La buena noticia con la que cerramos el año es que las vacunas en contra del Coronavirus han comenzado a aplicarse alrededor del mundo. La palabra vacuna se convirtió en un símbolo de esperanza, una historia mediática que el mundo entero seguía obsesivamente. En términos científicos es notable que jamás se había desarrollado una vacuna con esta velocidad. Se destinaron recursos nunca vistos y se flexibilizaron tanto el proceso de prueba, como las regulaciones de aprobación, dando lecciones que probablemente sean valiosas en el futuro. Sin embargo, esto también tuvo su costo. La aparición de algunos efectos secundarios en pacientes de las pruebas clínicas de Astra-Zeneca en el otoño generaron desconfianza en la vacuna.
A pesar de este avance científico, no hay que olvidar que la ciencia siempre se encuentra aplicada en un contexto histórico/político particular. Precisamente estos cruces han causado que diferentes países tengan aproximaciones divergentes hacia la obtención y distribución de la vacuna. Por otro lado, también se desplegó una carrera para lograr el preciado elixir de la inmunización, en la que múltiples países hicieron esfuerzos para declarar que habían llegado primero y así proyectar su fuerza en el escenario internacional.
La Rusia de Vladimir Putin fue la primera en registrar una vacuna –la Sputnik V– contra el Covid en el mes de agosto, antes de haber terminado pruebas importantes. A mediados de octubre declaró que había registrado una segunda vacuna, Epivak Corona. Sin embargo, los resultado de ambas han sido obscuros, por la dificultad de medir su efectividad a partir de su aplicación masiva. La historia de los rusos de llevar a cabo operaciones en las sombras no ayuda a la credibilidad de los que defienden la efectividad de la Sputnik V en la televisión rusa. China, llevó esto un paso adelante, al vacunar a su población antes de concluir las pruebas clínicas. El Partido Comunista chino ha comenzado a distribuir la vacuna incluso exportándola a varios países.
En Europa y Estado Unidos, dos empresas multinacionales – Pfizer y Biontech – anunciaron hace un mes que su vacuna tenía 90% de efectividad en prevenir los síntomas del Covid-19. El mismo día, Rusia dijo que Sputnik V tiene 92% de efectividad, lo cual parece un poco sospechoso. Mientras tanto, en Estados Unidos las vacunas de Moderna y Pfizer han logrado ser inmunes a demandas por los efectos secundarios que pueda causar la vacunación masiva. Todo esto gracias a un programa lanzado por el Secretario de Salud y Servicios Humanos, Alex Azar, que protege a las farmacéuticas de demandas por los efectos secundarios que pueda producir la inyección. Son inmunes jurídicamente por 4 años. Por otra parte, todo parece indicar que, en Estados Unidos, los dueños de negocios podrán exigirles a sus empleados estar vacunados para mantener su trabajo, dejando a los trabajadores en una circunstancia de estar forzados a vacunarse sin protección jurídica o perder su empleo.
En el caso de México, la cancillería jugó bien sus cartas al pedir que llegaran 3,000 vacunas lo más pronto posible, porque la historia mediática fue que México fue el primer país en América Latina en recibir la vacuna. Si bien la cantidad es poca, es verdad que el impacto mediático fue positivo. Adicionalmente, han seguido llegando lotes de vacunas con cierta regularidad y el plan de vacunación nacional se ha presentado. Habrá que ver cómo el gobierno ejecuta esta parte de su respuesta al coronavirus.
Este fin de Año, recordemos que el Covid nos acompañará al próximo año, siendo ya que nos alcanzó desde el 2019, de donde deriva sus distintivos dos dígitos. Está por verse cuánto durará la protección de la vacuna y cómo interactúa con las nuevas cepas que han surgido recientemente en Europa. Por otra parte, hay que mantener el ojo abierto, pues esta es solo una batalla, la guerra puede prolongarse. El virus tendrá reservas y mutaciones dada su capacidad de contagiar animales y de vuelta a los humanos. Aunque se vacune a todos los humanos, el coronavirus está en los animales. Esto, según dicen los expertos, favorece las mutaciones. En otras palabras, esperemos que el sistema de salud aguante este segundo rebote y miremos hacia adelante, cansados, pero resilientes y con esperanza de sobrevivir esta maldita plaga. Feliz año para todos los lectores de Mareas Lejanas.