- Citlalli Hernández cuenta por qué quiere ser la número 2 en el organigrama de Morena y por qué se alió con un hombre que parece más su contrincante que su compañero de fórmula.
EMEEQUIS/Óscar Balderas
Al momento en que la senadora con licencia Citlalli Hernández conversa con EMEEQUIS, su nombre es tendencia nacional en Twitter.
Horas antes, un profesor de la Universidad Iberoamericana, Rodrigo Perezalonso, publicó un tuit burlándose del físico de esta mujer de 30 años que aspira a convertirse en la próxima secretaria general del partido en el poder. La legisladora respondió así en su cuenta de Twitter: “En realidad no me importa que me critiquen por mi físico (…) Ojalá pronto encuentre paz”.
El final de esa polémica ha sido radicalmente distinto para ambos: él perdió su empleo como docente y ella, en plena campaña, ha elevado su reconocimiento público con su nombre resonando por todos los noticieros y en las redes sociales.
Esa respuesta de Citlalli Hernández, cuentan sus cercanos, retrata su personalidad: conciliadora y dialogante, aunque apasionada. Por eso es que, cuando el 6 de septiembre pasado anunció que su candidatura iría en mancuerna con la del veteranísimo Porfirio Muñoz Ledo, experto en la confrontación política y aspirante a la Presidencia de Morena, a más de uno le pareció una contradicción en el currículum de la joven política.
“Hay distancia entre Porfirio y yo”
“Está claro que un gran sector de la militancia mira con esperanza esta dupla entre Porfirio y yo. Y también que hay muchos a quienes no les gusta. Yo te diría que sí hay distancia, desde luego, entre las trayectorias y las visiones”, admite Hernández, a quien la separan 57 años de vida con el expresidente de la Cámara de Diputados.
Mientras Citlalli Hernández concilia en Twitter, su compañero Porfirio Muñoz Ledo hace todo lo contrario: insulta al excandidato presidencial Ricardo Anaya: “esa calva seráfica está hueca de ideas”, le dijo al panista en su regreso virtual a la política. Amaga con expulsar al canciller Marcelo Ebrard de Morena, acusándolo de acumular riquezas inexplicables para su eventual campaña presidencial.
El estilo personal de hacer política, y la edad, no es lo único que los separa: ella solo ha militado en Morena y él quiere ser el único mexicano en la historia en dirigir tres partidos distintos: el PRI, PRD y Morena; ella presume venir de la calle y él es un político que nació en cuna de oro; ella asegura tener el respaldo de la mayoría de la militancia y él está enfrentado con la cúpula morenista, tras sus severas críticas al presidente Andrés Manuel López Obrador.
“Seguramente entre la militancia hay mejores propuestas que Porfirio, pero esta es una elección que se gana con reconocimiento público y Porfirio tiene ese reconocimiento”, asegura Citlalli Hernández. “Me queda claro que entre la militancia hay fórmulas ideales que no contemplan a Porfirio Muñoz Ledo, pero yo sí estoy”.
Morena, un concurso de popularidad
Ese pragmatismo para ganar la elección, cuenta la legisladora, es la consecuencia de que el tribunal electoral haya obligado a Morena a elegir su dirigencia mediante una encuesta abierta, donde el mayor atributo para ganar sea la fama o la amplia exposición en los medios de comunicación.
“Y si eso fuera poco, el INE emitió la convocatoria de la elección sin fiscalización y sin reglas. Y hoy vemos a candidatas y candidatos que se ve que tienen mucho dinero y que están metiendo anuncios espectaculares, pautas de miles de pesos, lonas por todos lados y eso agudiza la inequidad en la contienda.
“Me queda claro que hay compañeros con mayor ingreso, pero imagínate ¡gastar en espectaculares! Cuando fui a Guadalajara me contactó un periodista y me ofreció sus ‘servicios’ de entrevistas. Me dijo que ya le había vendido cerca de 4 o 5 entrevistas a otros aspirantes. Por respeto a ellos –porque es vergonzoso– no doy sus nombres, pero le pagaron 6 mil o 7 mil pesos por esos arreglos en medios”, revela Citlalli Hernández.
