- En los pasillos del poder tienen documentadas las reuniones del grupo que amenaza con dejar el partido o convertirse en “la resistencia”. Muñoz Ledo, Luján y Ramírez Cuéllar se perfilan como la oposición al régimen obradorista desde Morena. ¿O se recuperará Mario Delgado?
EMEEQUIS
Una grieta trepidante recorre el edificio de Morena, producida por el jaloneo telúrico entre dos poderosas facciones del grupo gobernante. El empate técnico entre Porfirio Muñoz Ledo y Mario Delgado hace crecer aún más la tensión. La facción agazapada detrás del veterano de mil batallas amaga con irse del partido o al menos jugar a “la resistencia”. Comentan cada vez con más insistencia que ellos son como “la corriente democrática” que se emancipó del PRI a finales de los años 80, encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas y el propio Muñoz Ledo.
Desde los pasillos del poder nos comentan que hay que poner atención a la difusión del audio en que prominentes jerarcas partidistas fraguan una fuga masiva. En las últimas horas, los conjurados han desarrollado una intensa agenda de reuniones para precipitar la ruptura del movimiento que llevó al poder a Andrés Manuel López Obrador. Si no ganan, se van. Pero si se quedan, su posición los prefigura como la oposición al régimen obradorista desde dentro de Morena. Vaya paradoja.
La filtración de conversaciones telefónicas entre Bertha Luján, cabeza del Consejo Nacional morenista; Alfonso Ramírez Cuéllar, presidente interino del morenismo, y algunos fieles a este último, es apenas una tarjeta en el grueso expediente que en semanas recientes ha ido acumulando legajos hasta desbordar los archiveros de Bucareli, tanto como los de la Coordinación General de Política y Gobierno, donde despacha César Yáñez, y en la que tampoco se pierden detalles.
El caso es que allá en las cámaras interiores de Palacio, traspuestas las puertas de exquisitez barroca, las escalinatas de tezontle y cantera, y los pasamanos de bronces eternos, han llegado informes que se presumen certeros sobre la intensificación de movimientos, en las últimas horas, entre el decano parlamentario Porfirio Muñoz Ledo, Bertha Luján y Ramírez Cuéllar, quienes parecen determinados desencadenar la gran “escisión histórica” del morenismo, al estilo de “la corriente democrática de 1988”.
Marcelo Ebrard vs Claudia Sheinbaum
Al menos esa es la inquietud manifiesta en la comidilla que cotidianamente se condimenta en los patios de la sede del poder, donde ya se adelanta que los rebeldes están resueltos también a apoyar la eventual nominación presidencial de Claudia Sheinbaum, actual jefa de gobierno capitalina, contra las aspiraciones del siempre postergado Marcelo Ebrard Casaubón, cuyos anhelos presidenciales son apoyados por el grupo de Mario Delgado.
Corren versiones, por otro lado, de que las “dos Morenas” que saldrán del desprendimiento plantearán una disyuntiva al mismísimo presidente López Obrador: ¿a cuál de ellas ha de sumarse? Y es que, a pesar del río revuelto, hay quienes hacen esfuerzos de reflexión para desentrañar los orígenes de la iniciativa. No han faltado quienes plantean que si un “movimiento limpio” se va de Morena, el presidente se va con ellos. El problema es que no queda claro cuál de los dos bandos es el “movimiento limpio”.
Por lo pronto la disputa está en pausa, hasta que no se realice la tercera encuesta para dirimir quién se queda con la jefatura del partido: Muñoz Ledo o Delgado. La secretaría General ya está en manos de la joven promesa Citlalli Hernández Mora.
Quieren dejar su vela prendida en Morena
En una parte de las conversaciones difundidas, presuntamente interviene Gerardo Occelli, asesor de Ramírez Cuéllar, quien pregunta a Bertha Luján si le convendría que el actual líder invirtiera su último capital político dentro de Morena para hacerla candidata al gobierno de Chihuahua.
“Nada más previendo que no llegue Porfirio, que sí nos tengamos que ir, que lleguen Yeidkcol o Mario, qué tan conveniente a ti que Alfonso te diga: ‘Bertha, tú eres la candidata de Chihuahua’. Hacer una encuesta ahorita antes de que se vaya”.
Luján desestima la propuesta, pues arguye obstáculos técnicos, por ejemplo, el que no haya aún convocatoria para ese proceso electoral específico. Pero lo significativo es que el grupo de apóstatas quiera dejar una vela encendida dentro de Morena.
Como se sabe, en el grupo de Bertha Luján, está, desde luego, su hija, la secretaria de Trabajo y Previsión Social del gabinete obradorista, Luisa María Alcalde Luján; el dirigente Ramírez Cuéllar, y la figura emblemática de Muñoz Ledo. Es decir, se trata de dos fuerzas importantes dentro del grupo gobernante, tanto en el gabinete como en el rejuego político.
2024, en juego
Este grupo estaría pujando por el empoderamiento de Claudia Sheinbaum con miras a la sucesión presidencial de 2024, en detrimento de las aspiraciones del canciller Marcelo Ebrard, quien de por sí fue desplazado dentro del movimiento obradorista –que Morena no es otra cosa–, sobre todo en 2012, de la nominación presidencial del PRD, que era controlada por ese grupo.
Y es que, según suena, Ebrard tiene una alianza explosiva con otro peso pesado del morenismo: el líder de la bancada senatorial de ese partido, Ricardo Monreal.
Hasta el momento, las señales políticas indican que AMLO apoya la jugada de Mario Delgado, lo cual baneficiaría a Ebrard. Si gana Porfirio las cosas cambian, porque los contrapesos a López Obrador podrían surgir desde su propio partido. La oposición al régimen estaría en Morena. También hay quienes insisten en que Sheinbaum cuenta con el cariño y la confianza del presidente, aunque no la ve como presidenciable.
A fin de cuentas la disputa se resolverá en un volado, bueno, con una encuesta, donde resulta difícil prever cómo quedarán las cosas.
@emeequis