- Entre oraciones para sacar a López Obrador del Palacio Nacional, se desgranan las teorías conspirativas en el campamento de Frena: lo maneja George Soros, es parte del Foro de Sao Paulo… No es humano, sino un demonio
EMEEQUIS/Óscar Balderas
José Emmanuel Uribe, hincado en la plancha del Zócalo capitalino, reza con desesperación. Con la mano derecha atenaza un rosario de madera con tanta fuerza que las yemas de sus dedos se ponen blancas y con la izquierda sostiene un estandarte de la Virgen de Guadalupe, una copia del que usó el cura Miguel Hidalgo para iniciar la Guerra de Independencia. “¡Te lo ordenamos, López, en el nombre de nuestro señor Jesucristo!”, repite, una y otra vez, mientras dos policías del gobierno de la Ciudad de México lo miran con curiosidad.
A lado de este joven, que vive de reparar celulares en Morelia, Michoacán, hay otras seis personas hincadas frente a una casa de campaña que el movimiento Frena ha instalado como capilla para sus seguidores en la Plaza de la Constitución.
Es el segundo rosario del día –el del viernes 25 de septiembre– y a las 10 de la mañana oran frente un lienzo y un crucifijo y junto a una fotografía del presidente con ojos de reptil para que algún poder divino saque a Andrés Manuel López Obrador de Palacio Nacional. A lo largo del día, se juntarán ocho veces más.
“Nosotros por eso rezamos el santo rosario a las seis de la tarde en la capillita para pedirle a la santísima Virgen que interceda por nosotros”, dice José Emmanuel Uribe. “Ese tipo de adoctrinamiento del ‘Nuevo Orden Mundial’ no lo queremos en México. Es un movimiento que las familias como los Rockefeller, y millonarios, tratan de hacer para controlar a todo el mundo. López dice ‘órale, yo me quiero ajustar a la agenda de George Soros’”, asegura José Emmanuel.
El plantón de la teoría conspirativa
En el campamento Frena es común escuchar teorías conspirativas como esas: una gran parte de los menos de 300 manifestantes que amanecen en el Zócalo están convencidos de que el presidente Andrés Manuel López Obrador tiene hilos invisibles que manejan titiriteros que representan fuerzas oscuras, como George Soros, el multimillonario 162 en la lista Forbes 2020, a quien grupos conservadores acusan de financiar los males del mundo, desde el falso aborto de niños a punto de nacer hasta la supuesta legalización de la pedofilia.
Una mujer de unos 50 años ha dicho que el tabasqueño no es un hombre, sino un demonio que adoptó forma humana y se unió a los masones para destruir a México. Fernando Moncada, microempresario de la Ciudad de México, asegura que el presidente es homosexual y que la evidencia de su orientación sexual es que lo maneja un “lobby gay”, es decir, cabilderos poderosísimos cuya misión es perseguir y encarcelar a los heterosexuales para disminuir la sobrepoblación global.
Otra mujer –extrovertida para predicar, pero tímida en las cámaras– afirma que “el movimiento feminista mundial” infló los 30.1 millones de votos con los que el líder de Morena ganó la elección presidencial de 2018 para “imponer una agenda abortista” y la “ideología de género”, que, según sus palabras, se resume en que los niños se vuelvan niñas desde los tres años con una cirugía irreversible para agradar al Diablo.
“Ustedes no, sigan recogiendo basura”
Son las 10 de la mañana y el rosario es la segunda actividad pública más concurrida del campamento. La primera ocurre media hora después, cuando los dirigentes de Frena se ubican en una esquina del cerco que ha instalado el gobierno de la Ciudad de México e intentan, con música estridente, despabilar a quienes aún permanecen en las casas de campaña.
“¡Vamos a pasar lista de este gran movimiento!”, grita uno de los líderes, Rodolfo (“sin apellido, porque este gobierno no solo es represor, sino asesino”, dice) con micrófono en la mano, mientras otros líderes con pulseras de plástico amarillas fosforescente invitan a los pocos que permanecen en el plantón a unirse al pase de lista.
“¡Vengan, salgan, vamos a hacer ruido!”, exclama Laura Fernández, oriunda de Las Vegas, Nevada, mientras zigzaguea entre las casas de campaña hasta que se topa con seis jóvenes en situación de calle a quienes Frena les paga por recoger la basura de los manifestantes. “No, chavos, ustedes no, ustedes sigan en lo suyo, please. Que no digan que nuestro movimiento es sucio”.
