10/ Esencias Viajeras  - LJA Aguascalientes
21/11/2024

Día de escribir para el diario, abro el ordenador, reviso lo emails de siempre, la rutina, me dispongo hoy –miércoles 25 de noviembre– a escribir la temática para esta columna, previamente planificada y estructurada, voy a abstraerme por algunas horas en el mundo de las palabras, un instinto de distracción me lleva a abrir el servicio de mensajes y mi sobrino me escribe parca y llanamente: “Y bueno, se fue el 10”. Yo tardo en decodificar el mensaje, en mi cabeza a alta velocidad busco la referencia ¿perdió un examen, una nota, qué se fue? ahí se avecina la pesadumbre, mi primer momento es tratarla de esquivar, lo sospecho incrédulamente ¿quién más podría ser el 10?

Abro inmediatamente los portales de noticias, el mundo entero no habla de otra cosa, hace minutos atrás Diego colgó los botines de la vida y se calza los de leyenda universal –lo escribo en caliente, pero sin exageraciones– y pienso, siento que no puedo iniciar a escribir la temática previa ¡la puta madre Diego! hasta en eso eres impredecible, único, llegas y alteras el día, me cambias el humor, me haces emocionar, sentarme, ponerme las manos en la cara y tironearme el pelo, me haces telefonear a mi compañera y contarle y enterarla y sentir que tengo a alguien cerca que me arrope, te hemos perdido, hasta en eso ganas ¡la que te pario Diego! y ahora cómo carajos sigo escribiendo de política, de cultura, de diseño o de la economía ¡que se vaya todo eso bien a la reconcha de la lora! –disculpen el exabrupto, una vez más esto lo estoy escribiendo a minutos de tu partida– apagué la tv y cerré mi ordenador. Estoy aquí solo, huérfano de futbol escribiendo esto a blanco y negro.

Ayer casualmente pensé en ti, pensé en por qué el Sur, en por qué el futbol, en por qué la vida te alza, te desmorona, te da un día el gol del siglo y al otro las adicciones, el dolor, la culpa, pensé por un instante en ti Diego, y…y ahora aquí qué sentir, qué cliché escribir, cómo salir de los lugares comunes, qué decir; se fue el más grande, el ídolo, el capitán, la leyenda. Imagino a estas horas la conmoción en Buenos Aires, en toda Argentina, en Latinoamérica, eres un icono popular, un cebollita, un laburante con conciencia de clase, un líder sindical, un rebelde, un contestatario que le plantó cara al poder, un humilde que siempre se quedó de este lado de la acera, no negociaste nada, te la bancaste, la libertad te la cobraron cara, y seguías, seguías gambeteando, las ideas se revuelven en mi cabeza, que dirán todos aquellos apasionados de futbol a los que nos diste tanto, cómo estará Nápoles, Barcelona, Villa Fiorito, La Paternal, que cementerio de risas y de pelotas estará siendo el barrio de la Boca, cómo los niños consolarán a sus padres y a los abuelos preguntándoles ¿qué te tiene así papá, por qué estas triste abuelo? Y ahí volverás a la imagen, a la mano de dios, a la magia, a la zurda encantada, ahí aparecerás en la pantalla una y otra vez, se edificaran los altares de los paganos del futbol, ahí ese padre, ese abuelo le contará al niño de tus hazañas, todos dirán haberte conocido, haberte visto desparramar rivales con una sonrisa, todos les contaran que alguna vez los saludaste, que tuviste una ocurrencia o que viviste un delirio, todo hijo del futbol algún día preguntará por ti, tu leyenda pasará las generaciones, trascenderá el tiempo, ganado a pulso con cada rabona, cada caño, cada toque y cada esfuerzo, cada puteada al árbitro, cada vez que el corazón se te salía del pecho al entonar tu himno, cada mirada fulminante, cada fiesta, cada sinsentido, cada contestación a la prensa, cada fuego de lucidez dentro de la cancha y cada chispa fuera de ella, la libertad del pasto era la prisión de las aceras, cada remera, cada botín que te calzaste para sólo cumplir tus sueños, el sueño de ese pibe por ser campeón del mundo en mitad de un potrero de tierra alrededor de la pobreza y la marginalidad y la pesadilla de ese hombre por ser campeón del mundo de fiesta con jeques y presidentes de naciones en un Ferrari hecho a medida, tuviste el don y el látigo, viviste las mil y una vidas ¡ay, Pelusa, la que te pario! Y ahora que…

Estoy en silencio, algo me aleja de las noticias, de los portales, del televisor, y aquí aparece la única vez que te vi, cancha de River Plate, dirigiendo a la selección Argentina y en el banco Messi, no me lo olvido nunca más, pido una disculpa al director editorial, al diario, a los lectores, este no sería el tema de mi columna pero ¡carajo! ¿se puede escribir hoy de algo más?¿se podrá hablar en los cafés, en los bares, en las casas, en las canchas, en la tribuna vacía de algo más? No lo dudo, siempre hay otros temas, pero hoy, 25 de noviembre, el genio, el Barrilete Cósmico se ha ido al barrio donde se encuentran las estrellas, y un pueblo nunca olvida quién lo hizo feliz. Gracias Maradona.


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