APRO/Raúl Ochoa
El costo operativo del Club Deportivo Social y Cultural Cruz Azul supera los 2 mil 300 millones de pesos anuales. Lo anterior significa que el controvertido equipo de la cementera sale más caro que América y Monterrey juntos, pese a que dichas franquicias están consideradas entre las tres plantillas de mayor valor en el mercado.
Pero mientras América y Monterrey no causan pérdidas económicas a sus respectivas empresas, en el caso de Cruz Azul la situación es todo lo contrario. “El equipo está lejos de ser autosustentable”, se confirma en los resultados preliminares de la empresa externa de auditores contratada por la actual administración, a los que Proceso tuvo acceso.
La investigación también ha encontrado diversos contratos de jugadores que fueron adquiridos a sobreprecio por la cooperativa cuando dirigía la cooperativa Guillermo “Billy” Álvarez, ahora prófugo, acusado de delincuencia organizada y lavado de dinero.
Por ejemplo, el futbolista Elías Hernández, que perdió protagonismo en el recientemente finalizado torneo Guardianes 2020, fue fichado en mayo de 2019 procedente del club León, donde pasó cinco años.
De acuerdo con la auditoría interna, Cruz Azul desembolsó por el mediocampista 8 millones de dólares con sueldo libre de impuestos de 1 millón 500 mil dólares, a sabiendas de que tenía más de 30 años. Sin embargo, en realidad la cooperativa le está pagando al jugador 2 millones 300 mil dólares más IVA.
Al respecto, un directivo de la cooperativa, que solicitó omitir su nombre, señala: “Si bien nos va, lo cedemos a préstamo y le pagan el sueldo, pero los 8 millones de dólares que costó nadie me los va a dar. Vaya, si nos ofrecen 2 millones podemos decir que hicimos un negociazo”.
Pero es peor el caso del defensa chileno Igor Lichnovsky, quien repentinamente abandonó al club a medio torneo para fichar con el equipo Al Shabab, de Arabia Saudita, que dirige el portugués Pedro Caixinha, exentrenador de Cruz Azul.
De acuerdo con las auditorías ordenadas por la actual administración, se detectó que en el contrato de Lichnovsky, negociado directamente por Robin Álvarez (hijo de Billy Álvarez) se les olvidó incluir la cláusula de rescisión, que los clubes utilizan para blindar a sus jugadores, así como el monto económico que deberá cubrir el interesado para hacerse de los servicios de un futbolista con contrato vigente.
Según el ya citado directivo de la cooperativa, “cuando alguien se dio cuenta, se quiso llevar al futbolista. Le voy a ser muy franco: la realidad es que los árabes fueron muy decentes, porque aceptaron negociar con nosotros y nos acabaron dando millón y medio de dólares, cuando el jugador costó 3 millones de dólares, porque se lo hubieran podido llevar a la buena de Dios. De lo perdido, lo que aparezca”.
Fuentes internas de la cooperativa, que comparten los resultados preliminares de la auditoría, confirman que hay cuatro contratos más de jugadores sin dicha cláusula de rescisión.
En el balance preliminar figura también el ecuatoriano Bryan Dennys Angulo, quien llegó a Cruz Azul en agosto de 2019, pero cinco meses después fue cedido en préstamo a Xolos de Tijuana. Por este favor, la cooperativa absorbe medio millón de dólares mensuales por concepto del salario de Angulo.
El negocio de los contratos
En las indagatorias se detectó que Billy Álvarez y su hijo eran los únicos “responsables y facultados” para la contratación de jugadores. Al revisar los convenios, la auditoría descubrió que varios fueron negociados por Robin Álvarez.
Más aún, el intermediario de esas contrataciones es el promotor Ignacio López Medina, cercano a Billy Álvarez y quien se vio beneficiado de los fichajes de futbolistas. El propio Alfredo Álvarez señaló a López Medina cuando declaró en la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada contra su hermano Guillermo, en junio pasado.
Según los testimonios de Alfredo, López Medina es el promotor que interviene en todas las negociaciones de los jugadores adquiridos por la cooperativa. Desde entonces se sospechaba que Billy Álvarez había comprado jugadores a sobreprecio.
En su declaración Alfredo Álvarez, quien se ostenta como vicepresidente del club, consideró elevados los costos de los futbolistas. A pregunta expresa de los agentes federales, reveló los nombres de los jugadores cuyos contratos le parecían sospechosos: Orbelín Pineda, el goleador Jonathan Rodríguez, Misael Domínguez, Andrés Rentería y Antonio Sánchez.
También explicó que fue restituido como socio cooperativista en 2016, aunque asumió su función de vicepresidente del club tres años más tarde, y aclaró que es ajeno al fichaje de los jugadores.
Eso sí, relató que tan pronto asumió la vicepresidencia del equipo pidió a la presidencia y la contraloría interna un informe pormenorizado de la relación de los fichajes y traspasos de futbolistas, así como las formas en que se estipularon los montos por concepto de compra.
De igual manera, Alfredo Álvarez indicó que los cinco jugadores citados firmaron con el club cuando Ricardo Peláez, actual presidente deportivo de Chivas, se desempeñaba como director deportivo de Cruz Azul.
También indicó que el promotor López Medina ha estado involucrado desde que Agustín Manzo y Eduardo de la Torre ocuparon la dirección deportiva.