El pase de lista es entusiasta por la bocina, pero recibe tímidas respuestas. “¡Arriba los compañeros de Tamaulipas!”, grita Rodolfo y solo unos pocos chiflan y levantan las manos. “¡Arriba Chihuahua!”, sigue el líder de Frena y los mismos tamaulipecos ahora son chihuahuenses. “¡Arriba Sonora!” y los tamaulipecos-chihuahuenses ahora también son sonorenses. Solo la mención de la Ciudad de México, el Estado de México y Morelos desata respuestas más sonoras.
“¡Muera el mal gobierno!”, remata el hombre del micrófono y solo unas 100 personas responden con entusiasmo. Los más ruidosos son el sector duro del campamento, los que repiten una y otra vez que todos están ahí por convicción, que nadie les paga por dormir en una colchoneta y que vivirán en el Zócalo hasta que el presidente Andrés Manuel López Obrador caiga abandonado por sus titiriteros.
El fantasma de Hugo Chávez
“Hace mucho tiempo, cuando él (Andrés Manuel López Obrador) ingresó al PRD supimos que entró al Foro de Sao Paulo y desde entonces sabemos que él tiene una doble intención. Él está ahorita en el procedimiento del socialismo, entregando dádivas para ganar adeptos”, asegura Jesús Elizondo, de Culiacán, Sinaloa, uno de los más duros del plantón. “Su siguiente paso es, ahora sí, el comunismo”.
Rafael Enriquez, de Tepic, Nayarit, jura que el presidente está obsesionado con empobrecer al país para controlarlo y perpetuarse en el poder. “¿Quieres que te diga algo fuerte? López Obrador es el gran lobbista del Foro de Sao Paulo. Investígalo”.
El Foro de Sao Paulo –ese encuentro anual e itinerante que fundó el Partido de los Trabajadores de Brasil, en el que los partidos y movimientos de izquierda, desde el indigenismo hasta el marxismo, se reúnen para discutir sus políticas públicas– es uno de los grandes villanos que se repiten en las teorías conspirativas. Su nombre se pronuncia antes o después de otros malignos, como Fidel Castro, Hugo Chávez, Nicolás Maduro o Evo Morales, supuestos ídolos del tabasqueño.
Un hombre que dice odiar a todos los reporteros por corruptos asegura que Morena recibe dinero del gobierno de Venezuela para crear un continente comunista que acabe con la individualidad de las personas. A su lado, su compañero de plantón, asiente y afirma, con absoluta seguridad, que en México hay infiltrados bolivarianos cuyo trabajo es convencer a los mexicanos, a través de redes sociales, de modificar la Constitución para que el presidente Andrés Manuel López Obrador gobierne hasta su muerte y luego herede el poder a sus hijos.
En el campamento Frena existe la convicción de que los medios tradicionales mienten o están cooptados por el Poder Ejecutivo, lo que deja como única opción informativa a las redes sociales. La mayoría refiere como evidencia de sus creencias alguna publicación de Facebook cuya fuente no pueden recordar o algún mensaje por Whatsapp enviado por otra persona que detesta al presidente.
“Sí creo (que el presidente Andrés Manuel López Obrador) es corrupto. Sí lo es, pero eso es creencia, no puedo afirmarlo. No tengo prueba alguna y no puedo presentar ningún papel para decir ‘aquí está’, pero sí, eso es un punto de vista. La ‘prueba’ que puedo dar, es que sus hijos hoy día viajan en jets privados, dicen tener empresas y es mi opinión que eso es lavado de dinero”, dice Luis Gárate, de la Ciudad de México.
Un Hombre-Lobo Hitleriano
La mañana en el plantón de Frena transcurre con languidez. Después del pase de lista, poco hay que hacer en esa mitad del Zócalo ocupada desde el 23 de septiembre y que, según su líder Gilberto Lozano, espera en los próximos días a 7 millones de personas, es decir, más que toda la población de Paraguay o Bulgaria.
Un grupo de familias que viste ropa modesta baja de un camión estacionado detrás del Palacio Nacional y entra rápidamente al campamento para ocupar varias casas de campaña y luego formarse para recibir un puñado de alimentos. Un hombre instala una carpa que dice “Biblioteca Frena”, pero su tarea termina pronto y rápidamente se le dibuja un gesto de aburrimiento en el rostro. Otro más carga con una marioneta del presidente Andrés Manuel López Obrador con cuernos de demonio.
“¡Aquí vamos a estar hasta que renuncies, maldito dictador!”, grita una mujer, mientras carga una imagen del tabasqueño alterada tres veces: tiene un bigote como del nazi Adolfo Hitler, un pin en el saco con los colores de la bandera del orgullo LGBTTTIQ y unos colmillos de hombre-lobo.
Ese, dice, es el verdadero rostro del presidente: el hombre que, según Frena, se deja manejar por todas las fuerzas oscuras del mal.
@oscarbalmen