Argumentos para la acción ambiental/ El peso de las razones  - LJA Aguascalientes
23/11/2024

Una de las principales tareas (no la única, y quizá no la más importante) de las y los teóricos de la argumentación es taxonómica. Se trata de clasificar argumentos. Una típica clasificación atiende a las distintas inferencias que instancian los argumentos. Por ejemplo, decimos que un argumento es deductivo cuando las razones que apoyan una conclusión son verdaderas, no es posible que la conclusión sea falsa; decimos que un argumento es inductivo cuando incluso si las razones en favor de una conclusión son verdaderas, es posible que la conclusión sea falsa; y decimos que un argumento es abductivo cuando las razones en favor de una conclusión que sabemos verdadera (por ejemplo, un fenómeno que nos resulta sorprendente) nos proporcionan una explicación de la misma. También hay clasificaciones que atienden a distintos esquemas argumentativos. Así, habría argumentos de la causa al efecto, de la correlación a la causa, de la opinión experta, por analogía, y un largo etcétera. Ahora bien, existe otra manera de clasificar argumentos: por su ámbito. Así, habría, por ejemplo, argumentos estéticos, religiosos, epistémicos, científicos, morales, y quizá algunos más.

Detengámonos un momento en esta última manera de clasificar argumentos y veamos algunos ejemplos. Pensemos en la tauromaquia. Alguno podría sostener que no va al pretendido espectáculo debido a que le parece aburrido o poco sorprendente. En este caso, este individuo estaría brindando un argumento estético. Otra persona podría sostener lo mismo, pero ahora debido a que considera incorrecto el trato que se le da a los toros, pues considera que, debido a que pueden sentir dolor, tienen algunos derechos que la tauromaquia pasa por alto; o bien debido a que considera que los animales humanos tenemos algunas obligaciones con los demás animales, como no hacerles sentir dolor. En cualquier caso, lo que esta persona estaría brindando son argumentos morales.

Pensemos ahora en el caso del uso del cubrebocas para evitar el esparcimiento de un virus. Alguien podría sostener que su uso es necesario debido a que usarlo previene en un alto porcentaje que la persona que lo usa se contagie o contagie a terceros, según los estudios que han realizado expertas y expertos en la materia. En este caso se usa un argumento científico (en este caso epidemiológico). Alguien más podría considerar que usarlo incentiva a que otras personas lo usen. En este caso, se estaría dando un argumento económico. Por último, alguien podría decir que lo usa dado que sabe que su uso es necesario para su bienestar tanto físico como psicológico. En este caso, estaría usando un argumento epistémico.

Lejos de la precisión que puedan tener los ejemplos anteriores, lo importante es comprender que es posible clasificar argumentos más allá de las inferencias que instancian, o más allá de los esquemas argumentativos particulares bajo los cuales puedan reconstruirse los argumentos. Podemos clasificar argumentos por su ámbito, ya sea estético, moral, científico, etc. También podemos usar argumentos morales en el ámbito estético, argumentos estéticos en el ámbito científico, y así sucesivamente. Y, mucho más importante, cierto tipo de argumentos suelen ser más o menos convincentes dependiendo del ámbito en el que se usen.

Ahora bien, existe evidencia empírica sustantiva que demuestra que en el ámbito de la acción ambiental no suelen ser convincentes argumentos de corte científico, y sí aquellos que son de corte moral. Esto explica, por ejemplo, por qué existe renuencia en una parte significativa de la ciudadanía a aceptar la existencia del cambio climático antropogénico a partir de la evidencia que han reunido climatólogas y climatólogos expertos del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático. Dada la cantidad de evidencia y el consenso generalizado, resulta cuando menos sorprendente que muchas encuestas exhiban que hay millones de personas que no creen que exista; que, si creen que existe, no crean que ha sido causado por la actividad humana; que, incluso si creen que existe y que ha sido causado por los animales humanos, no apoyen de manera decidida la acción ambiental.

Desde las ciencias cognitivas, en especial desde la lingüística cognitiva aplicada a la política, se ha argumentado con solidez que el ámbito político trata sobre todo de cuestiones morales: de marcos morales, en específico. Para George Lakoff, los marcos “son estructuras mentales que moldean nuestra visión del mundo. Por lo tanto, moldean los objetivos que perseguimos, los planes que trazamos, el modo en que actuamos y lo que consideramos un buen o mal resultado de nuestras acciones. En política, nuestros marcos moldean las políticas sociales y las instituciones que creamos para ponerlas en práctica”.

La siguiente semana en este espacio mostraremos como hay dos marcos morales que operan en el ámbito político, que sólo un marco de ellos es empático de manera intuitiva con la acción ambiental, y que se requieren argumentos de corte moral para incentivar la acción ambiental. Además, daremos algunos ejemplos de dichos argumentos. Hasta la siguiente semana.

 

Mario Gensollen y Víctor Hugo Salazar


 

[email protected]


Show Full Content
Previous ¿Adiós, Donald?/ Mareas Lejanas
Next Índice de Transparencia del @regional/ El apunte 
Close

NEXT STORY

Close

Ambientalistas de Aguascalientes continuarán manifestándose contra las corridas de toros

23/04/2018
Close