Uno de los programas en que se fundamenta el actuar cotidiano del Instituto Estatal Electoral, es el de la construcción de ciudadanía. Además de que la legislación en la materia se lo impone como una atribución legal, es un programa que, dividido en muchas acciones, desde un inicio fue bien acogido por el personal que labora en el IEE y que lo volvió toda una filosofía de acción a través de pláticas y elecciones escolares, diversas actividades académicas, concursos de dibujo, ensayo, oratoria y debate, entre otras.
En infinidad de ocasiones, sobre todo cuando nos toca hablar frente a públicos no especializados en la materia, hacemos la analogía de que un proceso electoral es algo similar a organizar una boda: encontrar padrinos y testigos, lugar de culto, oficiante, ajuares, lugar de la fiesta, banquete, recuerdos y tantos invitados como nos alcance el presupuesto. Y sobre todo, el tiempo de preparación, ya que si bien ha habido casos excepcionales, un evento de gran magnitud requiere de meses de preparación a la fecha estimada, para una ceremonia que dura apenas unas horas.
El proceso electoral, entonces, se asemeja en demasía a ello. No sólo hay que tener lugares listos para recibir a los invitados, como son los domicilios donde se instalan las casillas electorales, sino que hay que irles confeccionando su vestido de conocimientos electorales mínimos para que sepan clasificar y contar nuestros votos. Debemos ir a la imprenta, en este caso los Talleres Gráficos del Estado, no para imprimir las participaciones, sino las boletas que nos servirán para sufragar. Incluso habrá que conseguir testigos que no pierdan detalle de la ceremonia y den fe de la legalidad de los actos, solo que, en lugar de padrinos y madrinas, a los partícipes les denominamos observadores y observadoras electorales. Y para todo esto también, y primordialmente, tenemos que ajustarnos a un presupuesto, y a los tiempos: meses de preparación a la fecha estimada, para un evento que dura apenas unas cuantas horas. ¡Muy similar!
El trabajo profesional de mujeres y hombres, y la participación desinteresada de funcionarias y funcionarios de casilla así como de personas observadoras electorales, garantiza que la elección se vaya a celebrar con los contratiempos naturales, posibles y salvables. ¿A qué padrino no se le olvidó bolear los zapatos? ¿Qué novia no perdió el ramo en el trayecto? ¿A cuántos fotógrafos no se les habrá olvidado el lente, el cargador, el tripié? Y todas esas situaciones deben ser solventadas con iniciativa, con inventiva, buscando soluciones alternas y en el momento. Después de todo, el estar preparado, aún para las vicisitudes, es lo que salva la situación, de tal suerte que muchas veces los invitados ni cuenta se dan de lo que sucede tras bambalinas. En lo electoral nos ha sucedido: desde una boleta en otra casilla, hasta que un ciudadano no acudiera a desempeñarse como funcionario. Y aún así las jornadas han salido adelante pasando esas incidencias desapercibidas por la mayoría de las y los invitados.
A propósito del tema. ¿Sabe usted a cuántas personas invitaremos a nuestra fiesta democrática? Esa información la proporciona el Registro Federal de Electores dependiente del INE, quien es la autoridad que registra a las personas mayores de dieciocho años y que, después de un sencillo trámite, los inscribe en la Lista Nominal proporcionándoles una credencial que los identifica como votantes. ¡Vaya reto! Parece una cosa sencilla que, sin embargo, reviste una gran precisión para identificar a cada mujer u hombre de este estado, nunca mejor dicho, con su nombre, domicilio, edad, y otros datos biométricos que le aseguran su identidad. Con tan buen trabajo que sigue siendo la mejor y más aceptada credencial de identificación de las y los ciudadanos.
Según datos del Registro Federal de Electores en la entidad, en el mes de octubre rebasamos la cifra simbólica del millón de personas empadronadas en Aguascalientes. De estas, no todas tienen la credencial para votar vigente, por lo que con certeza aún no podemos asegurar que para esta elección alcancemos la cifra del millón de votantes; eso sí, no falta mucho para considerarnos millonarios, con nuestros más de 988 mil invitados (hasta la fecha) para nuestra fiesta del domingo 6 de junio de 2021.
Las instituciones electorales tendremos la mesa puesta para recibir al (casi) millón de convidados para ese día. Todo estará listo, las boletas dispuestas, las casillas instaladas, las y los funcionarios trabajando, y todo, con las más estrictas normas de seguridad e higiene que la ocasión y los tiempos ameritan. Como en cualquier celebración, la invitación está hecha y nos encargaremos de recordarla cada vez que podamos desde hoy y hasta junio del año que entra. En usted, amable lector, amable lectora, está el querer ponerse su traje de gala, su vestido largo, su frac, de etiqueta, para acudir a la cita que tenemos cada tres años. En nosotros, como autoridades electorales, está el de garantizar que se respete su elección y se cuente un voto para cada votante en igualdad de circunstancias. Estamos obligados a hacerlo, por ley, pero además porque es un gusto ser partícipes de la construcción de la ciudadanía que merecemos como aguascalentenses que somos. Tenemos (casi) un millón de razones para tener la mejor de las fiestas democráticas.
/LanderosIEE | @LanderosIEE