- En China la manipulación de información por gobiernos locales se derivó en la hambruna de finales de la década de los 50s; millones de personas murieron a raíz de la toma de decisiones con información falsa
- El reto es evadir las fakenews, y generar y utilizar información confiable que retrate la realidad
En el marco de la celebración del Día Mundial de la Estadística, el economista y presidente de la junta de gobierno del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), Julio Santaella, participó en el webinar Independencia en la Generación Estadística: clave para datos confiables; ahí, el doctor señaló como imperante que los gobiernos tomen decisiones con información real y verificable para evitar caer en diagnósticos erróneos de una situación.
En una sociedad abrumada por la crisis global de “diluvio de datos”, posverdades y fakenews, toda política gubernamental debe estar estrictamente apegada a fuentes de información confiables, siendo algunas de estas las Organizaciones Nacionales Estadísticas (ONE) como el Inegi. “Tomar decisiones con información errónea conduce a diagnósticos y decisiones equivocadas”, sentenció Julio Santaella y advirtió que no tomar en cuenta información fidedigna puede derivarse en problemas fatales para una sociedad.
El presidente del organismo autónomo estadístico de México destacó que para una correcta toma de decisiones “la estadística oficial debe ser confiable”, eso “nos va a permitir tener un retrato de lo que está ocurriendo, una realidad, una lectura adecuada de algún fenómeno social y, a partir de eso, poder hacer un diagnóstico que sirva de base para la toma de decisiones principalmente en materia de política pública, pero también para otros actores”.
Cuando la información carece de credibilidad, su divulgación y la toma de decisiones que se hizo con base en ella “impacta el bienestar de las personas y el progreso de una sociedad”.
“A final de cuentas, si no tenemos buena información, pues difícilmente vamos a poder mejorar el bienestar de nuestras sociedades”, destacó Julio Santaella.
Como ejemplo de la importancia y la resonancia que la información, o desinformación, puede tener en la vida diaria, el economista mencionó la hambruna que se desató en China en los años de 1958 a 1961. Gracias a la manipulación de información que hicieron algunos gobierno locales sobre la producción agrícola, el gobierno federal chino exportó granos y cosechas que no tenían, suponiendo que el resto quedaría para consumo local, pero como las cifras que reportaron los gobiernos locales estaban infladas, no quedó en realidad nada para consumo local.
Lo anterior provocó la hambruna a finales de la década de los 50s en el país asiático y se derivó en la muerte de cerca de 35 millones de personas. “Se toman decisiones erróneas, se piensa que hay una superávit de alimentos cuando en realidad, la realidad es que escaseaban y eso lleva a la muerte, finalmente, de millones de personas por tomar decisiones con base en información falsa”, abundó.
Julio Santaella explicó que en un mundo lleno de información, las ONEs -como el Inegi, que forzosamente deben ser autónomas, objetivas, técnicas, transparentes y con participación de la sociedad- deben ser reconocidas como fuentes de información confiable para el desarrollo de mejores prácticas políticas para el bienestar social.