La nueva Galería Universitaria, de la Universidad de las Artes, está concebida como un espacio para la creación y la experimentación artística, la cual ofrece las condiciones necesarias para la exhibición de obras de arte contemporáneo, actual o emergente, y, en consecuencia, como campo para la promoción y difusión cultural que abona al circuito y al ecosistema de museos y galerías del Instituto Cultural de Aguascalientes.
En su esencia artística, es un laboratorio, un espacio para la investigación que se abre a toda clase de discursos y expresiones del arte contemporáneo, no sólo las plásticas tradicionales, sino a las manifestaciones expandidas como las corporales, sonoras, lingüísticas, científicas o digitales, ya que actualmente los artistas y los estudiantes de arte, no se avocan exclusivamente a una sola vertiente artística.
Ya no se trata de mostrar objetos solamente desde las perspectivas curatoriales marcadas por la tradición del arte en el cubo blanco o como si se tratase de un gabinete de curiosidades. Se abre otro panorama para la creación y recreación de ideas y conceptos, con un horizonte que pone acento en los procesos sociales, científicos, tecnológicos o naturales para entender el arte desde diferentes perspectivas que ofrecen experiencias de aprendizaje más ricas, no disociadas del mundo exterior, diría el artista estadounidense Robert Smithson, la exhibición de obra de arte “neutralizada, ineficaz, abstraída, segura y políticamente lobotomizada”.
Observa, Mónica Amieva, investigadora y curadora pedagógica del Museo Universitario de Arte Contemporáneo, Muac, de la Universidad Nacional Autónoma de México, Unam, que la dimensión crítica social del arte unida a la educación, puede potencialmente convertirse en una herramienta de investigación, de aprendizaje, de conocimiento y cuestionamiento del mundo.
Es por esta razón que se requiere de un espacio exprofeso para exponer, a la par de una formación que las instituciones de educación artística universitaria conforman con base a saberes y prácticas heterogéneas, que las articulan para que respondan a este cambiante panorama social, económico, político, tecnológico y medioambiental; escenario que involucra al arte desde los ámbitos local y global, por lo que esta galería se perfila como un foro que valora el sustento teórico y conceptual de las obras de los discentes, de sus profesores, y de la misma manera, de expositores e instituciones invitadas, quienes podrán mostrarlas mediante procedimientos variados de los que echan mano para comunicar sus intenciones estéticas y sociales.
El arte se ha diversificado al igual que las instituciones de educación superior que intervienen en la formación de creadores en ciernes. En la actualidad, egresan estudiantes con un perfil culturalmente vasto, que les permite ensayar propuestas que se ofrecen a la sociedad que requieren de la práctica individual, o de otras, que reclaman el concurso de equipos de trabajo, en cuyos proyectos se juega un papel más cercano como trabajadores de la cultura, que abandona las prácticas del artista solamente intelectual o ensimismado, individual y encapsulado en el paradigmático anacronismo romanticista del artista genio, por otro más abierto, que toma las vías que lo definen o perfilan como artistas filósofos, sociólogos, antropólogos, científicos o activistas sociales, no obstante, todos ellos recurren a los espacios expositivos como contenedores de sus propuestas artísticas, en una suerte de recuperación del hecho artístico mediante la documentación en diversos formatos para dar constancia histórica de esas prácticas y como territorios de legitimación.
Esta tipología de galería, como espacio público, es en sí una institución patrimonial sin ánimo de lucro. Se presenta como el primer mediador entre el creador, su obra y la sociedad, los apoya para que sean conocidos, al tiempo que actúa como una plataforma de visibilización que facilita sus embrionarias carreras, promoviendo sus creaciones para un público que va más allá del primer círculo, de la familia, los amigos o sus maestros, que se dirige ahora a la pluralidad de usuarios como espacio de reflexión cultural y punto de encuentro, o por qué no, a un potencial mercado que se desconoce, cuya programación y curaduría de exposiciones tendría por misión ser espejo de la identidad y los valores universitarios cimentados en el espíritu crítico, el rigor académico, la libertad y el sentido social, entre otros.
