Atender los informes de gobierno es similar a escuchar la recopilación de grandes éxitos de un cantante o grupo musical, no hay mentira alguna en lo que se propone: piezas seleccionadas que intentan llevar a la audiencia lo mejor de lo mejor. En ese conjunto no se va a encontrar una crítica, dudo que cualquier productor inserte, a propósito, una pieza mala que deje en mal a quienes grabaron el disco, la intención es que se goce el viaje, que reconozca las razones por las cuáles se agruparon como hits.
Al 30 de noviembre, el presidente Andrés Manuel López Obrador llevaba 504 conferencias matutinas, de acuerdo al análisis de Spin, con una duración promedio de 106 minutos y 40 mil 502 afirmaciones no verdaderas. Nada nuevo se puede esperar del octavo o segundo informe de gobierno del líder de la Cuarta Transformación, sólo el ofrecimiento de sus grandes éxitos.
Así comenzó la ceremonia del 1 de diciembre, con el recuento de las benevolencias de este nuevo régimen, el álbum de memorias que destaca el poder de la virtud contra la corrupción con que supuestamente el Gobierno Federal enfrenta la ruina del país que dejaron los neoliberales.
Lo importante es el tono del presidente, como el solista hábil para el playback López Obrador sabe modular y mesurar, si en las mañaneras no duda en la invectiva contra sus adversarios, al presentar su informe se modera, es el momento de insistir en los éxitos, a grandes trazos pintar el camino seguido para alcanzar el estado de jauja, cómo ha sabido exprimir el cuerno de la abundancia que es México para repartir entre los pobres primero, por eso el énfasis en que su propuesta de austeridad ha logrado el ahorro de más de un billón de pesos.
Hace unos días, en una mañanera, el presidente nombró los tres jinetes apocalípticos que intentan impedir la transformación, López Obrador señaló que la pandemia, la crisis económica y los ataques de los medios de comunicación han sido los obstáculos principales de su administración; en su segundo informe no iba a hacer referencia a esos obstáculos, no de esa manera frontal, decidió contar que mucho habíamos avanzado, cuando en marzo de este año llegó al país la pandemia del coronavirus, y sufrimos las consecuencias, la parálisis de la economía y el aumento del desempleo, entre las principales. De acuerdo al presidente, se enfrentó la crisis con “entrega, eficacia, estrategias no convencionales”, lo que permitió “salir poco a poco de la adversidad”.
¿Miente López Obrador?, no, está contando su verdad, cuando habla de la pandemia por Covid-19 menciona que no nos hemos visto rebasados por los contagios, sin importar que el número de muertos haya rebasado por mucho los pronósticos de López-Gatell, y ahí está el truco, López Obrador no hace pronósticos, él se considera una fuerza moral, de esas que no hacen predicciones, de las que sólo saben empujar. Véase si no cómo indica cuándo se recuperará el empleo: “Pienso que en marzo lograremos recuperar los empleos”, así ejerce presión López Obrador, mientras lo decía uno puede imaginar al personal del IMSS pensando en cómo ajustar las cifras para aumentar el número de asegurados, ¿le sumamos becarios?, súmenle hasta que cuadre con lo que dijo el presidente.
El primer reconocimiento y aplauso, por supuesto, es para las fuerzas armadas, a las que López Obrador ya designó que se encuentran en “una etapa nueva en su función”, o sea que nadie se puede quejar de la entrega del poder al Ejército y la Marina; para que no quede duda, un segundo aplauso atronador surge entre los asistentes cuando el presidente agradece por su nombre a los titulares de Marina y del Ejército.
El disco de grandes éxitos abre su lado B cuando indica que de 100 compromisos ha cumplido con 97, en tan sólo dos años, quedan cuatro para descentralizar el gobierno federal, impulsar el desarrollo de fuentes de energía renovables a través de las hidroeléctricas y conocer la verdad de la desaparición de los jóvenes de Ayotzinapa.
¿A dónde vamos, capitán?, ¿cuál es nuestra Ítaca? López Obrador responde: una república justa, libre, soberana y fraterna, suena bonito, no importa si en la descripción que hiciera del país, México ya fuera justo, libre, soberano y fraterno, quienes lo escuchan saben qué esperar y él, el príncipe de la Cuarta Transformación se entrega a su público.
¿Dónde está ese México?, no importa, según López Obrador así es y si no, basta con que lo enuncie, este es su país, el de un solo hombre, el de una sola voluntad, México como la Media Luna, donde nada ocurre mientras Pedro Páramo no lo diga.
Por supuesto, remata jocoso, en la última encuesta, dice López Obrador “porque yo tengo otros datos”, el 71% de los mexicanos están contentos con su gobierno… Redoble de tambores, aplausos y salida.
Coda. Un informe es como un disco recopilatorio de grandes éxitos, uno puede disfrutar a su grupo preferido, descubrir las maravillas de un cantante desconocido, y sí, también, darse cuenta que la industria graba muchas porquerías.
@aldan