- Los malos resultados de Durazo en seguridad son un lastre que le complicaría llegar a la anhelada gubernatura de Sonora. En Morena también preocupan los dislates del futuro candidato y su falta de oficio ante el micrófono
EMEEQUIS
Al interior de Morena cada vez se escucha con más frecuencia una frase mordaz: el peor enemigo de Alfonso Durazo es… el trabajo hecho por Alfonso Durazo.
Esa oración suele ir acompañada de una preocupación expresada en voz alta por una campaña electoral que desea ganar la gubernatura de Sonora, pero que carga el lastre de las cifras de criminalidad que no pudo combatir el exsecretario de Seguridad y Protección Ciudadana.
Los números que más inquietan en Morena –y que serán la munición de la oposición para acribillar sus aspiraciones– son los de homicidio doloso, feminicidio y extorsión, que continúan a la alza durante 2020, el que probablemente se convierta en el año más violento en la historia reciente del país.
De enero a octubre de este año se han sumado 29 mil 182 asesinatos y contando, mientras que en el mismo periodo del año pasado la cifra se quedó en 28 mil 855 homicidios dolosos.
Y este año, hasta octubre, van 801 feminicidios, mientras que el año pasado se registraron 789, de acuerdo con cifras de la propia dependencia que encabezó Alfonso Durazo hasta finales de octubre de este año, cuando hizo oficial su largamente anunciada renuncia para convertirse en candidato de Morena.
Sobre la extorsión, los morenistas deberán justificar un alza en la “cifra negra” del “cobro de derecho de piso”, que ronda el 97%, y que ha causado la quiebra de miles de negocios, así como el asesinato y el secuestro de empresarios por parte del crimen organizado.
Contra las cifras… otro discurso político
Al interior del partido, los morenistas reconocen que esos números son más claros que cualquier discurso sobre la supuesta efectividad de Alfonso Durazo y que los indicadores de violencia serán un dolor de cabeza de aquí hasta la elección del próximo 6 de junio.
Para tratar de hacer más ligera la carrera por el puesto que hoy tiene la priísta Claudia Pavlovich, el equipo de Alfonso Durazo ya prepara una serie de frases que el futuro candidato deberá repetir, una y otra vez, con la esperanza de que su fracaso como secretario de Estado se le olvide a los votantes.
Por ejemplo, en los próximos meses escucharemos a Alfonso Durazo insistir en que se frenó “el crecimiento exponencial de delitos desde 2015 a la fecha” o que los homicidios, feminicidios y extorsiones están en una “línea de contención”, es decir, que la curva ascendente ya se volvió una planicie con ligeros repuntes.
También se obstinará en cifras que, según él, revelan que hizo un gran trabajo en el gabinete, como la caída en los indicadores de robo en transporte público o robo a casa habitación, que los expertos en seguridad pública atribuyen al confinamiento que causó la pandemia y no a una estrategia contra el crimen.
Además, el sonorense deberá aprender de memoria otro discurso para explicar convincentemente por qué abandonó el barco de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana justo cuando los ciudadanos sufrían una ola de violencia que dejó a varios días de este año con más de 100 homicidios al día.
Y, finalmente, deberá pelear con un enorme monstruo en el país: la percepción ciudadana de que la violencia está desatada en México, sin importar lo que digan las cifras o las palabras de los políticos.
La mala verborrea de Durazo
Se trata de una venta muy difícil para Alfonso Durazo, a quien propios y extraños ubican como un político al que le cuesta trabajo improvisar fuera del discurso y que ha dicho mentiras –o dicho graves errores– durante su estancia como titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana.
El ejemplo más claro fue aquella desastrosa conferencia de prensa en octubre de 2019 en la que informó que la detención en Sinaloa de Ovidio Guzmán, hijo del Chapo Guzmán, había sido una casualidad… solo para desmentirse a sí mismo días después y reconocer que había sido un operativo mal planeado y peor ejecutado.
“Esa la otra preocupación en Morena, especialmente entre quienes reconocemos que no hizo un buen trabajo en el gabinete y que, lejos de ayudar, fue una carga para el presidente Andrés Manuel López Obrador: Alfonso Durazo no sabe hablar”, señaló una fuente al interior de Morena encargada de revisar los perfiles de los candidatos del próximo año.
Además de los dislates que siguieron al “Culiacanazo”, en Morena creen que la oposición usará otras “frases célebres” que describen el fracaso de Alfonso Durazo, como aquella ocasión que prometió que en 2021 México tendría los niveles de paz que los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, como Suiza o Dinamarca.
“En el primer trienio, la meta es tener condiciones de seguridad similares a las de países con los que compartimos participación en organismos como la OCDE. Es decir, estar en un nivel en estándares similares de seguridad”, prometió Alfonso Durazo en una entrevista con la periodista Azucena Uresti, poco antes de la toma de protesta de Andrés Manuel López Obrador como presidente constitucional.
O la vez que, presionado por activistas por la paz que veían con malos ojos un mando militar en la Guardia Nacional, reconoció tácitamente que él no tenía liderazgo entre ese cuerpo de seguridad con la frase “díganme ustedes el nombre de un civil que tenga el reconocimiento y la capacidad para dirigir a 50 mil militares”.
A defender su ventaja
“Por supuesto que es un riesgo la candidatura de Alfonso Durazo. Entre los miembros del gabinete estaba muy mal evaluado por la ciudadanía y su cercanía con el presidente hará que su resultado en la elección sea visto, inevitablemente, como un referéndum al gobierno de Andrés Manuel López Obrador”, comentó la fuente consultada. “Si pierde, va a afectar al presidente”.
A pesar de los riesgos, admitió, Alfonso Durazo no tiene competencia en Morena que le dispute la nominación y este 21 de noviembre anunció en su cuenta de Twitter que su equipo ya trabajaba en “grandes proyectos, grandes ideas” y que “grandes cosas están por suceder”.
Los retratados en la fotografía, 10 hombres y dos mujeres, son los encargados de cargar con el fracaso de su jefe y llevarlo hasta el Palacio de Gobierno de Sonora en la ciudad de Hermosillo. Su misión no es sencilla: deberán resistir los embates de la oposición con las cifras de criminalidad y enfrentar una elección que, a decir de las encuestas, será muy competida.
En la intención del voto, Morena va adelante en la carrera con 38 puntos, mientras que el PRI está en segundo lugar con 17 puntos y el PAN con 10; los demás partidos políticos, por sí solos, no suman ni tres puntos cada uno, de acuerdo con una encuesta realizada en abril de este año por la empresa C&E Campaigns & Elections México, junto con Varela y Asociados.
Cuando esos partidos políticos le ponen nombre y apellido a sus candidaturas, la delantera se reduce para Durazo, quien –en esa misma encuesta– tiene 22 puntos de preferencia, apenas por arriba de los 19 puntos de Ernesto “Borrego” Gándara. Esa diferencia de tres puntos es considerada como que arrancan con un empate, por el margen de error de los estudios de opinión. El asunto se complica aún más para Durazo si la oposición concreta una alianza entre PRI, PAN, PRD, como se ha anunciado, y a la cual podría sumarse Movimiento Ciudadano. Del otro lado irían en coalición Morena, PT y Partido Verde Ecologista de México.
Alfonso Durazo tiene meses complicados enfrente: defender con discursos su posición en las encuestas, mientras sus adversarios quieren tumbarlo con las cifras duras y macizas de la violencia en México.
@emeequis