Ya tiene unas cuantas décadas que Furio Colombo publicó un libro titulado Televisión: la realidad como espectáculo, lo traigo a la memoria porque aun me sigue sorprendiendo cómo los medios, sean identificados como tradicionales o digitales, manejan o manipulan la información para que la sociedad fije una postura más o menos definida y alineada a los intereses de la cúpula del poder.
Cito textual “Por esto, la expansión de la televisión es un fenómeno que estimula al propio público, al hacerlo partícipe de toda nueva conquista (desarrollo). Esta es, por lo menos, la condición psicológica del usuario ante el fenómeno”.
La televisión y ahora cualquier medio digital que muestre y manipule imágenes nos ubica frente a una irresistible necesidad de consumir material audiovisual sin importar su procedencia ni su veracidad, haciéndonos creer que somos parte importante del fenómeno del momento e incluso partícipes al abrir aparentemente la mesa de discusión para conocer nuestra postura bajo la frase publicitaria de su opinión es importante.
Es así como llegamos a momentos tan incómodos e innecesarios como el enfrascado debate que coloca la opinión pública sobre la obligación o cortesía que debe manifestar el gobierno mexicano ante el virtual ganador de las elecciones del pasado martes 3 de noviembre en la nación de las barras y las estrellas.
Pero, realmente estamos obligados, como sociedad, como espectadores, como vecinos del país más poderoso del mundo a conocer sobre su proceso electoral, sobre sus dos candidatos y los resultados que gracias a los medios observamos y nos incitan a analizar y fijar una postura; seguramente sí, porque es un proceso político que, aunque aparentemente ajeno a nosotros puede llegar a influir en nuestro desarrollo económico.
Pero aun y bajo esa premisa, el manejo mediático hace que esa realidad, la de los vecinos, se convierta en un espectáculo, casi como un talk show o una ficción donde especulamos y sacamos conjeturas basadas (la mayoría) en la información que nos proporcionan los medios de información y comunicación, pero no vamos más allá. Para muestra un botón; cierta parte de los medios mexicanos, sus comunicadores, locutores, conductores de los espacios noticiosos, líderes de opinión, están “preocupados” porque el gobierno de Andrés Manuel no ha reconocido a Joe Biden como virtual ganador del proceso electoral norteamericano, y entonces comienza la especulación mediática que alimenta la desinformación, genera dudas y confunde al espectador. La noticia se convierte en entretenimiento y espectáculo que aleja de la realidad a la sociedad y enmaraña al momento de tratar de fijar una postura respecto al tema. Realmente desconozco quién de los personajes de los medios nacionales dijo que el presidente de México no reconocía a Biden como ganador de las elecciones norteamericanas; pero, para empezar y de acuerdo a la Doctrina Estrada nuestro país se manifiesta en contra de que los países determinen si un gobierno extranjero es legítimo o no, pero de eso a que se aplica dicha doctrina existe una gran diferencia, lo cual ha generado contradicciones y entredichos entre la diplomacia mexicana, sobre todo en 2014 cuando nuestro país manifestó su intención de formar parte de las fuerzas de paz de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) lo que algunos identifican como una franca intervención del gobierno mexicano en la política extranjera.
Pero, y a pesar de esto, la Doctrina Estrada sigue vigente y por lo tanto no permite a Andrés Manuel reconocer o no a Joe Biden como presidente electo de los Estados Unidos de Norteamérica; sin embargo, y por la postura que este personaje fijó, los medios y sus comunicadores se van con la inercia y astutamente identifican el nicho para sacar la nota de ocho columnas, la que está abriendo los espacios informativos, la que llamará la atención estos días, la que les garantizará la audiencia cautiva y los números de telespectadores para poder mantener sus canales a flote a través de la venta de espacios publicitarios y mire que eso no está mal del todo, a final de cuentas los medios tradicionales y digitales son un negocio que debe ser redituable y generador de empleos, detonante para una economía emergente como la de nosotros; sin embargo, el utilizar frases como “AMLO desconoce a Biden” realmente quedan fuera de contexto, simplemente y para comenzar, lejos del glamour y los reflectores de los medios, usted cree que a nuestro país le conviene no reconocer el triunfo del nuevo presidente del país vecino y que además es la nación más poderosa del planeta, yo digo que no. Sin embargo, los medios hacen del momento un verdadero espectáculo como diría Furio Colombo “El televisor es utilizado para probar o para refutar cuanto declare el entrevistador, pero aquí, uno de los testimonios es el monitor, que repite el material-prueba de un programa televisivo”. Y esa repetición hasta el cansancio hace que el espectador acabe aceptando la idea como si fuera la verdad absoluta sin buscar más allá. Y mire que esto aplica tanto para los que están a favor del presidente como los que no lo están, pues recuerde que cada uno de estos segmentos consume sus propios medios digitales donde escuchan y se identifican con los contenidos que se comparten, haciéndolos espectadores complacientes sin un verdadero espacio para opinar.
Sí el presidente de México felicita o no al virtual ganador de las elecciones en los Estados Unidos, y los medios hacen una cobertura extenuante sobre el tema, créame que realmente pasa a segundo término cuando la realidad nos rebasa fuera de las pantallas y el verdadero problema no se puede convertir en espectáculo, me refiero a las inundaciones en Tabasco y Chiapas. Los distractores como siempre a la orden del día.
@ericazocar