuestionar las convenciones sociales sobre la maternidad y las relaciones aceptadas entre madres e hijos.
JMH: Otro elemento que aparece en la novela es el cuerpo, las referencias constantes al cuerpo, y a partir de eso está la sexualidad, que aparece y desaparece.
CD: Si piensas que es una autobiografía, aunque sea onírica, tiene que estar el erotismo, tiene que estar el deseo erótico y qué significa ese deseo con respecto de lo que encuentra, y con respecto a lo que le ocurre. Entonces hay capítulos en donde ese deseo está visto desde la óptica de una mujer joven, pero luego tenemos capítulos en donde se contradice y ese deseo es visto desde la óptica de una mujer mayor, pero ella no lo sabe, pero ella es una mujer vieja, pero siente deseos por hombres jóvenes, y también está la experiencia erótica en un sentido trascendente. Pienso en los capítulos en donde ella se encuentra con un personaje que nunca habla, que nunca quiere hablar, que siempre está callado, que siempre está fuera de todo, y en ese sentido ella encuentra en el erotismo una forma de explicarse lo que le pasa. En algún momento ella se da cuenta de que no está viviendo en la realidad, pero no sabe cuál es la realidad, entonces es ahí cuando ella empieza a hablar de los zapatos de hierro, y de que le arrebataron a su amante, pero para mí era importante representar la cuestión erótica, porque es un libro muy sensual, es un libro de los sentidos, también hay mucha comida y ella tiene mucha hambre en muchas ocasiones y se quiere tomar lo que hay a su alrededor. Pero a lo largo de la novela también hay mucha violencia, pero ella cuando representa el erotismo, cuando habla del erotismo, involucra la violencia, y sigue siendo un deseo, aunque sea un deseo que no puede nombrar, pero en ese deseo hay violencia, y está situación es ambigua, ella nunca hace juicios con respecto de eso, y a mí me gustaba que mientras escribía la novela, que ella no tiene juicios morales, y que lo único que le importa es escapar o llegar a algún lugar o desprenderse de algo, pero no tiene juicios morales, y los juicios morales que pueden tener otros personajes, aparecen en este universo como algo ridículo, fuera de lugar.
JMH: Quería preguntarte justo por el tema de la violencia y de la realidad, porque hay un capítulo en donde ella supone que cometió un asesinato junto a otros personajes, que son sus cómplices, y ella se pregunta justamente qué es la realidad, y nadie le responde.
CD: Es un tema importante la violencia, pero justo en este capítulo que mencionas, ella manda matar a alguien, pero nunca se dice porque, es decir, no hay móvil, y a mí me parecía muy interesante que esto está exagerado, extrapolado, pero que hay momentos en la sociedad en donde no hay motivos para la violencia, que aquí aparece representada de manera absurda. Simplemente es como una violencia primitiva, y creo que de alguna forma cuando el personaje está ante estas situaciones se plantea que lo importante es sobrevivir, nada más estar, nada más permanecer, pero yo no quería que quedará fuera el tema de la violencia, de hecho, cuando en la novela se refiere a la violencia, me parece que se refiere a una violencia muy actual, muy mexicana.