Le quiero pedir que no lea esta columna, le agradezco mucho su amabilidad, pero en esta ocasión me gustaría que solamente la leyera Andrés Manuel López Obrador, es un regalo personal. Gracias.
Presidente López Obrador, quiero hacerle llegar a Andrés Manuel, ese hombre que vive dentro de usted, un pequeño obsequio, diferente al que le entrego al presidente cada semana en este espacio.
Un regalo humilde como usted, algo tan sencillo que parece insignificante, tan barato que con frecuencia su valor es menospreciado, tan accesible que se suele olvidar, tan obvio que solemos olvidar.
Para obtener este regalo necesitará encerrarse en algún lugar sin un teléfono, sin celular, haga de cuenta que le están asesorando, así, no escuche nada. Sugiero que se vaya a su casa, a la de Tlalpan si quiere o más lejos, a su rancho de preferencia, donde nadie lo moleste, donde nadie lo interrumpa con asuntos importantes, no se preocupe, difícilmente vamos a poder estar peor sin usted unos minutos.
Una vez en ese lejano lugar, deberá elegir y sentarse en un cómodo sillón, no se que tan cómoda sea la silla presidencial, pero al verlo sentado ahí me da la impresión de que no lo es, por eso sugiero que sea otra, una en la que sí se sienta muy cómodo.
Es importante que se ponga ropa cómoda, aunque le quede grande como la banda presidencial, algo así como los trajes que suele usar, para que se pueda relajar, sin corbata por supuesto, sin el único par de zapatos que debe tener porque es humilde.
Ponga algo de música inspiradora, no importa que le guste, si es reggaeton no nos vamos a enterar, es solamente para usted, no tiene que escuchar a su esposa cantando, por eso es importante que esté realmente solo, para que no lo vayan a regañar por no elegirla, la verdad a nadie nos gusta, no se preocupe, es normal.
Sírvase un traguito, si le gusta un whiskey ostentoso regáleselo, no habrá nadie que le vaya a tomar una foto, no tiene que tomar tepache para quedar bien con “el pueblo”, nada más no se le ocurra tomárselo con un amlodipino, no se la vaya a cruzar. Consiéntase tantito, un hombre tan sacrificado como usted merece eso y más, hasta usted se lo merece.
Si tiene una velas de esas aromáticas sería buena idea, algún olor que le traiga buenos recuerdos de la infancia, hay algunas que huelen a galleta por ejemplo, no vaya a prender unas hierbas oaxaqueñas o unos hongos de Catemaco, nada de chamanes en esta ocasión, no es necesario aparentar y tampoco queremos tragedias, la idea es serenarse un poco como suele usted decir.
Cierre los ojos, relájese, disfrute el sillón, la música, respire… viva, sienta la vida, conéctese con su yo interior, busque a ese niño que un día fue, ahí debe andar, en algún rincón de su corazón, dígale que no tema, que no es usted tan malo, que dejar a los niños con cáncer sin medicamentos durante dos años ha sido para terminar con la corrupción, convénzalo, dígale que no tema, que vuelva a usted. Pídale perdón si es necesario, reconcíliese con ese niño.
Busque a ese joven macuspano, olvide al rencoroso presidente, pregúntele a ese muchacho a que aspira, que desea, que sueña, pídale que por favor se lo recuerde, admita que ya se le olvidó, no pasa nada, recuerde que está usted solo. Escúchelo y reviva esa fuerza interior que sentía y cámbielo por todo ese odio que trae contra los que son o tienen más que usted.
Pídale perdón a sus antepasados, hombres y mujeres por haber tirado por la borda la oportunidad de haber puesto en alto su linaje, aún está a tiempo de enmendar su presente y sobre todo su futuro. Pídales que a su nombre le ofrezcan una disculpa a los más de 122 mil fallecidos por covid-19 y los casi 70 mil asesinados en su sexenio. Es importante que reconozca usted su responsabilidad y se perdone, sobre todo porque nadie más lo hará por usted.
Y finalmente haga las paces con el presidente, perdónelo también, tanto poder y tanta ignorancia juntos. Es comprensible, a cualquiera en sus circunstancias le habría pasado igual, vea a su amigo Evo, a Maduro, a Chávez, a los Castro y tantos otros dictadores que empezaron como usted y no tuvieron el regalo que usted se está dando, la oportunidad de madurar, de avanzar, de ser mejor ser humano.
Deje a esa persona en el 2020, avance hacia el 2021 como lo que se propuso al menos en su discurso de toma de posesión, ser el mejor presidente de la historia, para eso, deberá corregir el rumbo, dar un giro de 180 grados y avanzar sin mirar atrás, escuche y sea humilde de verdad, reconozca que se ha equivocado y corrija, nadie se lo va a reprochar.
Feliz año 2021, Andrés Manuel, que nuestros deseos se hagan realidad.