En esa dirección, la galería funciona como un vínculo entre la universidad y la sociedad en la difusión del conocimiento y el goce estético, un lugar igualmente donde “…la misión de un curador sea abrir nuevos caminos y asegurar la sobrevivencia de los principios éticos y estéticos”, como lo afirma el curador Oliver Debroise, creando conciencia en los públicos para el enriquecimiento personal en los valores de la educación y la transmisión de experiencias culturales, con un ojo puesto en las futuras generaciones y no simplemente estigmatizados en la figura profesional de la museística, como autoridad institucional y árbitros del gusto, quienes se reservan el sesgado derecho de la exclusión.
Esta galería no siendo de perfil privado, además de sus fines académicos, puede ser un canal adecuado en la distribución y en el consumo de obra de arte en el estado. Una vidriera que potencialmente permita la comercialización de la obra de los artistas locales, un recurso, ya que es posible el aporte de un valor positivo de mercado para éstas, siendo en la entidad prácticamente inexistentes, habiendo en este punto una área de oportunidad para incentivar el coleccionismo en favor del cultivo del arte para la formación de acervos privados o públicos, o por otras motivaciones como el placer estético, negocio, o bien, como referente al estatus social de quienes las adquieren, encausando una salida de mercado para la obra, la cual es mayor en este momento, superando la oferta a la demanda y que apoya nuevas tendencias del arte a precios bajos.
Por otro lado patrimonial, la sede de esta nueva galería se suma a la infraestructura cultural en el estado, en el Complejo Ferrocarrilero Tres Centurias, al igual que muchos espacios revitalizados por la arqueología no solo industrial, han sostenido el paso históricamente de una tendencia mundial en pro del rescate y la reconversión arquitectónica en cuanto a edificaciones de toda índole, otorgándoles nuevas perspectivas como espacios públicos para ser utilizados en beneficio de la sociedad, lo que permite conservar y acrecentar estos patrimonios en sus propios territorios y contextos culturales de los cuales emergen también, los intangibles.
En el caso de México, por ejemplo, es paradigmático el Museo Universitario del Chopo, perteneciente a la Unam, con vocación en arte emergente, actual, el cual fue producto de los sistemas constructivos de fines del siglo XIX, al igual que los Talleres Generales de Construcción y Reparación de Máquinas y Material Rodante, en Aguascalientes, (1884), para ser destinado a la cultura, la enseñanza y aprendizaje de las artes, siendo adaptado paulatinamente para esas funciones, en tanto el Chopo fue sede de un museo de historia natural.
En esta línea patrimonial, vale mencionar la sede del Instituto de Artes perteneciente a la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, la más hermanada en el país con el modelo de la Universidad de las Artes de Aguascalientes, cuyas instalaciones fueron inmuebles mineros teniendo su origen en el siglo XVIII y que cuenta con su galería universitaria, en el Municipio de Mineral del Monte.
Así este espacio para las artes visuales, podría avanzar hacia la construcción de nuevos conocimientos y saberes, con una perspectiva académica multidisciplinar que abra su espacio expositivo a la riqueza de la diversidad cultural, a la inclusión, donde interactúe lo lúdico con la creatividad y el bien común, en el marco de un proyecto educativo universitario que encauce y reafirme sus objetivos hacia la igualdad de oportunidades, el desarrollo sostenible y el respeto por el medio ambiente.
Como resultado, ello en prospección, así, formará parte del proyecto de vida de sus estudiantes encausándoles hacia la solidaridad, considerando los fines de la educación del siglo XXI, cuyos propósitos son “…contribuir a formar ciudadanos libres, participativos, responsables e informados, capaces de ejercer y defender sus derechos, que participen activamente en la vida social, económica y política de México. Es decir, personas que tengan la motivación y capacidad de lograr su desarrollo personal, laboral y familiar, dispuestas a mejorar su entorno social y natural, así como a continuar aprendiendo a lo largo de la vida, en un mundo complejo que vive cambios vertiginosos”. (SEP, 2016).
Coda. La Galería Universitaria se encuentra en el edificio 50, conocido como “H”, del Complejo Ferrocarrilero Tres Centurias, donde se presenta inauguralmente la exposición Devenires, registros del habitar, integrada por obra de veintidós profesores de los diferentes campos disciplinares artísticos de la Licenciatura en Artes Visuales, con la curaduría de Lucía L. Castañeda Garma y Juan M. Vizcaíno Martínez; la museografía a cargo de Claudia González Hernández y Francisco Armando Rangel Flores, y la adecuación patrimonial del inmueble, por Marlene Barba Rodríguez.
Diciembre de 2020
