En el fútbol actual es común ver como los clubes más económicamente poderosos acaparan casi todos los títulos. Es difícil que un equipo con una plantilla modesta pueda competir de igual a igual con aquellos que cuentan con gran poder adquisitivo, por ello casi siempre vemos los mismos nombres al final de cada temporada.
En México, a pesar que ocasionalmente vemos algunas sorpresas por el formato de la competencia, la realidad no es muy diferente. Si no haces un gasto significativo para conformar tu plantilla, lo más probable es que no consigas algún trofeo. Sin embargo, hay instituciones que aprovechan esta cuestión para concretar grandes negocios, como el Club Necaxa.
Hace tiempo que la escuadra de Aguascalientes no consigue campeonar en la primera división del fútbol mexicano, pero ha podido formar buenos equipos sin hacer un gran esfuerzo económico. Esto es un detalle a tener en cuenta, pues ha llegado a acuerdos muy convenientes comprando jugadores y vendiéndolos después por precios mucho más altos.
Víctor Dávila, Brian Fernández, Cristian Calderón, Jesús Angulo y Edson Puch son algunos ejemplos de las lucrativas operaciones que el Necaxa ha cerrado en los últimos años. Se calcula que de 2017 a 2020, gastaron 10.3 millones de dólares y recibieron 43 millones, en otras palabras, su ganancia fue de tres veces lo que habían invertido.
Hay otros clubes que siguen caminos similares. Después de todo, para varios de ellos no es sencillo cuadrar las finanzas y cosechar títulos al mismo tiempo. A pesar de la falta de campeonatos, desde su regreso a primera división, el Necaxa ha podido sostener un nivel competitivo mientras saca jugosas ganancias de la compra y venta de jugadores. En ese sentido, la gestión directiva ha sido muy buena.