En octubre de 2019 comenzaron una serie de protestas y movilizaciones en Chile que han provocado grandes cambios a nivel social, político y económico. Estas protestas comenzaron en respuesta al aumento en la tarifa del transporte público de la capital, pero el reclamo social pronto escaló a más.
Gracias a dichas manifestaciones, el pasado 25 de octubre se realizó un plebiscito en el que se decidió redactar una nueva Constitución, un acontecimiento de suma importancia para el país andino. Para entender porque en Chile se tomó esa decisión y sus implicaciones es necesario hacer un recuento de los acontecimientos y el contexto de los mismos.
Incremento de precios en el transporte de Santiago
Esta historia inició a principios de octubre de 2019, cuando entraron en vigor nuevas tarifas al sistema de transporte de Santiago, la capital chilena. Este incremento convertía a dicho transporte público en uno de los más caros del continente en relación al ingreso medio. Esto afectaba sobretodo a estudiantes y gente de clases socioeconómicas media y baja, que terminarían gastando cerca del 30% de sus ingresos en transporte.
Esta medida provocó reacciones de descontento y protesta. Fueron estudiantes menores de edad quienes decidieron tomar acciones y llamaron a evadir y manifestarse en las instalaciones del metro. En estas protestas dañaron las instalaciones como muestra de su descontento. A causa de ello, la policía intentó contener las movilizaciones haciendo uso de la fuerza.
Las protestas pronto llegaron a más ciudades, pues el incremento al precio del transporte fue la gota que derramó el vaso del descontento social chileno. El país andino, a pesar que sus indicadores macroeconómicos son de los más altos de la región, tiene muchos problemas sociales, políticos y económicos.
El costo de la vida en Chile es altísimo, las clases medias y bajas tienen muy poco poder adquisitivo y las personas que pretenden vivir de forma relativamente cómoda se encuentran ahogadas en deudas. La educación y salud están solo al alcance de quienes puedan pagarlas. La distribución de varios productos y servicios básicos están controlados por empresas privadas, quienes acuerdan los costos que establecen en lugar de competir. El sistema de pensiones está basado en el ahorro individual, provocando que la gente pensionada reciba aproximadamente un quinto de sus ingresos al trabajar. La desigualdad es un tema importante también, el 1% más rico de la población ostenta el 25% de la riqueza del país, esto aunado a la poca movilidad social.
Respuesta de las autoridades
La reacción de las autoridades ante las manifestaciones fue reprimir con violencia. Incluso previo a las protestas, las declaraciones de algunos miembros del gobierno mostraron poco interés y nula empatía. Esto provocó que los disturbios tomaran fuerza, pues el cansancio de lo que se percibía como varios años de abusos e indiferencia acerca de los problemas de la sociedad había llegado a un límite.
Se establecieron el estado de emergencia y toque de queda. El presidente Sebastián Piñera dijo: “Estamos en guerra” para justificar la ley marcial que había establecido. Los militares y cuerpos de carabineros tomaron las calles para obligar el fin de las protestas. Se registraron enfrentamientos violentos entre manifestantes y fuerzas gubernamentales, quienes utilizaron perdigones compuestos por goma y metal, gases lacrimógenos, químicos desconocidos causantes de quemaduras y vómito, entre otros instrumentos para intentar dispersar los disturbios.
Diversos organismos chilenos e internacionales reportaron violaciones a derechos humanos en el accionar de la autoridades, entre ellas tortura y violencia sexual. Hubieron numerosos muertos y heridos en el transcurso de las protestas. Muchos manifestantes tuvieron daños oculares y varios quedaron ciegos por los disparos de la policía.
A pesar de haberse decretado la suspensión al alza de precios del transporte, las manifestaciones no pararon, pues las demandas eran ahora mucho mas profundas. En ese contexto fue cuando se llamó a la “Marcha más Grande de la Historia”, en la que millones de habitantes chilenos salieron a las calles para protestar.
Nueva agenda social y plebiscito por una nueva constitución
Después de muchas movilizaciones y protestas por parte de la sociedad e incluso de organizaciones nacionales e internacionales, la administración pública chilena decidió atender algunos reclamos. Sebastián Piñera le pidió la renuncia a su gabinete y anunció una serie de medidas que denominó la Nueva Agenda Social. Esta incluye aumentos al gasto público en salud, educación pensiones, salario mínimo, etc.
También se llegó a un acuerdo para llevar a cabo un plebiscito que determinaría la creación de una nueva Carta Magna y el organismo que la redactaría. Hay que recordar que la Constitución actual chilena fue promulgada por Augusto Pinochet durante la dictadura militar. Esta es sumamente impopular porque se considera base de la desigualdad y los problemas sociales que se viven en Chile. La consulta estaba dispuesta para finales de abril de 2020 pero, por la pandemia de COVID-19, pasó al mes de octubre.
La participación popular en este ejercicio electoral histórico fue enorme. Cerca de 15 millones de ciudadanos y ciudadanas fueron convocadas a formar parte de la consulta, de las cuales acudieron a las urnas más del 50%. En cuanto a los resultados de este ejercicio, más del 78% de los votos fueron hacia la aprobación de una nueva Ley Fundamental. Además, el 79% de lo votos fueron para elegir que la redacción vaya a cargo de una convención constitucional dedicada exclusivamente a este fin. La nueva Carta Magna será formulada por un congreso electo y paritario, que también incluirá grupos indígenas del país. Una vez terminada, habrá un nuevo plebiscito para ratificarla.
¿Qué implica este acontecimiento?
Una nueva Constitución no es poca cosa, pues significa la renovación de todas las instituciones del Estado. En el caso de chileno, la nueva Ley Fundamental se espera sea la base de una sociedad más justa y equitativa. Esto nos demuestra que a pesar de lo mostrado por indicadores como el Índice de Desarrollo Humano y el PIB, la calidad de vida de un país no puede estar sujeta completamente a factores económicos. La desigualdad que se vive en Chile no es muy diferente a lo que encontramos en México, lo que señala que es necesario un cambio profundo también en nuestro país.
La consulta del mes pasado fue un ejercicio democrático de suma relevancia, sin embargo no hay que olvidar que esto fue posible gracias a que la gente tomó las calles para expresar su descontento y exigencias a las autoridades. La respuesta fue en un principio negativa y esto ocasionó desgraciadamente la pérdida de vidas y lesiones de gravedad.
Las transformaciones profundas demandadas por una sociedad comúnmente solo llegan después de grandes protestas y manifestaciones, lo cual también es parte de la democracia. Los reclamos por una vida mas digna y justa no pueden deslegitimarse ni tampoco ignorarse. Chile es una muestra que la organización de un pueblo es de gran importancia para lograr cambios trascendentales en la vida política y económica de una nación.