Recientemente hemos escuchado hablar de los problemas que se han generado en el Relleno Sanitario de San Nicolás, producto de malas prácticas que han venido gestándose en esta administración, principalmente porque dejaron de supervisarse y cuidarse las condiciones técnicas bajo las que debe de operar este sitio, y es que no es cualquier cosa, allí se dispone toda la basura del estado, misma que asciende a un aproximado de 1,200 toneladas por día; lo que equivale a 8,400 a la semana; 252,000 al mes y 3, 024,000 al año. Eso es lo que acumulamos los habitantes de este pequeño estado año tras año, y digo acumulamos porque la basura que generamos en nuestras casas, centros laborales y sitios de esparcimiento no desaparece, sigue quedándose con nosotros en un rinconcito al que no quisiéramos voltear, pero que deberíamos estar muy conscientes de que existe, y que todos deberíamos cuidar; no me refiero a que vayamos a supervisar directamente lo que allí se hace, sino que podríamos hacer cosas que contribuyan a disminuir la cantidad y el volumen de basura. Cabe decir que la cantidad no ha sido la misma, esta ha ido variando de menos a más, es decir, hace dos décadas era menor, pero con el paso de los años ha ido incrementándose hasta alcanzar el peso señalado, y todo parece indicar que seguirá en aumento si no hacemos algo.
Una medida que se ha tomado en varias partes del mundo, incluyendo México y por supuesto en Aguascalientes, es prohibir el uso de bolsas de plástico y utensilios desechables de unicel. Ya en entregas anteriores he comentado cómo se ha truqueado esta normatividad, por lo que no me enfocaré en esta entrega a hablar del beneficio o no de dicha prohibición legal. Hoy quiero concentrar mi atención, y la de usted lector, en hacer ver que una bolsa reutilizable no cambia el sistema de “usar y tirar”, para lo que me apoyaré de una experiencia. Hace algunos días fui a la tienda y me tocó esperar a que atendieran a una señora que estaba llevando varios productos, dicho sea de paso, esta, de manera “responsable”, llevaba su bolsa de mandado para no tener que pedir –supongo– una bolsa de plástico o dos, ya que eran muchas cosas las que estaba comprando, pero aquello de la bolsa reutilizable para “ser responsable” quedó al margen, porque entre sus compras llevaba cuatro refrescos en envases no retornables de 600 ml, dos más en bote de aluminio, cuatro bolsitas de botanas, dos litros de leche, un bote de frijoles caseros y un kilo de tortillas, que pidió se las pusieran en una bolsa; en fin, todo aquello que compró iba a generar un fuerte volumen de basura. Como pueden ver, no basta con sólo llevar una bolsa reutilizable a la tienda, sino evitar, en la medida de lo posible, el consumo de productos unitarios, sobretodo si estos van a ser compartidos en la familia, como creo que era el caso de lo que compró la señora del ejemplo, entonces, si en vez de llevar cuatro botellas del popular refresco de color negro, lleva sólo uno de mayor tamaño y este en envase retornable, no generaría basura innecesariamente, sobre todo si es una compra cotidiana. Podríamos volver a hacer números y decir que la compra de la señora generará un aproximado de 150 gramos de basura, ahora, si eso compra diariamente, estamos hablando de 1.050 kg a la semana, 4.200 kg al mes y 50.400 kg al año. Esto es en peso, falta agregar el volumen que se ocupa para contener todo esto, es decir, el espacio físico, que sería casi 0.5 metros cúbicos, del cual no disponemos en los hogares, a menos que viviéramos sobre esta basura y asumiendo los riesgos de salud que esto conllevaría. Y aclaremos que esto no incluye todo el demás desecho que se genera en casa, pues el peso del material orgánico (residuos de la cocina) suele cuadruplicarse. En fin, no quiero crear imágenes horrendas y repugnantes en su cabeza, pero sí que tomemos conciencia de que la basura es un problema de todos, no solo del municipio y de los encargados en el relleno sanitario, por eso todos debemos cooperar generando menos basura. ¡Ah! Y no crea que la solución es el reciclaje, si así fuera, no necesitaríamos enormes rellenos sanitarios y nuestros mares y ríos no estarían plagados de plásticos.
Un detalle importante relacionado con lo anterior, que no debe dejarse pasar por alto, es que la basura se comprime para reducir el volumen y quepa más en los camiones y en el relleno, pero si en vez de ayudar en la compactación se dificulta, producto de que al terminar el contenido se vuelve a tapar el envase en vez de aplastarlo para sacar el aire, y además se vuelve a sellar con la taparosca, el volumen de basura aumenta en los contenedores, los camiones y el relleno; entonces, lo que se tiene que hacer es una compactación de las botellas y en general de toda la basura, eso ayuda mucho a reducir el volumen de esta.
Sin duda, lo ideal sería que todo lo que compramos pudiéramos llevarlo en contenedores retornables, como lo hicimos durante años con los refrescos; podríamos también regresar limpios los contenedores de alimentos preparados que venden en las tiendas (frijoles, arroz, salsas, etc.) para que sean reutilizados, con lo que se disminuiría en gran medida la generación de este tipo de materiales que no deberían ser de un solo uso, sino podrían usarse varias veces. Ejemplos puede haber muchos, pero lo más importante es que se ponga en práctica un paradigma que rompa con el actual sistema de comprar-usar-tirar.
Lo dicho hasta aquí no exime a las autoridades correspondientes a mantener un buen servicio en la recolección y disposición final de la basura, así como una vigilancia permanente del correcto funcionamiento del relleno sanitario, y considero que también deberían crear campañas de concientización ciudadana a través de informarla con datos duros de las consecuencias negativas que conlleva sostener el sistema actual de consumo desechable. En suma, la responsabilidad de tener una ciudad limpia es de todos y de las autoridades velar para que esto sea posible.