Literatura infantil y juvenil en la pandemia: de la Filij a la Felij - LJA Aguascalientes
01/07/2024

APRO/Niza Rivera

 

En el marco del Día Nacional del Libro que se celebró el 12 de noviembre, la industria del libro recordó su lucha frente a la pandemia. De manera general, se ha sufrido “un estrepitoso desplome aún difícil de evaluar”, afirmó la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem), pues hasta agosto de este año estimó pérdidas por 510 millones de pesos.

Y en medio de este gremio la comunidad de la Literatura Infantil y Juvenil (LIJ) da la batalla buscando sobreponerse a la cancelación de la que hubiera sido la 40 edición de la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil (Filij) –anunciada en julio pasado por la Dirección General de Publicaciones (DGP) de la Secretaría de Cultura (SC), en conjunto con el Fondo de Cultura Económica–, puesto que el tema sanitario obligó a postergar la celebración para 2021.

“Queremos celebrar como se merece”, explicó Marilina Barona, editora y titular de la DGP de la SC, en entrevista con Proceso.

En sustitución de dicho encuentro, y como “evento extraordinario”, se realizó el Festival del Libro Infantil y Juvenil (Felij), que culminó el 16 de noviembre.

Pero la que hubiera sido la 40 edición de la FILIJ no pasó en blanco, al menos no para los profesionales que han participado a lo largo de sus ediciones, y también a pesar de comentarios como el que recogió La Jornada, del escritor Benito Taibo (hermano de Paco Ignacio Taibo, encargado de la oficina del FCE), respecto a que “no existe la literatura juvenil”, pues “ese membrete es una fórmula de mercadotecnia…”.

Una muestra fue un cartel que circuló entre el 6 y el 15 de noviembre en redes sociales y en grupos de conversaciones de WhatsApp, para recordar que en esas fechas se hubieran cumplido cuatro décadas del evento.

El cartel se acompañaba de un colibrí en medio de un libro, figura que se asociaba a la feria, en el cual se lee: “#FILIJ: Proyecto vivo o memoria histórica. Hoy hace 40 años se sentaron las bases de la Literatura Infantil y Juvenil Mexicana actual”.


La idea de la imagen fue de la escritora Norma Muñoz Ledo, la periodista Adriana Malvido y la editora y especialista en LIJ, Rebeca Cerda, secretaria ejecutiva durante 17 años de la sección mexicana de IBBY (International Board on Books for Young People).

Cerda, con más de cuatro décadas de experiencia en el sector, y tras hacer un repaso puntual sobre la importancia de la Filij como un parteaguas en México y el mundo, refirió en entrevista telefónica con Proceso:

“Nos pareció importante recordar la fecha con ese cartel porque llegar a una 40 versión de una Filij tomó tiempo y el esfuerzo de diferentes grupos con diferentes opiniones de al menos tres generaciones nacionales. 1981 fue el momento en el que comenzó la organización y estructuración de un fenómeno de la literatura infantil y juvenil mexicana contemporánea, las bases que tenemos de la LIJ mexicana hoy en día: autores, editores, ilustradores, circuitos de distribución con las salas de lectura, los promotores, todo ello tiene su origen en esa feria.

“Esta llamada, este cartel es para recordar lo que han sido las generaciones que han participado y para todos los que han crecido con ella, de ahí que me pareció muy bien el recordatorio. Creo en la reflexión y el futuro”.

–Llama la atención el énfasis en la “memoria histórica”…

–Es que tenemos que ser muy cuidadosos con la memoria cultural, social e histórica. La Filij es la narración, el descubrimiento que tenemos los seres humanos, podemos repensar y construir cosas, y el objetivo es ese. Si las autoridades no lo recordaron, nosotros queríamos hacerlo.

 

Aprender a sobrevivir

Dos históricas editoriales en el terreno de la LIJ, El Naranjo, con 15 años, y Amaquemecan, con 38 años de existencia, revelaron que, ante el cierre de librerías y escuelas por la pandemia, el terreno digital como espacio para venta y exposición funcionó, pero no precisamente el del libro electrónico (e-book), pues en general los lectores siguen prefiriendo buscar el volumen físico.

Al respecto, Ana Laura Delgado (Veracruz, 1954), fundadora y directora de la editorial independiente El Naranjo, que tiene cerca de 150 volúmenes editados, explicó:

“Comenzamos la pandemia con cierta angustia, como todos. Somos un equipo de 10 personas, así que, para no depender de las compras institucionales, buscamos reinventarnos a través de redes sociales y nuestra web. Si bien ya teníamos redes, hemos aprendido a recuperarlas y a estar ahí, porque ciertamente los lectores siguen buscando los libros físicos, y lo que necesitamos son plataformas para venderlos, hacérselos llegar.

“Si hay algo que nos entristeció fue la cancelación de la Filij, que desde el año pasado vivió una decadencia, le minimizaron el presupuesto, hubo quejas, resurgió el #TodosSomosLaFILIJ, porque es cierto, las políticas públicas de la cultura y la lectura no pueden estar sujetas a modas o administraciones en turno, y espero no nos malinterpreten, participamos en la programación del Felij, por supuesto que sí, pero esperaremos la Filij el próximo año con muchas, muchas ansías”.

Por su parte, Juan José Salazar y Claudia Romero, director general y editora de Amaquemecan, respectivamente, primera en publicar libros infantiles en Braile en nuestro país, agregaron que la pandemia los hizo incursionar en el terreno digital –situación en la cual se encontraron con muchos compañeros editores– y crear una tienda virtual. Ambos ubicaron tres momentos importantes de la LIJ en México:

La creación de la Filij en 1981; el Programa Nacional de Lectura en 2002, y la edición 30 (realizada en 2010), cuando se instaló en el Centro Nacional de las Artes… eso hasta 2015, pues al moverse al Parque Bicentenario en el Estado de México se registró una baja.

“Todos los promotores y los editores de libros para niños pensamos en la Filij como el espacio natural para presentar nuestras novedades, todo nuestro plan editorial anual está pensando en la Filij.

“Me cuesta trabajo hablar de una cancelación de la Filij, entiendo que se pospone por ser significativa para la literatura infantil y juvenil en Iberoamérica, porque no hay otra con las dimensiones en términos de oferta editorial, libros, talleres, seminarios de fomento a la lectura. No existe otra donde se reúnan los editores, los libreros, el encuentro de bibliotecarios, es el encuentro único de los niños con los libros, pero también de todos los que se profesionalizan al respecto, y no se puede perder. Todos hemos crecido con la feria”.


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