Este no es un artículo médico ni de divulgación científica.
Después de cuatro meses de diferimiento el pasado domingo 18 de octubre se realizaron las elecciones locales en Coahuila (Congreso) e Hidalgo (Ayuntamientos); esto se debió a la pandemia SARS CoV2, el famoso coronavirus.
Los derechos humanos no tienen jerarquía, es decir, un derecho no es más importante que otro; pero, ante una situación de pandemia debe privilegiarse el derecho a la salud, después y cuando las condiciones lo permitan, corresponde hacer valer el ejercicio de los derechos políticos electorales. Entonces, el sistema nacional de elecciones supo armonizar el derecho a la salud con los derechos electorales para darle cause al estado de Derecho.
Lo que vimos el domingo pasado en Coahuila e Hidalgo fue una gran acción ciudadana: las personas que fueron designadas como funcionarios de mesa directiva de casilla le respondieron positivamente a su respectiva comunidad, se presentaron puntualmente para instalar las 3,828 y 3,874 casillas en Coahuila e Hidalgo, respectivamente, y con ello recibir la votación de sus vecinas y vecinos. Todas las casillas fueron instaladas, todas.
Debe destacarse el alto grado de responsabilidad ciudadana, ya que las fotografías del día dan cuenta que, en las 7,702 casillas instaladas en ambas entidades, en todas ellas las y los ciudadanos traían bien puesto su cubre bocas; con lo que demostraron empatía y respeto, compromiso social y cívico. Aplauso para las y los funcionarios de casilla, las personas que representaron a sus respectivos partidos políticos, a las y los observadores electorales y a las y los ciudadanos.
Igualmente, en todas las casillas se respetó la sana distancia y se aplicó con rigor el protocolo sanitario para evitar algún eventual contagio de covid 19: traer cubrebocas en todo tiempo, aplicarse gel antibacterial para ingresar a la casilla, nulo contacto entre las y los funcionarios de la casilla y el electorado, no tocar la credencial de la persona electora en turno, desinfectar el marcador de las boletas, sanitizar la mampara y la mesa de trabajo cada cierto tiempo, y volver a aplicarse gel antibacterial al salir de la casilla. Un gran acto de civismo, sin duda alguna.
En las casillas con boleta electrónica se aplicaron las medidas anteriores más una adicional: a cada persona se le otorgó una toalla húmeda con desinfectante para limpiar la pantalla antes y después de su uso, ya que ésta es táctil. Lo que nos habla de la sana convivencia entre la tecnología electoral y el derecho a la salud.
Por otra parte, los respectivos porcentajes de participación ciudadana en las urnas nos mandan un mensaje: la gente sí sale a votar con una pandemia en curso. En Coahuila votó el 39.38 % (cuatro de cada diez) y en Hidalgo votó el 48.96 (casi cinco de cada diez). Porcentajes típicos de una elección local intermedia, pero, insisto, con una pandemia que no alcanza su pico máximo.
Las buenas prácticas aplicadas en otras latitudes, observadas por el INE, fueron transformadas en ingeniería electoral mexicana. Pero esta ingeniería no debe ser entendida o interpretada como lo fue en el México de los 80 o 90, no; me refiero a que se aplicaron la inteligencia colectiva a través de innovaciones incrementales para garantizar la salud de las y los electores, de las y los funcionarios de casilla; generar confianza para acudir a las casillas, sabiendo que se aplicaría la perspectiva sanitaria para garantizar el derecho al voto.
La ruta es esa: perspectiva sanitaria para privilegiar el derecho a la salud, adaptar los procedimientos electorales a esta nueva realidad y aplicar la tecnología electoral para el ejercicio del voto. Adaptación y flexibilidad.
El INE y los organismos públicos locales electorales de Coahuila e Hidalgo aplicaron muy bien la planeación estratégica para afrontar la incertidumbre por la pandemia; contribuyeron conjuntamente para que la inteligencia y las innovaciones fueran incorporadas en la comunidad. Un ganar-ganar.
Atestiguamos el éxito de la voluntad y del compromiso ciudadano en Coahuila e Hidalgo. Las y los funcionarios acudieron a instalar las casillas, y la ciudadanía salió a votar. Ya trazaron la ruta a seguir, ahora nos pasan la estafeta y nos declaramos listos para honrar sus respectivas aportaciones.