Así era la amistad, hombro con hombro, entre AMLO y Enrique Alfaro - LJA Aguascalientes
17/11/2024

  • Alguna vez, en un tiempo no muy lejano (hace unos 15 años), Enrique Alfaro acompañaba a López Obrador, codo a codo, en sus giras por el país. Se prodigaban elogios mutuos. Hasta que algo los separó

 

EMEEQUIS

 

Ahora que el presidente Andrés Manuel López Obrador y el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro Ramírez, andan bien engallados por el tema de la amenaza de los diez mandatarios estatales que conforman la llamada Alianza Federalista de romper el Pacto Fiscal, si no se les otorga más presupuesto a sus entidades, en el primer círculo del góber tapatío andan hurgando en el cajón de los recuerdos para poner contra las cuerdas a AMLO.

Y es que, aunque parezca inverosímil, hubo un tiempo no muy lejano (hace casi 15 años) en el que Alfaro Ramírez acompañó a López Obrador, hombro con hombro, en las giras que realizó el tabasqueño por todo el territorio nacional.

Luego de la controvertida elección presidencial de 2006, en la que el hoy presidente de la República denunció un “monumental fraude” del panista Felipe Calderón, se comentaba que el de Tlajomulco de Zúñiga perecía un “guarura” de AMLO en sus recorridos por las tierras del tequila y del mariachi. No se le despegaba ni un momento.

En aquel tiempo, López Obrador, como autodenominado “presidente legítimo”, y Alfaro Ramírez, como diputado del Congreso de Jalisco, primero, y después como alcalde de Tlajomulco por los partidos de la Revolución Democrática (PRD) y del Trabajo (PT), tras su separación del PRI en 2005, no tenían el “pecho de bodega” para guardar rencores.

Desde el templete, AMLO se refería al jalisciense como un político que tenía las tres “C”: “cabeza, corazón y carácter”, como ocurrió el 31 de marzo de 2011 en un mitin en Tlajomulco, e incluso el 4 de noviembre de 2011, en Guadalajara, en una conferencia de prensa, el de Macuspana sacó de su ronco pecho –que no es bodega–, que el hoy gobernador jalisciense era “una persona buena y honesta”.

Alfaro también se desvivía en elogios hacia López Obrador. Lo menos que comentaba del entonces “presidente legítimo” versaba sobre que era “el más grande dirigente político que haya tenido México en las últimas décadas”. 


Luego, en los comicios de 2012, cuando AMLO buscaba por segunda ocasión la Presidencia de la República y Enrique Alfaro la gubernatura de Jalisco por el Partido Movimiento Ciudadano (PMC), al jalisciense le dio por echarse para atrás en su compromiso de apoyar al tabasqueño y, al final de la contienda, pidió el voto para la candidata presidencial del PAN, Josefina Vázquez Mota. 

AMLO nunca se lo ha perdonado y, a partir de ese momento, las cajas torácicas de ambos personajes se transformaron en enormes bodegones.

En ese cajón de los recuerdos entre López Obrador y Alfaro Ramírez hay muchos episodios conmovedores. Por ejemplo, en la campaña presidencial de 2012, luego de un mitin en la capital de la birria y la torta ahogada, el tabasqueño comentó que se sentía honrado que en el acto proselitista sólo se hubieran visto banderas de color naranja (las de Movimiento Ciudadano), ya que en esos comicios Enrique Alfaro fue solo por la gubernatura de Jalisco, sin el apoyo del PRD y del PT, con quienes estaba más que distanciado, mientras que AMLO compitió en esas elecciones bajo la alianza denominada Movimiento Progresista (PRD-PT-MC).

 

Se acabó el amor…

Lo que caló hondo en el tabasqueño –y que hoy se ve reflejado en el conflicto entre él y el jalisciense, uno ya como presidente de la República y el otro como gobernador de Jalisco– fue eso que llamó “traición” en la recta final de esos comicios. Y aunque ambos se quedaron con el segundo lugar en esa elección, uno se fue a buscar la conformación de un nuevo partido y el otro se plegó a los acuerdos emanados del Pacto por México.

Cinco años después, el pecho de AMLO (que no es bodega) ya se refería a Enrique Alfaro de otra manera. El 14 de septiembre de 2017, al término de un mitin en el municipio de Arandas, Jalisco, el en ese entonces dirigente nacional de Morena señaló: “Nada con Alfaro porque es un demagogo, falso, no cumple con lo que ofreció a la gente y ahora anda en alianza con los partidos corruptos y tiene acuerdo con el (ex) gobernador de Jalisco, Aristóteles Sandoval”.

“Alfaro es un simulador. No tiene principios, ideales; es un politiquero. Tiene alianzas con Salinas, con Fox, con esa ‘maleantada’. No es una gente seria”, recalcó AMLO en aquella ocasión.

Por eso la urgencia de los cercanos a Enrique Alfaro de encontrar esas piezas en el cajón de los recuerdos, para demostrar que el mismo López Obrador sí tiene “pecho de bodega”, pero también para poner al jalisciense en la pista de la carrera presidencial para 2024, sobre todo ahora que el de Movimiento Ciudadano ya anda de manita sudada con el de Coparmex, Gustavo de Hoyos, y con la agrupación “civil” Sí por México, de Claudio X. González Guajardo. O sea, con la meritita derecha empresarial del país.

La única recomendación que le han hecho al gobernador de Jalisco –dicen en su primer círculo– es que se auto controle y no sude a borbotones, como ocurrió el pasado 16 de julio, cuando acompañó a AMLO en su conferencia mañanera en Jalisco.

 

@emeequis

 


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