Nunca es bueno trazar metas comparándose con otros. Y si esto se hace con los programas de un país, es todavía peor. Es imposible imaginar que estaba pensando el Señor Presidente cuando avisó desde Enero 2019 que nuestro sistema de salud sería como el de Dinamarca, Noruega o Suecia. A esa afirmación no siguió ni una sola medida que hiciera ver un cambio en el manejo de hospitales, sistemas de seguridad social, ni en campañas de prevención. Lo peor del asunto es que en ningún momento describió cómo son las instituciones sanitarias de esas naciones, para que al menos tuviéramos una idea de hacia donde se pretendía llegar. Quienes hemos estado en alguno de esos lugares sabemos que los tres mencionados son socialistas con monarquía. Una extraña combinación de tradición ancestral con reyes y clase noble, pero con funcionamiento comunitario de una gran equidad. No hay ningún secreto, el método está a la vista de todos y además esas naciones siempre están dispuestas a compartirlo si se les pide. Los impuestos que pagan los ciudadanos son elevadísimos. Una gran parte de sus ingresos van a dar al fisco, algo así como el 60%. Viven en austeridad desde los gobernantes hasta los más humildes artesanos. La mendicidad, el ambulantaje y el desempleo voluntario son duramente castigados. Todos los jubilados tienen que cumplir obligatoriamente con un servicio social, de acuerdo con su oficio o haciendo tareas menores como cuidar enfermos, apoyar asilos y orfanatorios, trabajar como guías de turismo, museos y parques. No existe la medicina privada pero los hospitales públicos son de primerísima calidad, con atención médica privilegiada y con todas las cirugías y medicamentos gratuitos.
Todos los médicos y otros profesionales de la salud como enfermeras, odontólogos, fisioterapistas trabajan para el Gobierno, con buenos sueldos y condiciones de vida. Sólo hay un sistema de salud. Cuentan con un amplio programa de Salud Mental que incluye los hospitales de psiquiatría y más aún, una extensa red de unidades para consulta de psicología en escuelas, centros de trabajo y unidades habitacionales. En la ciudad de Tomso, Noruega se inauguró en abril 2018 el primer hospital de psiquiatría en el que no se administra ni un sólo medicamento. Todo el tratamiento se hace con psicología. En todos los países nórdicos los problemas mentales son frecuentes y graves. Tienen muy altos índices de alcoholismo, depresión y suicidio. La diferencia es que también se brinda una amplia gama de oportunidades para la atención. En Dinamarca, Holanda, Noruega y Finlandia es legal el consumo de la marihuana para “uso lúdico” desde hace muchos años. Sólo que su consumo es limitado por las dificultares para llevarla a esos países y que además el clima no favorece su cultivo.
Ahora que sabemos esto, de nueva cuenta nos preguntamos : ¿A qué se refiere nuestro Señor Presidente? En este año 2020 ha repetido su aseveración cuando menos cada dos meses. La última ocasión fue en la última semana de Noviembre y otra vez fue una perorata sin ninguna evidencia. La pandemia exhibió a la Secretaría de Salud como una institución incompetente y desorganizada. A un sistema de salud conformado por una costosa medicina privada y cinco servicios gubernamentales, la Secretaría, el IMSS, el Issste, el DIF y el Insabi, todos deficitarios, como el más caótico de los sistemas en el continente. No en vano la OMS ha declarado que en América el peor manejo de la enfermedad por coronavirus lo hizo nuestra nación. ¿En qué nos parecemos a los países escandinavos? ¿Cuál fue el cambio que vimos a partir del 1 de diciembre 2020? Es penoso que nuestro primer mandatario hable sin conocimiento y sin dirección.