Durante el confinamiento y la nueva normalidad detonó la industria pornográfica, el aislamiento provocó que miles de personas en el mundo buscaran contenido que les provocara una sensación de distracción y relajación diferente a las “comunes”
Para algunas sociedades como la nuestra la pornografía es algo de lo que no se habla y se aparenta que no existe. La sexualidad como muchos otros temas son tabúes de los que no es posible entablar conversaciones, pues la ideología o el cómo abordarlos es un gran problema debido a los estilos de comunicación entre padres e hijos.
El problema no es que los adultos vean pornografía, sino que los niños y los adolescentes tiene acceso abierto a ella en internet sin ninguna advertencia o formación al respecto.
Cuando en casa no se habla sobre sexualidad de ninguna manera la pornografía es la maestra en el tema, durante las reproducciones (de buena o mala calidad, machista, feminista o gay) los jóvenes se inician en el arte de la seducción, por llamarlo de alguna manera.
Pese al Covid la pornografía es una industria que ha crecido y se ha favorecido además de miles de seguidores nuevos y constantes, de millones de dólares.
El psicólogo Justin J. Lehmiller asegura que parte de este proceso se debe a la Teoría del manejo del terror pues “cuando se nos recuerda nuestra propia mortalidad, alteramos nuestras actitudes y comportamientos de manera subconsciente para ayudarnos a lidiar con el prospecto aterrador de nuestra eventual muerte”, de manera que el aumento de consumidores de pornografía en internet es un efecto secundario de la pandemia.
Los números de visitantes a las páginas de pornografía aumentaron conforme más y más países se confinaron.
México, Francia e Italia son los países que más visitantes registraron cuando el sitio Pornhub dio acceso gratuito a su contenido premium en apoyo al #quedateencasa.
La imaginación de los productores llevó a plantear contenido Covid es decir, los actores llevan mascarillas, guantes e inclusive trajes de protección 4510, de esos que usa el personal de salud para permanecer a salvo del virus.
Pero mientras algunas madres de familia se preocupan porque sus hijos ven pornografía y no saben cómo abordarlo, algunos adultos lo disfrutan en silencio sin hacer comentarios al respecto.
La gran cantidad de información a la que están expuestos los jóvenes les hace acceder fácilmente a la pornografía, la cuestión entonces es saber cómo tratarla en casa. Si la pornografía es el efecto secundario de la nueva normalidad, estudiar y trabajar en casa, entonces es importante tomar cartas en el asunto, por salud mental.
La solución para los efectos secundarios de la nueva normalidad es ocuparse en algo distinto de nuestra rutina cotidiana. Aprender nuevas habilidades, jugar más en familia, caminar para tomar el sol y proveernos de vitamina D y encontrar la manera de disfrutar el estar en casa, todo el tiempo.
La salud mental es parte de lo que tenemos que tratar como efecto secundario del Covid, además de la vista (diría yo) derivado del teletrabajo, encerrados no producimos serotonina, pues no nos da el sol y por eso tenemos estos bajones de energía y satisfacción. Quizá antes no caminábamos mucho, pero los trayectos nos permitían tomar el sol y distraernos.
La pornografía no es una actividad a juzgar pues para todo hay gustos y aficiones, pero al igual se debe mesurar, lo mismo que el ejercicio, la alimentación, etc..
Cuando, como padre de familia, se encuentra uno ante el descubrimiento de un hijo consumidor de pornografía la pregunta a responder es ¿qué se quiere hacer al respecto? y, por ende, ¿cuál será el plan de acción a seguir?
Lo difícil es evitar la tentación a espiar y revisar constantemente el teléfono o la tableta y confiar en que las acciones toman buen curso y sobre todo no estallar en rabia y permanecer en calma.
Gracias a que el Covid ha favorecido la industria pornográfica en internet podemos dilucidar que quizá hay una manera de estudiar la sexualidad por medio de ella siempre y cuando se tenga una guía, interesante será el preguntar a un sexólogo el cómo educar en casa con una sexualidad con comunicación abierta y segura de manera íntima.
Pero mientras son peras o manzanas The New York Times publicó un artículo donde asegura que el sector salud estudia el aplicar el sistema de salubridad que tienen las empresas gringas productoras de pornografía donde cada 14 día hacen pruebas de VIH a sus actores además de tener un protocolo con el siguiente proceso en caso de un contagio: ubicar, analizar, tratar y rastrear, sobre todo porque el Covid, durante su periodo de incubación de 14 días en ocasiones da un falso negativo a la prueba pues únicamente es detectado cuando la enfermedad ya está bien fijada en el sistema de su huésped.
Finalmente, aunque podemos aprender algo bueno de la pandemia la pornografía sigue siendo una elección, así que, si le llega por ahí una encuesta sobre ella respóndala libremente, son anónimas y los resultados que arroja son muy interesantes.
Si no ha sido la pornografía ¿cuál es su fetiche durante la nueva normalidad?
Laus Deo
@paulanajber