El liderazgo de la mujer, de cara al proceso electoral - LJA Aguascalientes
25/04/2025

Soy mujer, madre, comprometida con mi país y la justicia, por lo que me llena de gran orgullo que, en el proceso electoral que estamos por vivir y que será el más grande de la historia de México, podrán acceder más mujeres a los cargos de elección popular, generando un empoderamiento en manos femeninas.

Ello, derivado de la reciente reforma Constitucional y legal en materia de paridad de género, que materializa un triunfo en la lucha histórica que ha enfrentado el género femenino para acceder a los cargos públicos en igualdad de condiciones que los varones. 

No hay que olvidar que, de forma costumbrista, los estereotipos masculinos han aventajado a los hombres en el terreno político, bajo la idea de que para dirigir los rubros trascendentes y gestionar las grandes crisis, se requiere la determinación que a ellos se ha asociado. 

Sin embargo, no hay nada más alejado de la realidad. La situación actual y, sobre todo, la crisis sanitaria que este año nos aqueja, ha hecho evidente que algunas líderes femeninas de diversos países del mundo, han tomado decisiones muy efectivas y contundentes, para salvaguardar el bienestar de sus naciones. 

Actualmente, hemos visto a una primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, o a una canciller alemana, Angela Merkel, a quienes no les ha faltado arrojo ni decisión para implementar medidas inmediatas, precisas y firmes, para hacer frente a la pandemia del coronavirus en sus respectivos países. 

Líderes mujeres, con declaraciones transparentes hacia la ciudadanía y los medios de comunicación desde el primer momento, respecto a la gravedad de la crisis y la necesidad de llevar a cabo medidas drásticas y al no temblarles la mano al momento de adoptar disposiciones contra quienes no las acataran, se han desmarcado del discurso arcaico y erróneo de que solo los hombres pueden ser líderes efectivos y, más aún, han hecho evidente que son mejores que ellos. 

Estas y otras dirigentes sorprendieron con decisiones políticas innovadoras, con gestos solidarios y empáticos, tales como la primera ministra Noruega, Erna Solberg, cuando salió en televisión para hablar directamente a los niños de su país, organizando una rueda de prensa en la que la presencia de los adultos no estaba permitida. 

El estilo de liderazgo que estas mujeres tienen, les conecta directa y honestamente con la ciudadanía para la que gobiernan. Y, lo más importante, sus decisiones parecen ser más eficaces. 

En materia electoral, desde 1993, aplicar las cuotas de género y la paridad en el ejercicio de sus derechos político-electorales, han llevado a una construcción y transformación del sistema político mexicano, a través de la lucha de mujeres de partidos políticos y asociaciones públicas y privadas, teniendo como aliados a las autoridades electorales jurisdiccionales y administrativas.


La incorporación de la paridad de género como un principio constitucional era un tema imprescindible, ya que se trata de valores fundamentales que debían ser reconocidos en la Constitución, para hacerse vigentes en todo el régimen jurídico mexicano, por lo que la reciente reforma de abril de dos mil veinte a la Carta Magna, era apremiante.

Así, el principio de paridad se introdujo como una medida trascendente y permanente frente a la desestimación histórica de las mujeres en los órganos de representación política.

Reconocer la alternancia de mujeres y hombres, como elemento indiscutible en la elección o designación de las personas que van a ocupar los órganos de gobierno de los entes públicos, los organismos electorales administrativos y jurisdiccionales que se integran de manera colegiada, así como su formalización en la ley, permite que estos principios se observen y no queden sujetos a la voluntad de unos cuantos.

La elección alternada y secuencial de quienes presidan los órganos que se integran de manera colegiada en el Estado mexicano, es una medida oportuna y eficaz para combatir las barreras estructurales e ideológicas que excluyen a las mujeres de los puestos directivos, estratégico o de mayor responsabilidad.

Finalmente, se reconoció que la paridad no solo es un tema de escaparate, sino que su finalidad es equilibrar su participación en todos los ámbitos y, no solo en aquellos que se les ha asociado históricamente como los derechos humanos, los infantes o grupos en desventaja.

La experiencia nos demuestra que la capacidad de las mujeres no se encuentra por debajo de la de los varones, sino que, por el contrario, ellas han realizado grandes aportes.

Sin embargo, con todo y las reformas legales y estructurales, aún estamos frente a un trabajo de construcción rumbo a la paridad efectiva, siendo tarea de todas las autoridades, continuar apoyando el camino trazado de acompañar el empoderamiento femenino, así como en generar nuevas masculinidades que comprendan y fomenten esta visión de inclusión, con la convicción de que la participación política de las mujeres en nuestra vida pública, enriquece a nuestro Aguascalientes y a todo México. 


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