Pinche año de Leona Vicario, suele iniciar sus columnas Gil Gamés, en este 2020 de la pandemia, no encuentro alguien que pueda decir algo bueno de estos días, las restricciones por la emergencia sanitaria y el confinamiento se traducen a que en cualquier conversación que se mencione lo que ocurrió a lo largo de estos meses sea visto como una tragedia colectiva y personal.
El 31 de diciembre se cumple un año desde que China notificó oficialmente a la Organización Mundial de la Salud los casos de la enfermedad respiratoria que hoy reconocemos como el covid-19; es hasta marzo que la OMS declara al coronavirus como pandemia y a finales de ese mes, el consejo de Salubridad General declara en México Emergencia Nacional por el coronavirus; durante el primer trimestre del 2020 el mundo fue distinto, pero ya no lo recordamos, todo lo que nos queda del 2020 en la memoria es el confinamiento.
La Fundación del Español Urgente, de la Agencia EFE y la Real Academia Española, eligió Confinamiento como la palabra de este año, de entre una lista en la que también estaban coronavirus, infodemia, resiliencia, covid-19, teletrabajo, conspiranoia, tiktok, estatuafobia, pandemia, sanitarios y vacuna. La definición de Confinamiento es “aislamiento temporal y generalmente impuesto de una población, una persona o un grupo por razones de salud o de seguridad”; ya que marcó nuestra vida al grado de eliminar tres meses de vida, que disolvió movimientos poderosos como el de las mujeres, la elección no pudo ser mejor, esa medida cambió nuestra forma de hablar y de vivir, de pensar.
Será difícil encontrar en los recuentos del año una nota positiva, todos tenemos deseos de olvidar el 2020 y el confinamiento en que nos mantuvo; pero el 2021 no pinta mejor, quizá por eso no fue elegida la palabra vacuna por la Fundéu. Dudo que alguien se anime a cantar, como es costumbre “Yo no olvido al año viejo, porque me ha dejado cosas muy buenas”. En lo personal, tras comer la doceava uva y besar a la mujer que amo, buscaré un momento para sí cantarle así al 2020, no le guardo resentimientos y, sin ningún ánimo optimista, considero necesario pensar una y otra vez en qué me dejó el confinamiento.
En este 2020, del encierro aprendí a valorar el peso de las palabras y las consecuencias de las acciones. Deberá ser otra, mejor, la forma en que interactúe socialmente con el puño de personas a quienes considero mis amistades; con mis colaboradores, buscar consolidar el espíritu de colectivo que nos distinguió durante estos meses; con mi familia, los lazos de la risa que nos unen más que los de sangre; con mi hijo, continuar formando el recuerdo que quiero de tenga de mí cuando yo no esté con él; con Tania, extender los días y las noches para que valgan los trabajos de amor disperso porque existe el verdadero amor.
Siempre he creído que la esperanza hace su esclavo al vencido, difícilmente rendiré mis expectativas a la confianza de que lo mejor está por venir, por eso no le guardo rencor al 2020, se requiere repasarlo una y otra vez, aprender para adquirir las herramientas necesarias que permitan construir la normalidad que merecemos, no esa novedad que se nos ofrece donde la única apuesta es ir dando los mismos palos de ciego que nos condujeron al desconcierto, pasividad e irresponsabilidad cuando apareció el coronavirus.
Creo en el ejercicio de la memoria, eso haré.
Coda. Hace treinta años me encontré en una librería la primera versión que José Emilio Pacheco publicó de los Four Quartets de T.S. Eliot, en la colección Cuadernos de la Gaceta, tengo un cariño especial por ese libro, dialoga conmigo, me permite entender cosas. Pacheco trabajó obsesivamente con ese texto, publicó varias versiones con formas distintas de aproximarse a los versos y traducirlos, revelarlos; en 2018, editorial Era lanzó la versión definitiva: Cuatro cuartetos. Aproximación.
La edición y notas de José Emilio Pacheco son reveladoras, de ahí tomo los siguientes versos, para repetirlos desde el primer minuto del 2021 y cuantas veces sea necesario:
Tratando de aprender a usar las palabras.
Y cada intento es un nuevo principio
Y un tipo diferente de fracaso,
Porque uno sólo aprende a dominar las palabras
Para decir lo que ya no tiene que decir
O en una forma en que no quiere ya decirlo
@aldan