En los tiempos de la Cuarta Transformación se emplean viejas tácticas priistas para mantener la cohesión entre los seguidores del presidente Andrés Manuel López Obrador, como descalificar al adversario: acusarlo y en la misma parrafada denostarlo para restarle credibilidad y así anular su posible respuesta. La forma en que las redes sociales magnifican un dicho, eleva a verdad una sospecha, la rapidez con que se difunde y transforma una elucubración en certeza, dejan al otro sin la posibilidad de defensa alguna, pero, sobre todo, sin oportunidad de dirimir qué de todo de lo que se dice puede ser cierto.
Es sencillo darle la razón a Giambattista Vico, quien escribió “El criterio de la verdad es haberla fabricado”, identificados en una masa a la que gobierna el anhelo de transformación, los tetratransformistas ya sólo creen en las historias que se fabrican para explicar el destino marcado por su líder.
A través de mis redes leo mensajes en contra de Enrique Krauze y Héctor Aguilar Camín por dirigir Letras libres y Nexos, como ya fueron satanizados por Jesús Ramírez como dueños de imperios de corrupción que se atrevieron a hacer negocios con los regímenes anteriores, nada bueno se puede decir de ellos o de sus empresas culturales; no me sorprende la réplica de esos ataques de quienes en su vida se han acercado a una de esas revistas, consumido algún producto de Clío o de Cal y Arena, pero sí me llama la atención encontrar entre quienes los descalifican algunos nombres de conocidos que antes de la Cuarta Transformación no dejaban de presumir cuando alguna de esas revistas les publicaba un ensayo, cuento, poema o artículo.
Cuando estos descalificadores defienden las mentiras de Jesús Ramírez en contra de estas empresas culturales en las que alguna vez se sintieron orgullosos de participar, a propósito, olvidan que sabían del modelo de negocios con que los medios impresas logran obtener recursos, que la venta de espacio publicitario a los gobiernos es legal; ¿van a quemar los ejemplares en los que apareció su nombre, los libros que les editaron, los programas en que orgullosos participaban? No, simplemente los eliminarán de sus recuerdos, porque al descalificar a los nuevos adversarios consiguen la pureza del olvido.
Constantemente cito Masa y poder de Elías Canetti, sobre todo en relación con el poder del miedo sobre la masa para justificar sus acciones. Así funciona la descalificación, el objetivo lo es todo, no se permite el razonamiento, la idea de que somos puros y estamos colaborando para acabar con el mal; el otro, el enemigo, el estigmatizado, debe ser derrotado, no importa si nos amenaza o no, tiene que ser destruido en nombre de una verdad fabricada.
Coda. Es la Rosa de los vientos, le dije a mi hijo, en todos los mapas hay uno de esos, señalan los cuatro puntos cardinales, el Norte, Sur, Este y Oeste, por eso tienen esas letras. La Rosa de los vientos la usaban los viejos navegantes para poder orientarse y volver a casa. Entonces le mostré una brújula y caminamos por la casa en búsqueda del Norte. La tarea se trataba de que el niño aprendiera los límites territoriales, de entidades federativas, municipios y colindancias, fronteras naturales y artificiales. Como siempre nos ocurre, después de un largo rato de divagar, nos pusimos serios y en unos minutos terminamos la tarea de acuerdo a las instrucciones del libro de trabajo. Al terminar de colorear los cuatro municipios que colindan con la capital, me pidió volver a la Rosa de los vientos, eso me permitió enseñarle que el Norte no es arriba ni el Sur abajo, que la mejor forma de identificar los puntos cardinales es usar su cuerpo como referencia. Hoy mi hijo cumple ocho años, me siento agradecido por permitirme contarle cosas, que quizá, alguien más escribirá.
@aldan