Su apuesta, dice, es otra: en vez de rentar bardas y tapizar puentes peatonales con enormes lonas con su nombre, ella va a los parques y plazas para juntar firmas para la consulta que busca enjuiciar a expresidentes y escuchar a la militancia.
Una campaña de 8 mil pesos
Esa es la fórmula que le ha servido en su corta, pero meteórica carrera política: el círculo cercano de Citlalli Hernández la recuerda como una joven estudiante que solía repartir folletos a favor de Morena de casa en casa, embarrada en bloqueador solar y con una discreta gorra guinda. Se le vía en plantones en el Centro Histórico, en círculos de estudio marxistas en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM y en boteos a favor de Andrés Manuel López Obrador en la alcaldía Iztacalco.
En 2015, con 25 años, fue electa diputada local, por su trabajo en las juventudes morenistas de su alcaldía y, tres años más tarde, con solo 27 años, llegó al Senado de la República.
“Yo apenas me he gastado 8 mil pesos en mi campaña”, asegura. “Solo he hecho dos vuelos, uno a Nuevo León y otro a Jalisco. Lo demás lo gasto en gasolina y casetas. Hago campaña austera porque tengo muchas reuniones por Zoom y estoy activa en redes sociales. Y cuando salgo de la Ciudad de México, me hospedo y como en las casas de los militantes”.
Pero no sólo con trabajo legislativo, visitas de puerta en puerta, boteos y tuis, Citlalli Hernández se ha ganado la simpatía de los morenistas. El mes pasado destinó todo su sueldo mensual en la Cámara Alta para comprar boletos de avión, que regaló a la militancia que podría llevarla a la posición número dos en Morena, un acto que ha sido criticado por sus competidores.
“Yo le diría a mis competidores que mejor destinen esos enormes presupuestos que tienen a defender a Andrés Manuel López Obrador y la Cuarta Transformación del embate de la reacción, en lugar de estar enfocados en apostarle a su imagen pública”.
“Soy una militante de tiempo completo”
“Ya inició la primera encuesta de todos los aspirantes registrados. De ahí saldrán solo seis aspirantes a la Presidencia y seis aspirantes a la Secretaría General. Y las pocas encuestas que se han hecho públicas nos mantienen a la cabeza. Aunque tengan mucho dinero, de los aspirantes yo soy la que más apoyo me manifiesta la militancia”, confía Citlalli Hernández.
Si gana, adelanta, su agenda tendrá tres componentes principales: primero, explotará esa personalidad conciliadora que propios y extraños le reconocen y buscará unificar a Morena alrededor de objetivos comunes.
Luego, garantizará un presupuesto para darle a cada comité regional y de base las herramientas mínimas para salir a las calles y recuperar su capacidad de organización: al menos, una mesa, sillas, carpa, bocina, micrófono y proyectos para cada célula de Morena en todo el territorio nacional.
“Y vamos a garantizar que cada mes sea publicado nuestro periódico, Regeneración, porque tenemos que recuperar esa vocación de informar”, dice la senadora con licencia que estudió Periodismo en Ciudad Universitaria y que solía deslizar ese periódico bajo las puertas de los vecinos de la Unidad Habitacional Nonoalco-Tlatelolco, cuando Morena buscaba su registro como partido político.
Y, por último, su garantía de que Morena no postulará en 2021 a candidatos ligados al viejo régimen o con dudosos perfiles, pese a su reconocimiento público. En lugar de eso, promete, se intensificará la creación de nuevos cuadros políticos con un perfil técnico-administrativo.
“¿Qué obtiene el militante cuando vota por mí? A una mujer de izquierda que es militante de tiempo completo. A mí no me distrae nada más que este proyecto”, dice Citlalli.
“Nací y me formé políticamente con Morena. Vengo de la base, tengo la esencia de una activista. Tengo experiencia como diputada y senadora, pero sobre todo tengo algo que pocos tienen: tengo la piel gruesa y las herramientas para hacer diálogo y conciliación política”.
@oscarbalmen