APRO/Juan Carlos Cruz Vargas
En el cibercafé de Antonio las computadoras permanecen apagadas; la impresora ya no atiende como antes, la demanda que estudiantes y oficinistas exigían antes del gran confinamiento. Por la tarde, apenas llegan personas a preguntar si entre los artículos de papelería que vende el propietario hay solicitudes de empleo.
Es la nueva normalidad en el sur de la Ciudad de México; el color del semáforo epidemiológico es naranja pero la alarma es roja para los pequeños y medianos negocios, donde se observan mesas desocupadas, mostradores en reposo, registradoras que sólo tienen obligaciones de renta, de insumos adicionales como gel antibacterial, cubrebocas, termómetros y los inevitables impuestos y servicios que deben pagarse.
De ganancias, el propietario del local sólo espera que la situación mejore, de lo contrario, tendrá que cerrar la cortina o, en el mejor de los casos, convertirse en un informal.
“En esta situación totalmente atípica hemos perdido alrededor de 160 mil pequeños y medianos negocios a nivel nacional. Estoy hablando de los que tenían de uno a 10 empleados. Desafortunadamente esas empresas tuvieron que cerrar o cambiar a la informalidad, pero también ha sido un problema generado por la falta de estructura y apoyo para ese sector”, alerta Eduardo Daniel Contreras Pérez, presidente de la Cámara de Comercio Servicios y Turismo en Pequeño (Canacope) de la Ciudad de México.
De acuerdo con el líder empresarial, “a veces no les alcanza para pagar, por ejemplo, los impuestos al Servicio de Administración Tributaria (SAT) o los impuestos de las nóminas. Entonces prefieren pagar por fuera los sueldos que los impuestos y se dan de baja, tanto en el seguro como ante la Secretaría de Hacienda”.
Por si fuera poco, entre las micros, pequeñas y medianas empresas (mipymes), que representan más de 75% del empleo en el país, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), hay incertidumbre ante la inminente posibilidad de que el semáforo cambie nuevamente a rojo.
Y advierte: “Ahora hay una incertidumbre muy grande, hay un miedo muy, muy grande, porque en estas épocas decembrinas, donde se incrementan las ventas, si el semáforo en cierto momento se va a rojo y se cierra todo, sería el golpe final para muchos negocios”.
Crecen los informales
De acuerdo con los Censos Económicos 2019, presentados a mediados de julio último por el Inegi, en el país se contabilizaron 6.3 millones de establecimientos, con 36 millones de personas ocupadas en ellos. De esa cantidad, 94.9% de los establecimientos son micro; 4.9% son pequeños y medianos, mientras que sólo 0.2% son grandes negocios.
La mala noticia es que seis de cada 10 establecimientos son informales y ocuparon a 18.9% del personal activo. En contraparte, prácticamente cuatro de cada 10 negocios son formales, pero dieron empleo a 81.1% de todo el personal ocupado y generaron 97% del valor agregado.
Las personas remuneradas en los establecimientos informales reciben en promedio 120 pesos al día, mientras que los empleados de los establecimientos formales reciben 367 pesos por jornada laboral.
El problema es que la combinación de la crisis económica provocada por la pandemia y la falta de apoyos contundentes a las empresas por parte del gobierno, la opción es convertirse en informal.
De hecho, la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo arrojó que la población ocupada informal –que comprende a los ocupados que son laboralmente vulnerables por la naturaleza de la unidad económica para la que trabajan, como aquellos cuyo vínculo o dependencia laboral no es reconocido por su fuente de trabajo– en octubre de 2020 fue de 29.7 millones; es decir, 1.6 millones más que en septiembre.
En otras palabras, desde que se declaró la reapertura de la economía, en julio pasado, la ocupación informal pasó de 54.9% a 56% de la población ocupada en el país.
Los censos económicos muestran que la esperanza de vida de los negocios en México es de 7.8 años; sin embargo varía de acuerdo al sector. Por ejemplo, las empresas manufactureras viven en promedio 9.7 años, mientras que las dedicadas al comercio sobreviven 6.9 años y las de servicios, ocho años.
Así era antes de la pandemia, pero el gran confinamiento terminó por hacer trizas la deteriorada situación de las mipymes.
Según el más reciente Estudio sobre la Demografía de los Negocios (EDN 2020) elaborado por el Inegi, de los 4.9 millones de establecimientos micro, pequeños y medianos sobrevivieron 3.9 millones, que representan 79.19%; en contraste, 1 millón 10 mil 857 establecimientos, que significa 20.81% del total de los negocios, cerraron sus puertas definitivamente.
Lo peor es el golpe en el empleo, ya que el mismo estudio reveló que, a escala nacional, por cada 100 personas ocupadas en 2019, 24 dejaron de trabajar por los establecimientos que cerraron este año.
La visión del FMI
En la declaración final del personal técnico del Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre la misión del artículo IV de 2020 –una evaluación anual sobre la situación económica y las perspectivas de México– el organismo señala que las autoridades están proporcionando un apoyo fiscal directo muy modesto a corto plazo.
“Aumentaron el gasto en salud y el apoyo presupuestario directo a hogares y empresas en 0.7% del PIB. Sin embargo, esto se compara con más de 3% del apoyo al PIB entre los mercados emergentes del G-20”, señala el documento.
Aunque la política fiscal de no endeudamiento causó una opinión encontrada en el personal técnico del FMI, sí concluyeron que más allá de los préstamos disponibles para microempresas y pequeñas empresas se podrían proporcionar medidas de apoyo a la liquidez, por ejemplo, diferimientos de impuestos y contribuciones a la seguridad social. También asistencia para la reducción de costos como subsidios salariales a las empresas viables.
El débil apoyo fiscal también prendió las alarmas en la Junta de Gobierno del Banco de México, donde en la última reunión con motivo de la decisión de política monetaria anunciada el 12 de noviembre de 2020, el subgobernador Jonathan Heath votó en contra de mantener la Tasa de Interés Interbancaria en 4.25% y consideró disminuirla hasta 4%.
En la economía real, entre los agremiados a la Canacope-Servytur, que preside Eduardo Daniel Contreras Pérez, sólo dos de cada 10 negocios recibieron el apoyo de 25 mil pesos a través del programa Crédito a la Palabra.
“Sin embargo, no solamente se requiere de ese tipo de apoyos. Nosotros todo el año, toda la pandemia, hemos estado enviando iniciativas donde se revise el poder y apoyar en la parte, por ejemplo, del pago de impuestos al SAT; de poderlos diferir hacia el otro año en dos meses, en lo que dura la pandemia”, señala a este semanario el presidente del organismo empresarial.
Contreras Pérez aclara: “Desafortunadamente no ha habido ningún tipo de respuesta y se ha dejado al pequeño negocio, y en general a los negocios de la Ciudad de México, a la deriva. En el hecho de que cierren los que tengan que cerrar y que sobrevivan, pues los que puedan”.