¿Cómo ve, don Benito? ¿Aceptará la propuesta de la petrolera yanqui?, ¿o tal vez preferirá la de la compañía holandesa, o de la española, o la británica? ¿Y qué me dice de la francesa, u otras estadounidenses?…
Pertenezco a una generación a la que ya desde la primaria le fue inculcada la idea de que el petróleo era el principal bastión de la soberanía nacional, uno de los principales signos del nacionalismo mexicano, y cuyo estatus se antojaba irreversible… Aunque de nuestro el petróleo, pues ¿quién sabe?, más bien del gobierno; del sindicato petrolero. Pero ahora… En verdad son imágenes; anuncios que jamás esperé que vería por estos lares.
¡Pero, claro, don Benito!: usted nunca tuvo noticia del combustible y sus derivados, aunque sí que supo sobre la soberanía nacional. Tanto así que la trajo de un lado a otro en carruaje, de México a Veracruz, a San Luis Potosí y Paso del Norte, protegiéndola de los embates del invasor europeo y su aliado nacional.
Pero hay en la ciudad otros anuncios espectaculares, montados con recursos que vaya usted a saber de dónde proceden. Son imágenes de hombres y mujeres de palabra precisa y sonrisa perfecta, suspirantes y aspirantes a la presidencia municipal, a la gubernatura, o a lo que se pueda, que han sacado el capote y le han hecho la faena a la legislación electoral, haciéndose propaganda sin riesgo de castigo.
Es esta una evidencia del bombardeo publicitario, el derroche de dinero que nos espera desde ya, y hasta mediados del próximo año. Así que respire profundo… Y adelante. Felicitaciones, ampliaciones para esta columna, sugerencias y hasta quejas, diríjalas a [email protected].