Aquel ahora lejano año dos mil me alcanzó en uno de los lugares más maravillosos de la República Mexicana, me refiero a Chiapas, esa entidad que parece haber salido de la imaginación del maestro Gabriel García Márquez, el realismo mágico en toda su expresión, los paisajes, el clima, sus costumbres, su gastronomía, su gente, la vida misma, recuerdo a la distancia cómo todo sucedía tejido sobre colores y marimba.
Esa zona del país, Chiapas en particular tiene una historia de independencia que siempre me ha llamado la atención y que no recordaba aún y cuando la había estudiado en la escuela primaria. Fue hasta ese 1999 que sus habitantes me hicieron recordar el suceso. Uno de esos días calurosos en Tuxtla Gutiérrez, recién desempacado del centro del país, caminaba rumbo al puesto más socorrido de Pozól, acompañado por mis amigos del lugar nos topamos con el monumento a la Bandera; primer descubrimiento para mí, en ese momento era el símbolo patrio más importante de la capital chiapaneca. Era 14 de septiembre y una comitiva de pequeñitos estaba dispuesta a rendir honores a la bandera, y pensé, disfrutaré de la ceremonia en medio de los casi 40 grados centígrados y con mucha humedad en el ambiente, el evento inició, mis amigos adoptaron una postura solemne misma que repliqué, pero la sorpresa fue que no escuché los primeros acordes del Himno Nacional Mexicano sino el Himno Chiapaneco. Para no verme imprudente esperé a que concluyera la ceremonia para preguntarles por qué se entonaba primero el himno local y luego el nacional. Siempre ha sido así, respondió uno de ellos. Y adelantaron la ceremonia del 15 verdad, afirmé ingenuamente. No te sabes la historia. ¿Cuál, la de la independencia de México? Y en ese momento uno de mis amigos se puso la mano sobre la frente y resignado comenzó con una relatoría que no recordaba del todo. Qué no te enseñaron en la escuela que el 14 de septiembre de 1824 Chiapas se anexó a la República Mexicana. Sí, pero fue en la primaria y de eso ya pasaron muchos años. Mañana 15 de septiembre, dijo Alejandro, se celebra el inicio de la guerra de Independencia mexicana y se celebra como día nacional, cierto. Sí claro y con su consumación, el 27 de septiembre de 1821. Exacto, pero ¿Todo México en su conjunto se independizó? Tengo entendido que sí, respondí. Pues no, en 1821 Chiapas no formaba parte de lo que ahora llamamos México, pero tampoco sabían los pobladores si pertenecían a Guatemala o permanecían como una colonia del Imperio Español. Eso no lo vi en la escuela dije yo con total sinceridad y humildad por no decir ignorancia.
Así que el 28 de agosto de 1821, un mes antes de que Juan José Espinosa de los Monteros, secretario de la Suprema Junta Provisional Gubernativa, redactara el documento fundador del Estado Mexicano, los vecinos de Comitán, declararon la independencia de Chiapas del Imperio Español al adherirse al Plan de Iguala, días después en Guatemala se proclamó la separación de la provincia chiapaneca. Ya voy entendiendo, le dije, en ese momento Chiapas pasó al lado mexicano. Sí, pero, el imperio de Iturbide fracasó y entonces nosotros nuevamente quedamos desvinculados de México, la Junta Suprema Provisional declaró la separación del estado del resto de la nación mexicana.
Los pequeños niños chiapanecos terminaron la ceremonia, además de cantar los dos himnos, claro, primero el de la entidad y luego el nacional, tocaron un rato la marimba, pero recuerdo que una pequeña de aproximadamente 10 años tuvo una intervención en el estrado, tomó una hoja de cartulina y según yo leyó que el 23 de octubre de 1823 se proclamó el Plan de Chiapas Libre, el cual decía que la entidad se encontraba en completa libertad de tomar la decisión de unirse a Guatemala o a México.
Esa misma pequeña, que me sorprendió por la fluidez de su lectura, recuerdo que pasó a mi lado junto con su mamá y dos pequeños hermanos, les sonreí y me atreví a comentarle a la mamá y a la niña que estaba gratamente sorprendido por la fluidez que había mostrado la pequeña para leer la efeméride. No la leyó, dijo Alejandro, no la leí confirmó la pequeña, entonces qué buena memoria tienes dije yo, ninguna de las dos cosas afirmó la mamá, aquí en Chiapas a los niños les contamos la historia de nuestro estado, se la saben, pero además de conocerla la entienden y distinguen por qué es tan importante el 14 de septiembre.
Y entonces quedé mudo, Alejandro me observó con cara de aquel que se siente orgulloso de su gente y sin duda así era. Pero faltaba la cereza del pastel, la pequeña me dijo directo a los ojos y sin acordeón que la decisión del pueblo de Chiapas fue un referéndum sin precedentes. Los bisabuelos de mi mamá salieron a votar, en la elección el resultado fue a favor de la anexión definitiva a México con 96,826 votos y 60,400 a favor de quedarse en Guatemala. Las votaciones terminaron el 12 de septiembre de 1824 así que la Junta Provisional se pronunció a favor de la anexión de Chiapas a México, por lo que se proclamó la unión de nuestro estado al resto del país el 14 de septiembre de 1824, un día como hoy.
Qué hace uno frente a tanto talento estimado lector, talento, conocimiento, civismo, orgullo, cómo le hizo esa familia para sembrar en la pequeña ese sentido de pertenencia a su tierra, a su estado; qué tendríamos que hacer hoy para lograr que por lo menos la mitad de las familias pudiéramos conseguir que nuestros hijos amen la tierra donde nacieron y que no se aprendan fechas y nombres para pasar exámenes o recitar efemérides en ceremonias cívicas.
Los colores, la marimba y el calor fueron mi ecosistema por casi dos años y pude percatarme que el pertenecer a un pedazo de tierra no representa nada si cada uno de nosotros no visualiza la importancia de los hechos, de las tradiciones, de las costumbres, de la gente, de la historia, de la vida.
Tómese un pozól en honor de nuestros hermanos chiapanecos y pase unas felices fiestas patrias en casa.
@ericazocar