La torpeza de Frena acelera la popularidad de AMLO - LJA Aguascalientes
15/11/2024

  • Mientras López Obrador reina en las encuestas, la ultraderecha por fin pisa las calles (aunque vuelen sus carpas). Las jugadas de Gilberto Lozano, Felipe Calderón, Gustavo de Hoyos y Claudio X. González fortalecen la posición electoral de Morena

 

EMEEQUIS/Témoris Grecko

 

A Gilberto Lozano y sus huestes cristeras les faltan argumentos, pero no insultos. Su objetivo único es echar a AMLO de la Presidencia. Ese coraje los moviliza. Se expresan con una furia que a otros infundiría miedo. Pero no es temor lo que reciben a cambio, sino provocaciones enchiladas con sorna. El enemigo al que retratan como Gran Satán ni siquiera les replica con alguna seriedad, sólo los picotea con chistes y risas de las que arden. Y como si enfrentaran de verdad a un genio sobrenatural, del cielo no les caen las bendiciones de su señor sino fuertes vientos que los ponen todavía más en ridículo.

El Frena, o Frente Nacional Anti-AMLO, es el rival que cualquiera desearía tener: gritón y amenazante como para parecer de verdad; torpe, errático, ultramontano y hasta con mala suerte, como para no tomarlo en serio. Para el presidente es multiusos: le sirve para pasarse un buen rato y para caricaturizar a la oposición política y mediática, y también para azuzar a sus bases y al electorado en general, dejando que el alarido decimonónico de los frenistas (no supieron darse ni un buen nombre) agite su propio petate del muerto, generando la inquietud de que, si pudieran, serían capaces de dar un golpe de Estado y aplastar el país bajo la bota militar.

En su encuesta mensual de septiembre, publicada el lunes y martes, el diario El Financiero no sólo registra un alza de tres puntos en la aprobación de López Obrador, del 59 al 62 por ciento, también un salto olímpico de 20 puntos que coloca a su partido, Morena, casi como en su mejor momento, dejando en un estancamiento enano a sus rivales del PRI (10%) y del PAN (11%). Esto es algo extraordinario, tratándose de un partido gobernante enfrentado a una tormenta perfecta de crisis que mezcla la de la pandemia, la económica y la de su vergonzoso proceso de sucesión de dirigencia.

El análisis del periódico no se atreve a explicar las razones de este fenómeno, más allá de hacer un par de suposiciones. Pero la polarización política combinada con una ausencia de alternativas también podría ser considerada entre las causas. Y Frena es perfecto para ello, porque a pesar de que ha logrado atraer a una parte de los sectores descontentos con la Cuarta Transformación, carece de liderazgos, discurso y cualquier señal de inteligencia, lo que hace improbable que pueda catalizar un movimiento consistente; y por el otro lado es demasiado tóxica, por su comportamiento primitivo, para recibir apoyos abiertos de poderes fácticos capaces de hacerla crecer.

 

Opciones incipientes


AMLO le da protagonismo porque le resulta útil. Pero Frena lo consigue también por cesión, por el vacío que desde hace más de dos años han dejado los partidos tradicionales de derechas. El espacio natural que corresponde a las oposiciones está casi abandonado por el descrédito y el desmoronamiento de esas organizaciones. Hay gente descontenta, otra enojada y alguna más muy enojada que sólo encuentran una alternativa para expresarse, aunque sea pobremente: el Frena del exempleado de Coca-Cola, Gilberto Lozano.

Naturalmente, hay otros interesados en ocupar esa región política, en tanto PRI y PAN sigan atrapados en disputas internas y jaqueados por las denuncias de Emilio Lozoya y otros casos de corrupción conocidos y por conocer.

El expresidente Felipe Calderón también vive bajo riesgo: de entrada, el de ser expuesto por Genaro García Luna como parte protagonista de su red criminal. Pero eso parece ser un estímulo para él, el de recuperar un rol político que lo mantenga fuera de la cárcel, aunque no le permita regresar al poder. El mes pasado, el Instituto Nacional Electoral (INE) le impidió, con argumentos más bien débiles, conseguir el registro partidario para su grupo México Libre. Calderón utilizó el fallo como munición contra AMLO, pero identificó a la consejera del INE Adriana Favela como parte de una maniobra de despojo, y su hermana Luisa María “Cocoa” Calderón reveló a Favela como instrumento del PAN: ese partido, que ocupa el nicho político al que México Libre aspira a llegar, es el primer interesado en bloquear su camino.

A López Obrador, en cambio, le convendría que se produjera esa disputa intrafamiliar de la derecha y además querría mantener a Calderón en calidad de sparring de preferencia, porque Gilberto Lozano no le sirve ni para subirse a la báscula y –dadas sus agudas insuficiencias políticas e intelectuales– difícilmente va a conservar la presencia pública que le obsequiaron las peculiares condiciones del momento. Las peleas sin rival de talla aburren y lo de AMLO, es que sus bases no pierdan la tensión. Sin partido, en cambio, el expresidente podrá hacerle pagar el costo político de la negativa de reconocimiento sin ofrecerle una lucha interesante a cambio. La palabra la tiene el Tribunal Electoral, que el martes debía validar o revertir la decisión del INE pero aplazó el debate.

Ni México Libre ni Frena, en cualquier caso, son vehículos políticos suficientemente atractivos para aglutinar a la oposición en general ni a la específicamente de derechas. En otros núcleos antiamlistas, se adelanta el anuncio, que debería darse el 20 de octubre, de la creación de Sí por México, una especie de Frena con mejor cara y menos gritos, o al menos así lo proponen Gustavo de Hoyos, el dirigente de Coparmex al que sus propios dirigidos hicieron quedar en ridículo cuando se le ocurrió nombrar al exsenador panista Javier Lozano como “vocero especial” de la organización (“recibió mucha presión interna” que “lo llevó a recular”, explicó el portavoz desairado); y el polémico empresario Claudio X. González.

 

Rumbo a 2021

Morena resurgió desde un piso de 18 y 19% entre marzo y mayo, al que cayó arrastrada por la pandemia, hasta alcanzar 32% en agosto y 39% en septiembre (según la encuesta mensual de El Financiero, que no descuenta a quienes no supieron responder). Juntos, PAN y PRI apenas sumaron un 21% en ese mismo mes y que no se han movido de allí desde diciembre de 2018. Están lejos de dar pelea. Y sondeos previos dados a conocer por EMEEQUIS anticipan que Morena está en condiciones de ganar al menos la mitad de las 15 gubernaturas que se disputarán en 2021, aunque podría obtener diez y tal vez más.

El riesgo que suelen conllevar números tan ventajosos es la desmovilización de las bases de apoyo: que se confíen, no salgan a votar y se lleven una sorpresa. Aun si pudiera confiar en que su partido es capaz de hacer una buena campaña, AMLO sabe que él es el gancho principal e imprescindible y con su retórica rijosa, no ceja en el esfuerzo cotidiano de mantener a su gente activa.

Para eso, le sirve Calderón y podría ser que, si logran levantar algún tipo de formación opositora, De Hoyos y X. González –personajes de baja popularidad– le funcionarán también. 

Por lo pronto, se carcajea a gusto de Frena… y hasta los vientos, que ponen a volar la gran protesta de carpas vacías, parecen reír con él.

 

@temoris


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