Imagínense pasar una cuarentena rígida de 5 meses en los cuales solo puedes salir a la calle a comprar lo necesario para comer, pero le has tenido que decir adiós a las visitas familiares, a las reuniones con amigos, a los paseos a centros comerciales, a las idas al cine, a la aventura de recorrer rutas en campo abierto bajo la lluvia en cuatrimoto, al ir al parque a jugar basquetbol con los hijos, en fin, a toda actividad social que pudiera causar que uno contrajera el fatídico virus Covid19 y que por ende pudiera contagia a padres viejos y enfermos o poner en riesgo lo más importante en la vida vida, la familia.
¿Qué solución encontré para este dilema? Se le conoce como realidad virtual, y su verdadero nombre es Oculus Quest, el primer sistema de realidad virtual INALAMBRICA al alcance de los bolsillos de cualquier clase mediero con ganas de sacrificarse y pasar hambre un par de meses pero con ganas de invertir un poco en horas ilimitadas de diversión.
Del día a la mañana cambié la visita al centro comercial por un duelo de espadas de luz con el mismísimo Darth Vader, quien primero me entrenó en las artes oscuras de los Sith antes de traicionarme y retarme a un duelo de espadas. Es increíble presenciar “en persona” la intimidante e imponente presencia del Señor Oscuro de los Sith. Un verdadero sueño hecho realidad.
Cambié la visita al parque por partidas de 18 hoyos de golf virtual en el juego Pro Putt VR Golf, o juegos de Tenis o Raquetball en Sports Scramble o RacketNX o de repente me encontraba en medió del emparrillado, siendo el Quarterback titular de mi equipo y lanzando pases de anotación a diestra y siniestra en 2MD Virtual Football.
Al jugar Sairento pude convertirme en un ninja capaz de manejar una espada al mismo tiempo que disparo cientos de balas con una interminable cantidad de armas dando 3 giros mortales en el aire. Está demás decir que eso sería más que imposible en la vida real gracias a mis 105kgs de peso y “excelente” condición física. O bien, me convertí en un pirata espacial en el juego tipo “arcade shoot´em up” Space Pirate Trainer.
Cuando necesitaba relajarme o meditar, podía entrar a una clase de Yoga o Tai Chi virtual, o si de plano quería ver mis proezas como artista (dibujar palitos es a lo mas que llego) me podía meter a juegos como SculptVR o Tilt Brush y hacer dibujos y diseños en tercera dimensión.
Nunca he sido una persona que se caracterice por tener la mejor condición física, pero es difícil no emocionarse con juegos fitness como BoxVR (ahora renombrado FitXR) o Thrill of the Fight, en los cuales una simple sesión de 10 minutos es suficiente para dejarte postrado en la cama el resto del día, dejándote los brazos y las piernas como gelatina después de hacer decenas de sentadillas y soltar cientos de golpes contra contrincantes virtuales o bien, al ritmo de la música.
Y para diversión pura, nada como jugar Beat Saber, juego en el cual tienes en tus manos dos espadas de luz con los cuales tienes que tasajear cubos virtuales a diestra y siniestra a ritmo de tus canciones favoritas.
Finalmente, juegos como Drop Dead y Death Horizon cumplieron mi fantasía distópica y postapocalíptica, al poner en mis manos las armas más jamás inventadas para terminar con hordas interminables de Zombies de todos colores y tamaños. Es increíble poder conectarse remotamente con otra persona y combatir espalda contra espalda a cientos de muertos vivientes.
Pero eso no es todo, les comenté que también pude visitar “en persona” lugares increíbles como La Torre Eiffel, La Pirámide de Giza, La Estatua de la Libertad, Las Cataratas del Niagara y El Monte Fuji? Todo esto sin gastar un centavo y pudiendo admirar su gran magnitud a escala real, en 3D y a todo color. Y para rematar esta experiencia, me metí a una sala de cine virtual a ver la película Star Wars Rogue One en tercera dimensión, con palomitas caseras reales al alcance, por supuesto.
El Oculus Quest logró convertir esta cuarentena en una divertida experiencia, y pensar que apenas estamos viviendo el comienzo de la realidad virtual comercial. El cielo es el límite para esta tecnología.