La seguridad es uno de los aspectos más importantes en cualquier sociedad. El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) considera esta condición como uno de los elementos de mayor valor, en cuanto a la calidad de vida de las personas se refiere. Sin embargo y de manera preocupante, Aguascalientes atraviesa un momento crítico desde hace algunos años, que amerita la atención de todas nuestras autoridades.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Seguridad Pública (ENSU) del Inegi, presentada en septiembre de este año, la percepción de inseguridad en en el municipio capital bajó ligeramente de 54.7% a 51.4%, en su comparación anual (2019-2020). Sin embargo, son cada vez más recurrentes los episodios de violencia e inseguridad que conmocionan a todos.
Si bien Aguascalientes se encuentra por muy por debajo de la incidencia delictiva, en comparación con la media nacional, es importante considerar a toda la región cuando hablamos del mapa delictivo y de los casos de alto impacto, pues al menos en cuatro entidades que rodean a la entidad (San Luis Potosí, Guanajuato, Guadalajara y Zacatecas) existe una percepción de inseguridad muy por arriba de lo que ocurre aquí (80% en promedio).
De manera reciente conocimos el caso de la pequeña Monserrat Johana, quien fue hallada sin vida en un pozo de tratamiento de aguas residuales en el fraccionamiento Villas de las Palmas. Y aunque la Fiscalía General del Estado ha precisado que todo parece apuntar a un accidente, la zozobra y el escalofrío abrumó rápidamente a más de uno.
Y es que, previo a este episodio, los casos de la joven María Magdalena Ramírez, asesinada a inicios de este 2020 y de Andrea Ramírez Landeros, otra joven de 23 años embarazada reportada como desaparecida en octubre; han enrarecido el ambiente en nuestra entidad.
Pero los feminicidios y la violencia contra la mujer no son los únicos delitos que preocupan. De acuerdo con el Informe de Incidencia Delictiva del Fuero Común del Centro Nacional de Información, Aguascalientes ha venido presentando aumentos en algunos delitos del fuero común. De acuerdo con este centro, que dependen del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, hoy se están cometiendo 190 delitos por cada 100 mil habitantes, una cifra nunca antes vista.
Es entonces cuando vale la pena preguntarnos, ¿qué está pasando con la seguridad en Aguascalientes?, ¿cuáles son los factores que han provocado aumentos en los delitos del fuero común y del fuero federal?, pero sobre todo ¿qué estamos haciendo como sociedad, incluidas por supuesto las autoridades de la capital y del estado, para atender el tema con estrategia y puntualidad?
Una de las variables que hay que considerar dentro de la ecuación que hoy nos ocupa es que Aguascalientes se ha distinguido por un crecimiento exponencial en la última década. Según estimaciones del Consejo Nacional de Población (Conapo) para enero del próximo año estaremos alcanzando el millón 425 mil habitantes y para 2030 seremos nada más y nada menos que 1 millón 600 mil habitantes, siendo el municipio capital el que concentre el 80% del total.
Como toda ciudad grande, al crecer a un ritmo tan acelerado, Aguascalientes se enfrenta a numerosos retos en materia de infraestructura, vivienda y servicios públicos, entre otros, pero también a problemáticas propias de las grandes metrópolis, como la inseguridad.
Otra de las variables en este preocupante escenario es la actividad de la delincuencia organizada, que al menos en el caso de los estados circundantes es notoria y ha provocado el desplazamiento de población a causa de la violencia relacionada con los carteles del narcotráfico. Pero de eso hablaremos en otra ocasión.